EXTRA: Boda

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NARRADOR OMNISCIENTE

— ¡Nymphadora Tonks! –rugió Artemisa, persiguiendo a una bruja de cabello azul eléctrico. – ¡Vuelve acá!

— ¡No me atraparás con vida! –chilló Dora, corriendo con más rapidez. Tropezó con sus propios pies, ocasionando una caída monumental. – Auch.

Artemisa caminó hacia ella, mirándola con cara de poco amigos. El cabello de la metamorfaga se había tornado de un color rojo vivo, al igual que dos grandes manchas de color carmesí se formaban en sus mejillas.

— ¿Lograste atraparla? –una mujer de aspecto afable pero autoritario se posó a unos metros de las dos chicas. Su cabello era castaño oscuro, lo cual beneficiaba notablemente el color de su rostro pálido, que iba acompañado por unos ojos grandes y castaños. – Hija, te he dicho miles de veces que correr no es tu fuerte.

Dora se levantó del suelo, hundiendo los hombros. Se sentía humillada.

— Lo sé, mamá –murmuró, muriéndose de vergüenza. – Pero...

— Nada de eso, Dora –Artemisa enganchó con fuerza su mano en el brazo de la metamorfaga. – ¿Podrías dejar de huir cada vez que intentamos arreglarte? ¡Llegarán todos los invitados y tú aún seguirás sin estar lista!

La bruja bufó, quitándose el cabello de la cara.

— Tranquilízate, Dora –la consoló Andrómeda Tonks, de soltera Black, su madre. – Yo estaba igual de nerviosa el día de mi boda. Pero verás que será muy rápido y no hay nada que temer.

— ¡No es eso, mamá! –chilló Dora, intentando zafarse del agarre de su mejor amiga. – ¿Qué sucedería si Remus cambia de idea y no viene? ¿Y si me resbalo con la tela del vestido y termino sobre el pastel que con tanto esmero prepararon ustedes? ¿Y si...?

Artemisa soltó una risa estruendosa que se escuchó por toda la casa de la familia Tonks.

— ¿De qué te ríes, Arts?

— ¡De lo iguales que son tú y Remus! –exclamó la chica, quitándose las lágrimas de gozo que se habían formado después de haber reído tanto. – Ambos siempre creen que todo lo que hacen saldrá mal. Tenías que haber visto a Remus hace dos días, ha entrado en colapso, diciendo que él no podía creer que tú te casarías con él y estuvo balbuceando incoherencias referentes a que alguien te había hechizado para tú creyeras que estabas enamorada de él?

Andrómeda soltó una risita ahogada entre sus finos labios rosados.

— ¿En serio, Arts? ¿Remus pensó eso? –Dora había comenzado a relajarse, sonriendo con la naturalidad que tanto había enamorado a Remus.

— ¡Claro que hablo enserio! –la chica de cabello castaño le sonrió con amabilidad a Dora. – Ahora, tienes que venir con nosotras, nos hacen falta por hacer muchísimas cosas más.

Tres horas más tarde

— ¡Hemos terminado! –Artemisa alzó las manos al cielo, dándole gracias a Merlín. – Has quedado demasiado bella.

— Más bella que de costumbre, diría yo –admitió la madre de la novia. – Estoy tan orgullosa de ti, nena.

— Gracias, mamá –Dora sonrió radiantemente, cambiando el color de su cabello a rubio dorado muy, muy brillante.

Alguien llamó a la puerta, tocando suavemente. Andrómeda, con lágrimas en los ojos, se acercó a la puerta y la abrió, dejando ver a Ted Tonks, su esposo.

Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora