Capítulo 2

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La celebración de nuestros cumpleaños fue un evento muy simple pero muy especial para mí. Narcisa había mandado hacer dos grandes pasteles, uno para Draco y uno para mí. Theo y Blaise eran los únicos invitados, sin contar a algunas amigas de Narcisa y mi querido mejor amigo, Scorpius.

Theo parecía encontrarse un poco molesto cuando se enteró de que Draco y yo éramos novios, Blaise se había emocionado mucho y había comenzado a hablar sobre la hermosa pareja que éramos, lo compatibles que éramos y la manera en que siempre Draco me había mirado; tal vez se le pasó la mano cuando empezó a tomar las cervezas de mantequilla que habían traído el pequeño ejército de elfos domésticos que vivía en el sótano de la Mansión Malfoy.

Al momento de la entrega de regalos, Theo me obsequió una radio mágica y una lista de las mejores emisoras, Blaise dijo que se le había quedado el regalo en su casa pero que me había comprado un pack de maquillaje (supuestamente su madre había escogido todo). Por último, Draco me regaló una tonelada de chocolates, caramelos de menta y varitas de regaliz. Yo le di una tarjeta escrita por mí misma y una fotografía mágica donde aparecíamos ambos riéndonos, sentados en nuestra sala común. Fue bastante emotivo.

Al momento de irme, Draco no quería soltarme. Estaba convencido de que me permitirían quedarme en su casa. Con ayuda de Theo y Blaise, logramos que me soltara, con Scorpius en los hombros corrí hacia la chimenea, tomé un poco de polvos flu, me despedí de todos y susurré la dirección de la casa Black (no quería que los demás supieran mi paradero).

Tremenda sorpresa se va a llevar Sirius cuando le cuenta que Draco Malfoy era mi novio.

**

– ¡No puedes! ¡Totalmente prohibido! – Sirius no paraba de gritar, caminaba de un lado hacia el otro y no paraba de negar con la cabeza. – ¡Es un Malfoy!

– Y tú eres un Black, técnicamente eres su tío. – Me encogí de hombros y seguí leyendo el diario El Profeta.

– ¡No me importa si soy su tío o no! – Vociferó mirándome con aires de grandeza acumulada. – Su padre es un mortífago, su tía también y su madre es un pan de azúcar mortífero. El niño también es un mortífago, ¿no es así? ¡Te han lavado el cerebro!

– Basta, Sirius. – Rodé los ojos sintiéndome la adulta responsable en una conversación con un adolescente malhumorado. – Quiero mucho a Draco, de verdad que sí. No importa de dónde viene, ¿no? Tú perteneces a una familia que es relativamente malvada pero eso no te hace un mal hombre. Además, Draco es mi mejor amigo después de Scorpius... ¿acaso nunca te has enamorado de alguien? ¡Deberías saber cómo me siento!

– ¡Por supuesto que me he enamorado de alguien, Emi!

– ¡Entonces deberías saber que no me importa si es una buena o mala persona! ¡Lo quiero mucho! – Me dejé caer sobre el sillón. – Nada de lo que me digas hará que cambie de pensar.

– ¡Eres tan terca! – También se dejó caer en el sillón. – Si te llega a hacer algo, ten por seguro que haré que pague caro. Diente por diente, ojo por ojo. – Murmuró con autoridad. Sonreí débilmente.

– Eres el segundo en la lista, Scorpius se anotó hace tiempo...

– ¡Excelente! ¡Seremos un gran equipo! – Soltó un suspiro. – Por cierto, Albus vendrá por ti en media hora, deberías ir a arreglarte.

– ¡Cierto!

Me levanté del asiento, cerré los ojos y me aparecí en mi habitación.

– ¡QUE PUEDAS APARECERTE NO SIGNIFICA QUE DEBAS HACERLO TODO EL TIEMPO! – El grito de Sirius llegó hasta mi habitación. – NO TE CUESTA NADA SUBIR LAS ESCALERAS.

Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora