Carta de Albus Dumbledore

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Mi estimada Artemisa Elissa Slytherin,

No hace falta poseer un gran conocimiento para reconocer el porqué de esta carta, ¿no es verdad? Los hechos siempre se adelantan a los supuestos, proporcionándonos grandes impresiones y dejándonos casi tan confundidos como una pequeña polilla cerca de una potente luz refulgente. Las personas siempre se me han jactado por mi gran manejo de las palabras, la exposición de las frases y la inminente presentación de la más cruda de las realidades. Nunca le he temido a la muerte, es más, le tengo más miedo a la vida, que puede ser tan incierta como el nacimiento de un nuevo ser, que a la mismísima realidad de morir.

Escucharás gran cantidad de verdades modificadas después de que, inevitablemente, ya no me encuentre en el mundo de los vivos. Por esa razón, desde un principio quise que supieras un poco sobre mi vida, aquella vida donde cometí infinidad de errores y equivocaciones, aquella vida donde perdí a las personas que amaba por el único hecho de querer el poder. Como te relaté en una de nuestras sesiones, alguna vez quise ser el amo de la muerte, quería controlar tanto la vida como la muerte, estuve convencido de que siendo poseedor de las Reliquias de la Muerte podría hacer tantas cosas a mi favor que quedé cegado por la codicia. Me arrepiento cada día, y me seguiré arrepintiendo hasta el momento donde dé mi última respiración.

Necesito que leas lo siguiente con gran atención, olvidándote de cualquier pensamiento que esté revoloteando por tu maravillosa cabecilla. Mi muerte nunca debe ser planteada como un accidente trágico, ni una venganza atroz, ni una traición. Todo fue, de una u otra manera, planeado por Severus y por mí. Debes estar confundida, más que confundida, así que intentaré sacarte de esa burbuja donde abarca el sentimiento incierto de la duda.

El joven Draco Malfoy, hijo de un mortífago, recibió la tarea que más ansiaba Lord Voldemort. Asesinarme. Claramente, Voldemort sabe que Draco no tiene ese grado de maldad que implica el matar a una persona, considerando que esa persona es totalmente inocente. Esto es simplemente un castigo para la familia Malfoy, una tortura lenta para los padres del muchacho mientras ven que este falla y paga el precio por haber fallado. Su propia muerte y la muerte de sus seres queridos, entre los cuales te encuentras incluida. Aunque, naturalmente, Voldemort siempre tiene un plan de contingencia. Cualquiera supondrá que Voldemort acudirá a Severus. Él tiene que ser el que me mate. Pero no te angusties, Artemisa, necesito que sigas leyendo. ¿Recuerdas aquel acontecimiento que les mostré a ti y a Harry? ¿Aquella vez que Tom Ryddle robó la última reliquia que conservaba Morfin Gaunt, aquel anillo? Aquel anillo que hizo que mi mano quedara negra y sin vida, aquel anillo que contenía una maldición tan poderosa que pudo haber acabado conmigo si no fuera porque Severus logró contenerla en mi mano. De todas formas, apenas me quedaba un año más de vida, ya que los hechizos no pueden retener para siempre una maldición tan poderosa como la que contenía aquel Horrocrux.

Severus es el encargado de acabar conmigo, Artemisa, es la única opción que nos queda. Así, Lord Voldemort confiará plenamente en él y el joven Malfoy, aquel jovencito del cual has estado tan enamorada, logrará mantener su alma intacta.

Sé que tu mente ahora está repleta de información, sobre tu vida, sobre tu familia, sobre tus poderes. Sobre la muerte. Sobre por qué están sucediendo tantas cosas a la vez. Y comprendo verdaderamente tu preocupación por hallar la verdad acerca de cada uno de esos aspectos, pero tengo una propuesta para ti. Quiero que sigas viviendo como si ninguna de esas interrogantes existiera, quiero que vivas cada día como si fuera el último, quiero que valores cada uno de los detalles que se presentan en nuestras vidas, hasta los más ínfimos. Quiero que seas feliz a pesar de los contratiempos. Porque la vida siempre nos da lo que nosotros queremos, sólo que a veces no al tiempo en que lo queremos.

Pero así es la vida.

Para concluir con esta misiva, mi querida Artemisa, quería decirte que estoy totalmente agradecido por haberte conocido. Por haber vivido tantas experiencias maravillosas contigo, por haberte ayudado a entrar en el mundo de la magia, por haberte guiado por el camino más maravilloso que el mundo nos pudo haber otorgado. El camino de la esperanza y el camino del amor. Nunca olvides vivir sin amor, Artemisa, el amor es el que nos mantiene fuerte. Es aquella fuente de vida que nos da el valor de continuar respirando, el valor de dar lo que sea por nuestros seres queridos. Por aquellas personas que, aunque no sean de nuestra misma sangre, son nuestra familia.

¡Ah! Casi me ha olvidado. Necesito que tú y Harry hagan lo imposible para vencer a Lord Voldemort. Y sé que ambos son muy capaces de lograrlo. Y...podremos seguir viéndonos, en el nuevo retrato que estará en mi despacho, bueno, en mi antiguo despacho.

Jamás olvides lo mucho que te quiero, mi querida Artemisa. Jamás olvides que, aunque seas descendiente de Salazar Slytherin, tú puedes lograr construir tu propio destino.

El que puede cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino. Y eso es algo que Voldemort nunca pude ver.

PD: Fue un placer haber probado tantos dulces muggles contigo. Espero que consigas mantener mi despensa de caramelos de limón.

PD2: Quiero que conserves a Fawkes como mascota y nuevo mejor amigo. Él te acompañará en todo momento.

Te quiere,

Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.


[...]

Las lágrimas recorrían las mejillas de Artemisa Slytherin, su corazón estaba totalmente desbocado y le temblaban las manos. Había leído la carta, por lo menos, tres veces, y cada vez que comenzaba a leer los recuerdos inundaban su mente, dejándola atontada y un poco perdida.

Estaba en el bosque prohibido, rodeada de Thestrals. Scorpius estaba junto a ella, susurrándole palabras bonitas para calmarla. Fawkes descansaba sobre una rama de uno de los árboles tan altos como edificios, cantando una suave melodía.

Ella no podía creer lo que había sucedido. No podía creer que Albus ya no estuviera. No lo quería aceptar.

Sentía alivio por una parte, su novio y Severus no eran asesinos en masa. No eran malas personas. Todo fue una estrategia, una manera de ayudar a Draco. Para ayudarla a ella. Agradecía febrilmente la carta que le había redactado Albus, agradecía que Albus le hubiese aclarado las cosas porque, por las cosas que le había contado Harry a todas las demás personas, tanto Severus como Draco eran terribles personas que se aprovecharon de la debilidad de Albus.

En lo profundo, se sentía tranquila. Sabía que Albus estaba en un mejor lugar, cuidándola. Como Cedric.

Sacó su varita con lentitud, la alzó sobre su cabeza y comenzó a dibujar letras de fuego en el cielo gris.

<< Albus Dumbledore, gran profesor, excelente catador de dulces y un buen, buen amigo. Te extrañaré >>

– Espero que puedas ver esto, Albus –las lágrimas volvieron a surcar sus mejillas. – Yo también te quiero. Te quiero mucho, muchísimo.

Los Thestrals comenzaron a entonar una melodía, al compás de Fawkes y se celebró una pequeña orquesta en nombre del gran Albus Dumbledore. El mejor director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.


Artemisa Slytherin y el Misterio del Príncipe Mestizo ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora