9: Como si hubiera invadido su alma

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Tal como había dicho, se presentó a su puerta en el plazo previsto y pulsó la tecla del apartamento del piso cuarto. Cuando ella le hubo abierto, Brus entró y la esperó en el vestíbulo.
La casa de piedra tenía una escalera de madera pulida, un ascensor moderno decorado con una puerta antigua y un área de recepción decorada como un salón.

De pronto, Brus sintió como una especie de energía femenina girando a su alrededor como un fantasma perfumado. Metió las manos en los bolsillos y se dispuso a contemplar la escalera.

Alexia descendía por ella como una sirena surgida del mar Adriático. Llevaba el cabello suelto flotando sobre los hombros.
De pronto, un repentino deseo sexual recorrió las venas de Brus.

Ella descendió hasta el recibidor y ambos se quedaron mirándose
fijamente el uno al otro.

-Me gusta cómo llevas el pelo —dijo él como si tal cosa, hundiendo más las
manos en los bolsillos, allí donde su cuerpo se había puesto duro.

-Gracias —respondió Alexia con su frialdad habitual-. Pero a mí me gusta más recogido.

«Qué bruja», pensó Brus. «Ni siquiera es capaz de aceptar graciosamente
un cumplido».

-Quiero que lo lleves suelto cuando estés conmigo -ordenó él sin poder
evitar imaginar qué se sentiría al hundir las manos en aquella espesa melena.

-No empieces, Brus -dijo Alexia elevando la barbilla.

-¿Que no empiece con qué? -preguntó él dedicándole una de sus sonrisas, sabiendo que aquello la molestaría aún más.

-A decirme lo que tengo que hacer.
Él se encogió de hombros, y Alexia le señaló el área de recepción.

-Siéntate. Te traeré algo de beber.

-Gracias, pero prefiero tomarlo en tu apartamento.

-No te he invitado a subir -respondió ella mirándolo fríamente.

-Pero vas a hacerlo -aseguró Brus acercándose más-. Dentro de unos días tú y yo vamos a empezar a salir, y eso me da el derecho a conocer tu casa.

-Bien, pero tu recuerdo que dentro de unas semanas te voy a mandar a la mierda-contestó Alexia  dando un paso atrás.

-Efectivamente, así será. Y estoy seguro de que disfrutarás de cada minuto al hacerlo -dijo Brus mientras comenzaba a subir las escaleras sin ella-. Pero por ahora estás unida a mí.

Alexia exhaló un profundo suspiro y lo siguió hasta alcanzarlo. Ambos llegaron a su apartamento al mismo tiempo, y ella abrió la puerta.

-Muy bonito -comentó Brus.

Y lo era. Los suelos de madera servían de soporte a muebles de diversa
procedencia pero igual de elegantes.

Brus se dio cuenta de que los sofás
estaban tapizados en seda italiana.

La dama tenía buen gusto.

— ¿Qué quieres beber?

-Café -contestó él yendo hacia la cocina.
Brus husmeó un poco por ahí mientras ella lo preparaba.

-Se puede saber mucho de una persona viendo su heladera —dijo abriendo la de Alexia y echando un vistazo.

Estaba claro que le gustaba cocinar. Había envases con sobras de comida
y verduras frescas.

-Quiero ver tu dormitorio —dijo Brus  mientras agarraba la taza de café
que ella le ofreció.

-Ni hablar, Dolton. Mi habitación está fuera del límite.

-Para mí no. Estoy a punto de convertirme en tu novio y amante.

-Mi falso novio y amante -corrigió Alexia.

Brus ignoró lo que ella había dicho y comenzó a caminar hacia el pasillo,
por donde suponía que estaría su habitación. Ella fue detrás de él, murmurando algo sobre sus modales, o más bien sobre su falta de ellos.

Brus abrió la puerta y se quedó mudo.

-¿Qué ocurre? -preguntó Alexia a su espalda.

-Este es mi dormitorio -respondió él.
Sentía como si Alexia hubiera invadido su santuario. Su alma.

-¿De qué estás hablando?

Brus se dio la vuelta para observar a aquella mujer a la que apenas conocía

-Tengo un armario de cerezo que seguramente ha construido el mismo carpintero. Y mi cama es casi idéntica. Incluso la colcha es del mismo color.

-Tiene que haber alguna diferencia -musitó Alexia mirando su cama y luego a él-. ¿Contrataste los servicios de un decorador?

—No —respondió él negando con la cabeza—. ¿Y tú?

-No.

Ambos se quedaron mirándose fijamente, como si estuvieran atrapados.
Parecía como si hubieran estado viviendo en un universo paralelo, como si sus espíritus se conocieran de otro tiempo y de otro lugar.

Tratando de distraerse de la intensidad del momento, Brus desvió la vista hacia la cómoda. Y entonces vio las figuritas. Algunas tenían formas caprichosas, y otras brillaban como joyas, con las alas ribeteadas en oro.

La princesa de hielo coleccionaba ángeles.

Brus levantó la vista y captó una imagen de Alexia que lo dejó confundido.
Mientras ella avanzaba hacia él, el brillo de una tenue bombilla ámbar iluminó su piel, enviando destellos que danzaron sobre su pelo suelo, proporcionándole un aura celestial.

-Son preciosos, ¿verdad? -preguntó Alexia tomando una de las figuritas y
elevándola hacia la luz, hacia el halo que la rodeaba.

Durante un largo e intenso instante, Brus fue incapaz de apartar los ojos de ella. Se quedó allí parado, cautivado por su belleza, por la magia que irradiaba. Aquella figurita pequeña parecía brillar entre sus manos.

Pero antes de cometer alguna estupidez, como decirle lo maravillosa que era, Brus decidió romper el hechizo.

-Yo no creo en los ángeles -afirmó.

Ya era suficiente con que Alexia le hubiera robado la habitación. No estaba dispuesto además a que ella supiera que en aquellos momentos la consideraba una especie de ser celestial.

El rostro de Alexia reflejó un gesto de desilusión, pero Brus se dio la vuelta, se dirigió al armario y lo abrió, decidido a volver al trabajo.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó Alexia apretando la figurita contra su pecho.

-Ver la ropa que tienes.

-¿Por qué? ¿Tienes miedo de que compartamos además el mismo
vestuario?

-No, listilla. Estoy buscando algo para que te pongas en nuestra primera
cita. Algo ajustado.

-No me gusta la ropa ajustada.

-Te gustará mientras estés conmigo -le aseguró Brus.

De una manera u otra, estaba decidido a convertir a Alexia Montenegro en una mujer fatal. No en un ángel, se recordó a sí mismo. Sino en una mujer
sensual y provocadora.

Una mujer que pudiera calentarle la sangre sin calentarle el corazón.






Bueno aca les dejo dos capítulos ya que prometi uno y no subi.
Espero les grade y no se les haga largo al leer

Mi Deseable Rival (+ 18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora