Epilogo

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Alexia estaba de pie ante el espejo de cuerpo entero que había en el dormitorio que compartía con Brus, su futuro marido.

El esperaba abajo mientras las mujeres de la familia de Alexia revoloteaban alrededor de ella.

Habían decidido casarse en casa, y arreglaron todos los papeles para
celebrar la ceremonia lo antes posible.

-Estás preciosa.

María Montenegro, la emocionada madre de Alexia, ajustó la corona de flores sobre la cabeza de su hija, y luego se detuvo un instante para secarse los ojo humedecidos.

-Mamá, por favor, no llores.

-No puedo evitarlo.

Alexia se giró para abrazarla, y las lágrimas rodaron por fin por las mejillas de Maria. Lágrimas de felicidad, pensó Alexia mientras trataba de contener las suyas propias.

Cuando se separaron, ambas mujeres se quedaron mirándose en silencio
durante un rato.
Carolina, la hermana mayor y la única que no vivía en la casa de piedra, se
acercó al instante para acudir en ayuda de su madre, que necesitaba
desesperadamente un pañuelo.

Alexia tenía tres hermanas y cuatro hermanos, y la mayoría de ellos estaban presentes aquel día.

-Esto no estaría pasando si no fuera por ti -aseguró cruzando la mirada
con Carolina a través del espejo.

En cierto sentido, Carolina era indirectamente responsable de haber llevado a Brus a la vida de Alexia.

Gaston, el amor de Carolina, era amigo de Brus, y quien había sugerido que los Montenegro lo contrataran como asesor.

-Hace un mes no me dabas las gracias -bromeó Carolina.

Era cierto. Alexia había evitado adrede a Carolina y a Gaston, enfurecida por la proposición de éste. Pero ahora, se la agradecería eternamente.

Rita y Mariana sonrieron pensando en todas las noches que Alexia se había pasado maldiciendo a Brus Dolton.

El hombre al que amaba.

-Cielos —dijo la madre de la novia
secándose de nuevo las lágrimas—. Ya es casi la hora, niñas. Será mejor que bajemos. Seguro que tu padre ya te está esperando, cariño -aseguró mirando a Alexia-. Le diré que bajarás dentro de un minuto.

Todas las mujeres salieron de la habitación, dejándola sola.

Alexia observó su apariencia durante un instante, admirando la seda italiana de su vestido y el collar de perlas.
Preparada para abrazar su futuro, salió del dormitorio para encontrarse con su padre al pie de la escalera. Carlo Montenegro le dedicó una sonrisa radiante y la tomó del brazo. Ella tomó el ramo de orquídeas salvajes que le ofrecía y esperó a que sonara la música.

-Ya le he advertido a ese hombre tuyo que más le vale tratarte bien -aseguró el patriarca de los Montenegro con la voz rota por la emoción-. Y él me ha contestado que te honrará con su vida.

Justo cuando los ojos de Alexia comenzaban a llenarse de lágrimas, sonó la marcha nupcial. Padre e hija descendieron por la escalera de caracol y llegaron hasta el salón, en el que cientos de velas blancas brillaban como un mar de estrellas.

Y allí, en medio de tanta belleza mística, estaba el hombre más atractivo que había visto nunca.

Brus se giró hacia ella y sus ojos se encontraron. Estaban a punto de
entrar en el círculo que ambos compartirían durante el resto de sus vidas.







Corto pero aqui esta el epilogo de esta bella historia. La semana que viene ya estara en mi biblioteca la mini historia de Rita, hermana de Alexia, y de su Admirador secreto.
Gracias a todas por leer esta historia, gracias por sus comentarios y por sus votos.

Al terminar esta historia seguire escribiendo "Atracción Intensa" para despues poder dedicarme solo la trilogia.

"Mi corazón se regocija al saber que sus almas almas se alimentan de aventuras de amor"
Hasta la proxima

Mi Deseable Rival (+ 18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora