No hay escapatoria para el amor

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«Emma...no veo otra forma, a no ser que huyamos» dijo Regina entre las piernas de su amada, mientras esta la abrazaba por detrás, debajo del majestuoso manzano.

«Tiene que haber otra manera, Re...no puedo abandonar a mi familia...Y aunque huyéramos, tu madre vendría tras nosotras y mis padres también...nunca tendríamos paz...»

«Pero tendríamos nuestro amor...¿eso no basta?»

«¡Aunque el mundo entero estuviese en nuestra contra, eso bastaría, mi amor! Solo creo que no tendríamos vida ni paz huyendo...»

«Lo sé, Em...pero no consigo pensar en ninguna otra escapatoria...no hay escapatoria para el amor...»

«Siempre hay una salvación para el amor verdadero...» dijo Emma poniendo la mano derecha en el rostro de Regina y virándolo hacia ella para mirarla y acariciarla. Se quedaron unos segundos así, perdiéndose una en la mirada de la otra, acariciándose.

«Sobre la fiesta...y el baile con mi hermano, mientras bailaban, vi que estabais hablando bastante...¿sobre qué?» preguntó Emma curiosa

«Ah...sobre la fiesta, nuestros gustos, me dijo que le gustaba cazar, yo le dije que me gustaba cabalgar, sobre el bosque y todo lo bonito que en él hay»

«Hum...Se conocieron bien, entonces...» dijo Emma levantándose y deshaciendo sus posiciones

«¿Tienes celos, Em...?» preguntó Regina sonriendo ante el comportamiento de Emma, y levantándose ella también.

«¿Por qué debería? Ustedes se cayeron...muy bien...¿no?» dijo la rubia bajando la cabeza, de espaldas a la morena

«Hey...Em, no te pongas así...lo encontré muy amable y educado, pero nada más» dijo Regina poniéndose en frente de la rubia y colocando sus manos en el suave rostro de ella «No es él quien me arranca la respiración con solo acercarse...no es él por quien pierdo el sueño y en quien no dejo de pensar un segundo siquiera...No son sus ojos a través de los cuales viajo a otro mundo, no es su boca la que quiero besar cada vez que la veo, no es su nombre el que mi corazón grita con cada latido, no es con su cuerpo con el que quiero estar, oler, besar sin parar, no es con su sonrisa con la que quedo encantada, ni me estremezco con su toque...¿Sabes por qué Em?» preguntó, pero sin esperar la respuesta, continuó «¡Porque él no eres TÚ! Él no es el amor de mi vida y quien me hace feliz solo con el hecho de respirar» Tras oír eso, la rubia abrió sus labios en una inmensa sonrisa.

«¡Lo sé...solo quería oírtelo decir!» dijo Emma en tono guasón

«¡BOBA!» dijo Regina dándole algunas palmadas en los brazos a su rubia, haciéndola correr hacia fuera de la caverna intentando escapar de los golpes. «¡Vuelve aquí! Todavía no he acabado contigo...» dijo soltando algunas carcajadas y corriendo detrás de la rubia.

Emma llegó jadeante cerca del riachuelo y miró hacia atrás, y vio que Regina se acercaba, y paró frente al río.

«Ven a cogerme entonces...» dijo sonriendo y mirando maliciosamente a la morena que estaba unos metros más atrás. Enseguida comenzó a quitarse lentamente su vestido y entrar en el agua. Regina observó todo con la boca entreabierta, casi babeando.

«Si insistes...» dijo ella, sonriendo y quitándose también lentamente sus ropas y entrando en el agua, y caminando hacia Emma que ya estaba algo adentro.

Al ver a la rubia de espaldas, Regina la giró rápidamente y la besó bruscamente, llevando sus manos a la espalda de ella y pegando sus cuerpos bajo el agua. Rostros en sincronía, besos desesperados, respiraciones ahogadas y manos viajando por toda la extensión de sus cuerpos. Regina se separó entonces un poco para decir en tono bromista

«Te cogí»

«No...no me cogiste» dijo Emma separándose y salpicando agua a la morena soltando una carcajada

«Ahhh, ¿así que esas tenemos? Entonces toma...» respondió Regina echándole agua también a ella, comenzando una guerra salpicadas de carcajadas «¿Em?» dijo al no ver a la rubia en el agua «¿Emma?» comenzó a preocuparse hasta que sintió a la rubia emerger bruscamente por detrás y agarrarla por la cintura, dándole un gran susto.

«¿Me quieres matar de un susto? ¡Me está empezando a inquietar, Em!»

«Calma, amor...no voy a ningún sitio...ahora YO te cogí...» dijo la rubia riendo ligeramente.

«¡Eso no tuvo gracia, tonta!» dijo la morena sonriendo, mientras cerraba los ojos al sentir varios lentos besos recorrer su cuello.

«¡Eres solo mía!» dijo la rubia llevando sus manos hasta los pechos de Regina y masajeándolos mientras le daba leves lamidas en su cuello.

«Sí...soy solo tuya» dijo la morena entre gemidos

Mientras, Emma descendió una mano hasta el sexo de su amada y comenzó a acariciarlo, su otra mano estaba ocupada con sus pechos. Comenzó a hacer ligeros movimientos con los dedos en su intimidad, bajo el agua, causando deliciosas sensaciones en su morena y provocándole gemidos cada vez más altos. Después de unos instantes, comenzó a acelerar los movimientos, mientras mordía, chupaba y lamía todo su cuello, y apretaba sus pechos levemente. Sin aguantar más, Regina gritó "¡Emma!" mientras gozaba en sus dedos. Inmediatamente se giró hacia la rubia, jadeante, y la besó con locura, mientras clavaba sus uñas en sus nalgas, y la atraía contra su cuerpo. Se quedaron unos minutos explorándose cada rincón de sus bocas, compartiendo saliva, hasta que Emma, en mitad de los besos, desorbitó los ojos y soltó un profundo gemido, al sentir cómo tres dedos se habían introducido en su pulsante sexo, y comenzaban un frenético vaivén y sus cabellos eran agarrados por la mano libre de la morena haciéndole alzar la cabeza, para esta tener mejor acceso a su cuello, con el que se estaba deleitando, embriagándose con su dulce aroma. Sin aguantar más, la rubia alcanzó un orgasmo mojado por estar bajo el agua y rodeó el cuello de Regina con sus brazos, agarrándose a ella aún jadeante.

«¡Nadie...nunca...va a separarnos! ¡Porque siempre voy a amarte!» dijo Emma, sintiendo unos brazos en su cintura abrazándola fuertemente

«¡Siempre vamos a pertenecernos la una a la otra, mi amor!» respondió Regina respirando pesadamente

Continuaron así un buen tiempo, después salieron del agua, se pusieron sus ropas y se encaminaron abrazadas hasta sus caballos.

«¡Te veo mañana...amor de mi vida!» dijo Emma, besándola dulcemente y apretando su cintura.

«¡Hasta mañana, mi amor!»

Se despiden con desánimo y siguen su camino de regreso a sus hogares.

«Mi Reina...un muchacho ha venido y desea hablar urgentemente con su Majestad»

«Hágalo entrar»

«Hola, Reina Cora» dijo el muchacho haciendo una inclinación

«¡Qué honor recibirlo, Príncipe!...¿Qué os trae de vuelta?»

«Tengo un secreto muy importante que compartir con su Majestad....solo me temo que no será de su agrado...»

Tuya, hoy y siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora