Secretos y más secretos

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En cuanto Cora consiguió el penúltimo ingrediente para su poción, colocó el cabello rubio en el frasco, que rápidamente comenzó a brillar al enredarse con el otro cabello moreno. Una luz brillante como el sol, lo que la hizo irritarse, ya que ella no creía en el amor verdadero, pensó que de ninguna manera sería amor verdadero. Pero como ninguna otra cosa que estaba intentando hacer en esos últimos días había funcionado, necesitaba demostrarse a sí misma que era verdad, incluso Rumpel asegurándoselo. Así que allí estaba la prueba, delante de sus ojos, pues si los cabellos no brillasen, no sería amor verdadero.

«¡Como yo dije, querida, amor verdadero!» dijo el hechicero apareciendo de la nada detrás de ella como siempre

«¡Esto es una ilusión...en cuanto tengamos el último ingrediente, esto dejará de brillar!» respondió ella mirando el frasco en su mano

«Claro, claro...»

«Ahora, dime...¿qué falta para completar lo que deseo, querido?» dijo ella avanzando hasta él e invadiendo su espacio personal.

«No sería muy fácil, estimada mía...»

«¡Déjate de rodeos...habla!»

Él sonrió y se acercó más

«¿Qué tal si hacemos un viaje, querida?» dijo y ella solo lo miró confundida «Lo que necesitamos, necesita ser una criatura negra...tan oscura que no hay remordimiento en ella...el último ingrediente es una sombra viva que habita en una isla llamada...»

«Neverland...»

«¡Esa misma!»

«¿Por qué tiene que ser la sombra que vive ahí?» preguntó ella separándose y caminando calmadamente por la habitación

«Porque si hay algo más negro que yo, el propio Señor Oscuro, es aquella sombra. Es la única manera de acabar por completo con ese brillo tan intenso que te pone tan nerviosa...» respondió él soltando su famosa carcajada «Al menos que...tengas algún problema con aquella isla...»

«¡No! ¡No hay ningún problema! Partiremos mañana...»

«Genial...pero todavía tengo que decirte cómo llegar, querida»

«Yo sé cómo...ya he estado antes en esa isla»

«¿Tienes la judía?»

«No...pero sé quién puede ayudarme...así que sí, partiremos mañana...te llamaré en cuanto tenga la judía para abrir el portal»

«Estaré espetando, querida...» dijo él, y Cora se acercó y lo besó, después ambos sonrieron maliciosamente.

Tras eso, él desapareció, materializándose en su castillo. Al llegar, pasó por la gran mesa que tenía en el salón, pero se detuvo y se giró un poco para mirar la taza cascarillada que se quedó en el lugar del gran objeto de oro que tenía antes en el estante. Se quedó algunos segundos observándola, a continuación la cogió y se sentó en el sillón. Dándole vueltas en sus manos, empezó a recordar a su primer y verdadero amor.

Flasback on

«Rumpel...tengo que limpiar aquí...» dijo la muchacha sonriendo, al notar cómo él la abrazaba por detrás.

«Sabes que ya no eres mi empleada, Belle...puedes perfectamente limpiar después...» respondió él también sonriendo

«Lo sé...pero también sé que te gusta que todo esté bien limpio y organizado y no es por esto que no deba limpiar este inmenso castillo...» dijo ella girándose y abrazándolo por el cuello.

Tuya, hoy y siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora