Tuya, hoy y siempre

Completamente enamorada de ti

Al llegar al castillo, Regina dejó a Flecha en el establo como siempre, y salió corriendo hacia la gran puerta, ya esperando un sermón de su madre por haber llegado tarde.

«¿Regina? ¡Estas no son horas! ¿Dónde estabas para haber llegado tan tarde? ¡Si piensas que vas a engañarme escondiéndome algo, estás muy engañada!»

«Mamá, ¡no estoy escondiendo nada! Solo estuve cabalgando y no me di cuenta de que pasaba el tiempo, ¡discúlpame!» respondió ella rápidamente intentando esconder los nervios.

«¡Pues intenta distraerte menos! Si no, arrancaré el corazón de aquel animal frente a tus ojos y ya no vas a tener que preocuparte en montarlo» dijo Cora estresada

«¡No, mamá, por favor! ¡Es el único amigo que tengo!» dijo Regina en tono suplicante

«¡Otro retraso más, y no habrá excusa para no matar a ese caballo!»

«¡Está bien, perdóname, no se volverá a repetir!»

«¡Me parece bien, ahora ven, acompáñame!»

Cora comenzó a avanzar en dirección al salón en el que estuvo dando clases a Regina toda la semana. Enseguida, con magia, cambió las ropas de Regina por un hermoso vestido, también con mucho vuelo.

«¡Listo! ¡Ahora, muéstrame lo que te he enseñado!» dijo Cora autoritaria, como siempre

Inmediatamente Regina se curvó, y se presentó, y se acordó de lo que la rubia le dijera.

"Hey...todo bien...el vals es como...memorizar una canción o algo del estilo...parece difícil, pero solo necesitas memorizar los pasos"

Agarró la mano de su madre y la levantó y apoyó la otra en su cintura, guiándola por el salón. La música estaba siendo tocada por los empleados "Un, dos...un, dos...un, dos..." contaba en su cabeza, haciendo exactamente lo que la rubia le había enseñado, miró a sus pies y sonrió

«¡Lo estoy consiguiendo!» sonrió aún más.

Cora estaba impresionada de cómo Regina había aprendido tan rápido, ni ella en su época, cuando aprendió lo consiguió tan rápidamente, pero seguía con su postura seria y fría como siempre.

«¡Muy bien! ¡Pero aún tienes que ensayar mucho...! » dijo Cora separándose

«Gracias, mamá...» dijo Regina aún sonriendo

«¡Ahora ya te puedes ir, después baja a cenar!»

Entonces Regina se fue a su habitación, y dejó caer su cuerpo en la cama. No conseguía dejar de sonreír un segundo pensando en lo sucedido unas horas antes, en los brazos de su rubia. Contaba los segundos para que acabase el día y verla al día siguiente.

En ese mismo momento, en otro reino distante, se veía a una rubia canturreando y sonriendo de acá para allá, con su corazón henchido de alegría, pasión y más pasión.

Después de cenar, y quedarse escuchando a su hermano metiéndose con ella porque estaba feliz, subió, se echó en su cama y pensó en su morena hasta quedarse dormida. "¡Mañana le daré una sorpresa!" Pensó animada antes de conciliar el sueño.

Al día siguiente, Emma se despertó más temprano de lo normal, y salió sin avisar, solo dejó una nota encima de la cama, diciendo que tenía ir a cuidar de la "loba" en el bosque, para que su madre, al leerla, no sospechara nada. Enseguida fue a la cocina, cogió toda la comida que encontró, la puso en una linda cesta de pic-nic, y algunas otras cosas como una tetera y unas tazas. Le iba a pedir ayuda a algunos empleados, pero se había despertado antes que ellos, así que, lo preparo todo sola y salió hacia los establos.