Tuya, hoy y siempre

Hogar dulce hogar

«Amor...tenemos que irnos, ya está oscureciendo...» dijo Regina, mientras sentía leves besos en su cuello, y cerraba sus ojos. Ambas aún estaban desnudas y echadas.

«Un poquito más...no quiero pensar en la parte en que vamos a tener que despedirnos cuando salgamos de aquí...» alzó el rostro y besó profundamente a Regina. Comenzaban a hacerlo más profundo hasta que la morena recuperó el aire y habló rápidamente

«Sabes que Ruby y Graham van a molestarse con la tardanza...» dijo agarrando el rostro de la rubia

«También deben estar muy ocupados, ni van a preocuparse por eso...» dio un piquito a la morena, se echó a su lado y giró su cuerpo para abrazarla y hundir sus manos en aquellos negros y sedosos cabellos, mientras la mano de Regina reposaba en su espalda, no había un mínimo espacio entre ellas.

Se miraron durante minutos, sin decir una palabra...solo apreciando cada trazo y cada detalle de sus rostros.

«¿Lista?» preguntó la rubia mientras acariciaba sus cabellos.

«¿Para qué amor?»

«Ya sabes...el entrenamiento final...enfrentarte a tu madre...sé que es difícil»

«Ya...va a ser muy difícil...pero estoy lista...sé que estoy lista, ¿sabes por qué?» Emma dijo que no con la cabeza.

«Porque estoy lista para estar contigo...enamorar contigo todo el tiempo...besarte...olerte...pasar mis manos por todo tu cuerpo...tenerte conmigo, como mi mejor amiga, mi amante, mi vida...estoy lista para poder despertar todos los días a tu lado...con tu presencia y tu linda sonrisa despertándome...lista para mirar a tus ojos y penetrar en otro mundo cada día...para estar en tus brazos a todo momento...y si eso significa enfrentar a mi madre...entonces estoy más que lista...» dijo todo eso en calma mientras jugueteaba con uno de los mechones de su rubia y la miraba profundamente a los ojos.

«Te amo tanto, tanto, tanto...» comenzó a darle besitos por todo su rostro arrancando sonrisas de la otra, y finalizó con un profundo beso en sus labios «Nunca me voy a cansar de decirlo...no tengo palabras para expresar todo mi sentimiento por ti...sencillamente naciste para mí, así como yo para ti. Vamos a ganar esta lucha...nunca vas a estar sola, y vamos a amarnos para siempre...» se giró, quedando encima de la morena, y sonrió «Y voy a despertarte todos los días con mi sonrisa, sabiendo que después voy a ganar un deliciosos beso de estos carnosos labios que son solo míos...» la besó de nuevo, y al terminar el besó mordió el labio inferior con fuerza arrancando un leve gemido a Regina «Quiero morderte todita» Sonrió pícara.

«¡No, Em! Después me quedo toda dolorida» puso morritos

«Pero yo no tengo la culpa, eres muy sabrosa...» aún riendo comenzó a morder levemente el cuello de la morena

Regina cerró los ojos ante las caricias, pero enseguida abrió los ojos desmesuradamente al sentir una fuerte mordida en el abdomen, seguida de un lametón.

«¡Em, no! Por favor...¡no me tortures de esa manera!» dijo aguantando una sonrisa y arrastrándose, alejándose de la rubia. Emma la miró malvadamente y gateó hacia ella.

«Ven aquí...¡voy a morderte!» dijo con voz y sonrisa traviesa «Voy a morderte tanto que vas a quedar toda marcada» se colocó encima de la morena que no contuvo la risa y comenzó a reírse a carcajadas.

«¡No! ¡Socorro! ¡Malvada!» dijo riendo mientras la rubia prendía sus muñecas por encima de su cabeza.

«¿Cómo me has llamado?» preguntó con un falso tono de amenaza y abriendo desmesuradamente los ojos intentado contener la risa. Cuando Regina vio su mirada, también ella desorbitó los ojos en señal de entendimiento.