Tuya, hoy y siempre

El plan perfecto

Cora estaba más que nunca rabiosa, insegura y con algo de miedo. Ya tenía la completa certeza de que el muchacho era el hijo de su "amante" y se dio cuenta de que él se estaba comportando de un modo extraño tras conocer al muchacho, pero como siempre, ella ponía una perversa sonrisa en los labios y actuaba como si no supiese nada. Sabía que engañar a Rumpel no era tan fácil, así que necesitaba aparentar muy bien para que el mago no sospechara nada. Nunca había estado tan furiosa. Lo que tenían que hacer era sencillo, coger a la sombra y marcharse, pero al ver que las complicaciones podrían acabar con su plan, solo pensaba en poder matar a aquel muchacho.

Después de que Rumpel "arreglara" las cosas para pasar la noche, se acostaron, pero ella no conseguía dormir, así que se levantó y se quedó de pie, mirando hacia la nada y pensando en algún plan maligno. Mientras pensaba, miró hacia delante y vio un trozo de tela verde oscuro en medio de las hojas del suelo. Curiosa, se acercó, se agachó y lo cogió. Al observarlo, se dio cuenta de que era un trozo de las ropas del muchacho, que seguro se le rasgó mientras se metió en medio de sus planes, e inmediatamente tuvo una idea. Cogió la tela en una mano y con la otra hizo magia negra que envolvió el tejido, haciendo que flotara en el aire.

"¡Eso es...un hechizo de localización!" ¡Ahora voy a saber dónde vive ese maldito! Pensó ella mientras seguía a la tela que por cuenta propia avanzaba.

Atravesó arbustos y hojas hasta que llegó a una cabaña, medio escondida entre los matorrales, y el paño se detuvo cayendo al suelo, revelando que había llegado al lugar acertado. Sonrió, victoriosa, y avanzó hacia un lateral de la cabaña, donde había una ventana abierta, y al ver la escena que se desarrollaba dentro no quedó nada contenta. El muchacho estaba durmiendo en un sillón mientras un hada con un vestido verde dormía echada en el sofá. Cora, al verlos, se acordó de lo que el muchacho había dicho de que un hada lo había cuidado todos esos años, y con cierta rabia miró al hada dormida, y llegó a la conclusión de que todo lo que estaba pasando y la razón del chico de estar vivo era culpa de ella. Así que volvió rápidamente al campamento donde Rumpel dormía y comenzó a despertarlo.

«Rumpel, despierta, querido...»

« ¿Qué pasa?» preguntó él mientras se despertaba y se levantaba

«Encontré un trozo de tela de la ropa de aquel muchacho, le puse un hechizo localizador. He encontrado una cabaña donde se encontraba con aquella hada de la que habló»

«Sí, ¿y eso qué tiene de interesante?»

« ¿Que qué tiene de interesante? ¡Esa hada es peligrosa, puede arruinar todo lo que hemos venido hacer aquí!» mintió ella

« ¿Qué sugieres, querida?» preguntó gesticulando con las manos

«Sugiero lo siguiente...»

«Hook, ¿quieres parar y ayudarme a coger las tiendas, por favor?»

«Yo solo digo que quiero dormir cuando vayamos a acampar, ¿ok? Intenten no hacer mucho ruido...» respondió él riendo

« ¡Cierra la boca! No vamos a... ¡ya sabes!»

«Uhmmm, ya...por la mirada de antes, no fue eso lo que entendí, además la idea fue de ella...»

« ¡Hablas así solo porque no tienes a nadie y tienes envidia, querido!» respondió ella sonriendo mientras amontonaba las tiendas cerca del establo.

«Ah, no, cielo, puedo conseguir a cualquiera cuando quiera, ¿ok?» respondió él mientras la ayudaba

«Ya... ¿y por qué no consigues a una, entonces?»