Capítulo 28

883 58 12
                                    

Maratón 3/3

Punto de vista Anastasia:

El clima de Savannah es más templado en esta época del año y disfruto de la caminata refrescante, estirando mis piernas desusadas. Le doy rienda suelta a mis pensamientos, dejándolos vagar libremente por todas las posibilidades deliciosas que nuestro viaje pueda traer. Tal vez, si soy realmente suertuda, estaré en los brazos de Christian para este momento dentro de una semana... posiblemente en su cama. Disfruto de esa fantasía placentera por un minuto antes de llegar a una parada abrupta, mi subconsciente dándome una bofetada mental en mi cabeza ¡cuidados contra un embarazo!

La persona que viene detrás de mi tiene que virar bruscamente para no chocar contra mí, mientras que estoy inmovilizada y perdida en el pensamiento impactante en la acera. Ella frunce el ceño sobre su hombro, murmurando algo sobre parar delante de la gente, luego se aleja rápidamente, sacudiendo su cabeza con fastidio.

"Por supuesto, quiero creer desesperadamente que yo no iba a llevar a cabo esa visita sin pensar en ese aspecto dos veces, si la señorita recatada no me lo hubiese recordado".

Mi muy dispuesta diosa interna está muy feliz de que vamos a ir a Seattle; se que ella no sería de ninguna ayuda en ese asunto.

Hago una búsqueda en mi bolso para sacar mi teléfono, una urgencia inquebrantable me conduce a hacer una cita en ese mismo instante. Me hago a un lado para dejar circular a los peatones, poniéndome el teléfono en la oreja, impacientemente contando los repiques antes de que pueda descansar mi mente.

Mientras espero, veo a Carl marchando hacia mí, la preocupación sombría tallada en su cara tan seria.

-Sra. Steele, ¿está todo bien?- noto que una de sus manos está detrás de su espalda, debajo de su chaqueta.

"Ay Dios mío, el arma está en el costado de su brazo"

-Estoy bien, perfectamente bien, gracias- digo sosteniendo con mi mano el auricular del teléfono.

-Simplemente se me olvido confirmar una cita y no quiero perderla- soy rápida para tranquilizarlo, mirando fijamente a su mano escondida. Por suerte él acomoda su chaqueta de nuevo en su lugar, con un movimiento tan típico de su profesión; él asienta, retrocediendo para mezclarse con la multitud una vez más.

¡Hablando acerca de sobreprotección!

Resoplando un suspiro liberador siento una sensación de alivio gigantesco, he conseguido una cita para mañana en la mañana, tengo una gran medico clínico, no solo es una mujer, sino que también esta entrenada para hacer todo tipo de procedimientos ginecológicos menores, como una mini-ginecóloga, perfecta para lo que tengo en mente.

Dejo caer el teléfono en mi bolso, totalmente satisfecha, me doy prisa antes de que llegue tarde al trabajo. La subida en la que estoy es de muy corta duración, ya que se me ocurre que en el pasado, los métodos de control natal, toman un tiempo en hacer efecto. ¡Oh no!, gimo interiormente, no tengo semanas para esperar y Christian odia los condones. Solo espero que la tecnología de métodos anticonceptivos haya avanzado con el tiempo.

No me importa trabajar en el restaurant, me mantiene ocupada y con propinas, paga bastante bien, pero el mayor beneficio han sido los horarios. Puedo pasar tiempo precioso con mi Chris, lo que un trabajo normal nunca permitiría, sin mencionar el tiempo extra que tengo para escribir. No es tan glamoroso como el mundo editorial, pero al menos sigo teniendo mi dosis de libros, de la biblioteca pública local, donde trabajo eventualmente.

El restaurant está lo suficientemente ocupado y hace que el tiempo se pase volando y muy pronto estamos apilando las sillas. Me las arregle para reñir a mi misma por algo de tiempo libre, de nuevo. Secretamente espero que esta vez, sea para bien.

Cincuenta sombras de Grey y mas (una desicion puede cambiar tu futuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora