Capítulo 49

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Punto de vista de Anastasia:

Pánico voltea mi estómago. Desenredándome de nuestro abrazo delicioso post- coital, me quedo mirando a Christian, no segura de haber oído correctamente. ¿Irrumpí la ley? Mi subconsciente pone sus manos empuñadas en sus caderas, sus labios fruncidos con desaprobación.

- ¿Qué quieres decir? - con los ojos abiertos por el shock, espero que lo aclare.

- Nena -, él luce desconcertado, como si esperara que yo entienda.

- Tu sabias quién era el padre pero hiciste una declaración consciente y falsa en un documento oficial.- Estoy aliviada de que no hay un rastro de recriminación en su tono pero de ninguna manera lo hace exorcizar la sombra de miedo que avanza poco a poco su camino en mi mente. Aparte de exceder el límite de velocidad en muy raras ocasiones, nunca he roto ninguna ley.

- ¿Podría ir a la cárcel? -

Seguro que no, pienso. No por algo tan trivial, pero necesito desesperadamente eliminar la posibilidad con el fin de aclarar mi mente nublada. Christian se ríe, luego abruptamente se traga su diversión cuando ve el temor en mi rostro.

- No nena, no lo creo. A menos que sea en una escala muy grande y te hayas beneficiado de ello de alguna manera - él acaricia mi cabello, su confianza tranquila frotándose sobre mí. Mi cuerpo completo se pone flácido con el aliento de desahogo que exhalo. Antes de que pueda evitarlo me disculpo.

- Lo siento. Una vez más - apartando la mirada para ocultar el rubor inevitable de vergüenza mientras la realización de mi estupidez por lo visto sin fin comienza de nuevo. Su forma repentinamente rígida capta mi atención, forzándome a subir mi mirada a la suya de acero. Me pongo rígida ante la vista de su boca hacia abajo. La severa advertencia en su rostro es suficiente, su mensaje silencioso alto y claro. Sé que él quiere que deje ir la culpa, pero ¿Cómo puedo hacerlo? A donde a quiera que miro, veo los resultados de mi insensatez. Si no me puedo disculpar no es que crea que tenga mucho peso ahora todo lo que me queda es la humillación derivada de mi descuido. Como siempre perceptivo, me sujeta de la caída abatida de mis hombros.

- Tú hiciste lo que sentías que tenías que hacer, sé que lo hiciste con alguna noción equivocada de protegerme pero ambos cargamos con la carga compartida de culpa en lo que a esto se refiere. ¿Vamos a lidiar con ello y ver que podemos arreglar? -. Lo dice como una pregunta, ansioso de solicitar mi cooperación. Estoy tan agradecida por su capacidad infinita de perdón, especialmente en lo que se refiere a mí. ¿Quién sabe que más aparecerá en el futuro? Cada vez que pienso que hemos alcanzado el final de mi lista vergonzosa de las equivocaciones, nos tropezamos con otra cosa, es deprimente. Asiento con la cabeza, mis ojos color azul bebe malhumorados.

- Está bien -. Como siempre estoy superada por él. Tan viciado y sin embargo tan perfecto, perfecto para mí en todos los sentidos. Abrazándolo de cerca, me rio a través de mis lágrimas poco profundas, todavía estoy desnuda con él, aun dentro de mí. Vergonzoso mira hacia abajo, al lugar donde nuestros cuerpos están unidos. Con una sonrisa torcida se encoge de hombros, imperturbable.

- Te dije que nunca podía tener suficiente de ti - lo siento contraerse dentro de mí y jadeo; a pesar de nuestra pasión compartida hace unos momentos él aún está sólido. Divirtiéndose tumultuosamente de mi reacción estupefacta, él levanta una ceja salaz pero se retira con una promesa intima susurrada.

- Más tarde -. Me ayuda a bajar del mostrador y me pasa los distintos trozos de ropa desechada, todo el rato viéndome como un hombre hambriento haría a un filete suculento.

- ¿No tienes vergüenza? - bromeo, tratando como puedo suprimir la floración del rubor corporal que se derramo sobre mi piel. Sonriendo maliciosamente contesta.

Cincuenta sombras de Grey y mas (una desicion puede cambiar tu futuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora