Capítulo 38

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Maratón 2/?

Punto de vista de Anastacia:

Siento sus labios rozar mi mejilla, luego siguen un camino hacia mi mandíbula. Mi cuerpo inconscientemente se rinde ante su toque, arqueando mi espalda para abrir mi cuello para él, receptivo y tan dispuesto.

-Si- es un soplo de respiración sin voz y tiemblo por su ayuda cuando la buena envoltura de mi abrigo se va deslizando de mis hombros y hasta el suelo. Él no detiene su rastro ferviente, besando y mordiendo suavemente cuando pregunta.

- ¿Si qué? ¿Serás mi esposa? O ¿Si el contrato es negociable? -. No sé cómo es capaz de concentrarse en algo justo ahora, lo siento sonreír en mi cuello, probando mi falta de incoherencia. Cierro mis ojos en un esfuerzo por bloquear algunas de las sensaciones con el fin de tener control sobre mis facultades.

-Ambas- soy impotente de mejorar mi última palabra de la frase. Él se queda inmóvil, alejándose lentamente de mi, su enfoque en una fuerza en sí misma.

- ¿En donde firmo? -. La sonrisa extendiéndose en sus labios y en mis ojos es inmediblemente amplia y agradecida eufórica. Obviamente no tengo el contrato conmigo, pero una idea flota suavemente en mi cabeza. Pongo mi mano sobre mi corazón, el corte bajo del vestido permitiéndome ponerla directamente en mi piel.

-Aquí- le digo, deseando establecer una conexión sobre las líneas no permitidas dibujadas con un lápiz labial. Su mirada sigue mi mano y él inhala fuertemente, la implicación filtrándose. Él desliza su mano sobre la mía, sus dedos deslizándose entre los míos antes de enroscarlos en un agarre y retirándolos. Al mismo tiempo él agarra mi otra mano y da un paso atrás, para hacer una revisión del vestido. Es la primera vez que él tiene una visión de la parte superior que estaba escondida debajo de mi abrigo. Mientras sus ojos me observan de arriba abajo por todo mi cuerpo, veo en ellos una chispa de ira junto con un fuego tan caliente que creo está alimentando mi rubor.

- ¿Es este el vestido que él te compro? - él está usando esa voz suave, protegida, esa que siempre precede a la pérdida de su temperamento. Naturalmente ni siquiera pestañeo ante el hecho de que él sabe que Dr. Shawn me envió un vestido. Le ofrezco un solemne asentamiento de cabeza, porque no soy capaz de arriesgar el incienso con las palabras. Mi corazón está latiendo a un ritmo frenético mientras él continúa dejando a su mirada vagar por todo el vestido. Finalmente levanta sus ojos, mirándome a mí debajo de sus pestañas con una sonrisa leve que gotea con venganza y pasión.

-No. Puedo. Esperar. Para tener el placer de arrancártelo- su promesa erótica me deja temblando y a punto del desmayo. Me mira, disfrutando mi reacción mientras sus palabras se hunden y luego gira sobre sus talones, caminando hacia el escritorio en la esquina de la habitación. Él hurga el cajón y luego cuando encuentra lo que estaba buscando, regresa. Él destapa un marcador negro de punta de fieltro con tinta permanente, una sonrisa maliciosa en su deliciosa boca. Puedo oler los químicos que componen la tinta mientras él lo acerca, decidiendo la forma de ángulo de su enfoque. Escoge empezar desde abajo y escribe a lo largo de mi corazón, sobre el oleaje de mis senos. Firma su nombre completo, la tinta negra permanece en la estela de su escritura, dejando descuidadamente una mancha en el vestido. Está tan cargado con significado para nosotros, que mi corazón se aprieta junto con mis muslos, la humedad entre ellos, volviéndose imposible de ignorar. Otra vez, da un paso atrás, admirando su obra.

-Ya está. Está hecho. Firmado y sellado- con ojos grises como la tormenta clavándose en los míos, me mira con cuidado, como yo, él desea la promesa tranquilizadora de nuestra reciente frágil unión.

-Tu. Eres. Mia- Su autoridad posesiva resonando en mis recuerdos de esas palabras. Trazo superficialmente su rostro y él se inclina hacia mi toque.

Cincuenta sombras de Grey y mas (una desicion puede cambiar tu futuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora