Y aparece mi caballero

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-Yo que tú me alejo de ella. - Escuche la voz de Alex a lo lejos.

-Centinela, tú no puedes hacer nada contra mí.

- ¿Tan seguro estas?

-Muy seguro, además yo soy descendiente de las brujas de Salen y no puedes contra eso.

-El no, pero yo sí.

-Elena. - La llame desesperada no podía más con el dolor. Escuche a Alex gritar, lo busque con la mirada y lo vi cerca de mí, estaba arrodillado y se sujetaba la cabeza. Ese hombre le estaba haciendo daño. - Alex.

-Vaya, todavía puedes hablar.

-Déjala tranquila. - Dijo Elena al hombre, cuyo nombre no sé.

-No, quiero que sufra. - Comenzó a reír. - ¿Qué tal si la hago revivir el doloroso proceso de transformación a lobo?

Sentí cada uno de mis huesos quebrarse y volver a la normalidad una y otra vez. Cuando logre transformarme el lobo sin necesidad de la luna y sin que me doliera hasta el alma, mi vida se había aligerado un poco. Escuche que me llamaban, pero no les preste atención por mi cuerpo dolorido, que por supuesto no era lo peor, ya que si mi familia estaba aquí estaban en un gran peligro.

-An. - Escuche la voz de Alex, no estaba muy lejos de mí. Vi en sus ojos preocupación y temor.

-Y por qué no hacerla sentir sed de sangre, que sienta como si no hubiese tomado ni una sola gota de sangre en mucho tiempo. - Hablo el hombre.

-Ni se te ocurra, maldito. - Era mi hermano ¿por qué tenía que venir? - No voy a permitir que le hagas más daño a mi hermana.

-Hermana, eso no lo sabía. - ¡Demonios, Diego y su boca!

-Princesa, el que sigue es tu hermano.

-No. - Dije en un susurro. Trate de ver a mi hermano para decirle que se fuera, pero ya era tarde, el brujo lo ataco. Vi a mi querido hermano sujetarse la cabeza por el dolor que le estaban infligiendo, luego ataco a los demás que habían venido para ayudarme. Sentí caer en la inconsciencia, pero antes de que mis ojos se cerraran escuche una voz de una mujer.

-Anastasia, no cierres los ojos, no dejes que ellos te ganen, no dejes que te quiten lo que más amas en el mundo como me lo quitaron a mi.- Escuche el grito de Alex.- Eres más fuerte de lo que pareces.- Sentí un pequeño calor en mi mejilla. Quizás esa voz tenía razón, no debo dejarme vencer por ellos, quizás debería levantarme sin importar el dolor de mi cuerpo, ayudar a mi familia, porque sin saberlo ellos se habían convertido en mi familia de un día para otro. Mire hacia donde estaba Alex, estaba inconsciente. Molestas intente moverme, pero mi cuerpo no quería, lo intente de nuevo, obligándome a voltear me, mi cuerpo rugía del dolor, pero eso ya no me importaba, tenía que ayudar a mi padre y a mi hermano que estaban gritando.

- ¡Basta! - Le grite al hombre. - Detente en este instante.

-Vaya pensé que tenías tanto dolor que no te podías mover. - Me estaba levantando cuando sentí un fuerte dolor en mi cabeza. - Vamos a ver si con esto logras mantenerte de pie. - El dolor era tan grande que mis piernas protestaron por estar sosteniéndome, pero no me deje caer de nuevo. - Eres resistente ¿pero por cuánto tiempo?

- Por más del que te imaginas. - Por dentro me sentía que si daba un paso me iba a romper en mil pedazos, pero no lo demostré.

-Bueno, vamos a ver si resistes tener sed de sangre, ¿cuánto tiempo puedes soportar? - Mi pulso se aceleró, a pesar de nunca haber pasado por la ansiedad de sangre, se por varias personas que es horrible. - ¿Un mes? - Mi garganta comenzaba a arder levemente. Al ver que no me pasaba nada siguió. - ¿Seis meses? - Mi cuerpo comenzó a temblar, pero aun así no me doblegue. - De verdad que resistes.

NocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora