Visitas inesperadas

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Desde que Alex me hizo prometerle que no iría detrás de Víctor. Tenía los nervios de punta debido a lo que ocurrió con los lobos, de solo saber que él podría atacar a alguien más me tenía mal.

Salía de la cocina cuando Mia me sorprendió.

- ¡Ana!

- ¡Ay por Dios Mia!

-Ven, vamos a arreglarnos quiero salir a dar un paseo. - Me arrastro hasta mi habitación, me ordeno que me duchara que ella se iba a encargar de la ropa y todo lo demás.

-Mia, ¿qué tramas? - Le pregunte desde el baño.

-Tu solo dúchate. - Luego de ducharme Mia me arreglo el cabello, me maquillo lo más sencillo que la deje y escogió un lindo vestido para mí, al tenerme lista me llevo fuera de la casa, nos subimos en su auto, Mia me lleva hacia el parque donde solía venir a comer helado con Alex. Bajamos del auto, Mia se detuvo delante de mí, saco de su bolso una tela satinada.

- ¿Para qué es eso?

-Ya lo veras, date la vuelta. - La miré confundida, pero la obedecí. Mia cubrió mis ojos con la tela. - Bien ahora vamos.

-Mia ¿a dónde me llevas?

-Tranquila al llegar lo sabrás. - Caminamos por varios minutos en silencio ya que Mia no quería decirme a donde nos dirigíamos, esta actitud en ella me ponía nerviosa, ¿por qué? no lo sé. - Bien Ana ya llegamos, te vas a sentar y esperar, ya sabrás de que estoy hablando.

Mia hizo que me sentara en una silla, se supone que tendría que esperar, pero no sabía para que, escuche el sonido de una guitarra.

Era la voz de Alex, de inmediato me quite la venda, está sentado frente a mí con una gran sonrisa, estaba desorientada, a mi alrededor había una mesa con velas en el centro, rosas rojas en cada plato ¡Dios!

-Sorpresa. - Me quede muda, Alex había preparado una cena. -Antes de que digas algo, mejor escúchame. - No podía salir del asombro. Alex tomo mis manos y me levanto, me hizo señas que mirara a mi lado, allí se encontraba, mi padre, mi hermano, mi tío y los demás. Neal se acercó a nosotros, en sus manos tenía una pequeña cajita. Se la entregó a Alex, de ella sacaron dos anillos, eran los anillos que mi padre me había mostrado.

-Anastasia Bane. - Alex tomo mi mano derecha. - Soy Alexander Santori, centinela del rey de los vampiros, mi deber es proteger a mi rey, si tengo que dar mi eternidad por salvarlo lo haría a partir de hoy soy tu centinela, te protegeré hasta el fin de mis días.

-Anastasia Bane. - Esta vez fue Neal. - Soy un lobo, entrenado para ser el alfa de mi manda, hoy estoy aquí para ser tu guerrero licántropo, te protegeré hasta el fin de mis días.

Luego de dar su discurso, me colocaron los anillos, los mire, no entendía que pasaba, de pronto las palabras salieron de mi boca como si las supiese desde hace mucho.

-A partir de hoy ustedes dos son mis centinelas, los protegeré como ustedes lo harán conmigo hasta el fin de mis días.

Los dos sonrieron, ¿qué les parece gracioso? Alex se acercó a mí con una gran sonrisa.

-Bueno, oficialmente eres la princesa híbrida, ah y mi prometida. - Sonreí cuando dijo lo último.

- ¿En serio?

-Sí, tu padre y los demás están aquí para celebrar tu compromiso conmigo. - Se acercó para besarme, un escalofrió recorrió mi espalda.

-Víctor. - Su nombre salió de mi boca antes de que lo detuviera.

- ¿Que?

-Vaya que escena más hermosa la que hay aquí. - La sangre se me heló, Alex paso sus brazos por mi cintura y me atrajo más a él, lo sentí conteniendo un gruñido.

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