Alex

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¿Qué demonios está pasando aquí? Abrí los ojos a pesar de lo que me dijo An, me sorprendió lo que estaba frente a mi ¡nada!, ella no estaba, me había dejado allí parado, solo, lo que me dijo.

- ¡An! - Tiene que ser una broma, solo eso puede ser, ella no pudo haberse ido así no más. Comencé a buscarla por todo el parque, nada, en la heladería, nada, tomé mi celular y la llame. Buzón de voz. - ¿Dónde estás? - Llamo a la casa mientras sigo buscando en el pueblo, nadie sabe dónde está, por ultimo llamo a Diego.

- ¿Que paso?

- ¿Has visto a tu hermana después de que nos pidiera que la dejáramos sola?

-No, pensé que estabas con ella.

-Y así era, pero desapareció, es como si se la hubiese tragado la tierra.

- ¿Ya buscaste en el bosque?

-No, voy para allá.

-Bueno si sabes algo de ella avísame de inmediato. - Colgué y de inmediato fui hacia el bosque, lo revisé de arriba hacia abajo y nada. La busque por todos lados, no estaba, se había ido. Llegué a la casa y me senté en el jardín. - Nada aún. - Diego se sentó a mi lado.

-Nada, se la trago la tierra, no sé dónde más buscar.

-Ella era buena para esconderse, cada vez que jugábamos siempre me ganaba, se escondía tan bien que era como buscar una aguja en un pajar. - Con lo último que dijo Diego se me ocurrió una idea.

-Elena.

- ¿Que?

-Elena nos puede ayudar a buscarla. - Nos miramos, Diego entendió lo que quería decir. Nos levantamos corriendo y entramos a la casa en busca de Elena, ella estaba en la cocina con Ian.

-Elena necesito un favor. - Dijo Diego.

- ¿Qué pasa?

-Puedes utilizar uno de tus hechizos para localizar a mi hermana. - Elena miro a Ian, en los ojos del rey había esperanza de encontrar a su hija.

-Está bien busca un mapa de la ciudad rápido. - Diego fue en busca de un mapa para Elena mientras que nosotros nos dirigimos hacia el salón del trono. Colocamos una pequeña mesa en el centro del salón, extendimos el mapa en la mesa. - Necesito sangre para esto. -Todos nos miramos. - De la misma de Ana, es decir la tuya Ian. - Elena miro al rey y extendió su mano hacia él, el rey le dio la mano a Elena para que tomara un poco de su sangre, ella tomo un pequeño puñal y corto un poco al rey para que saliera la sangre, las gotas cayeron en el mapa, Elena cerro sus ojos y comenzó el hechizo, yo solo podía ver el mapa con la sangre y esperar a que pasara algo, Elena termino y dirigió su mirada hacia el mapa.

La sangre comenzó a moverse, mi corazón latía, rápido, estaba ansioso, la sangre se detuvo por fin, sonreí de emoción, pero mi risa se fue desvaneciendo al ver que la sangre comenzó a extenderse por todo el mapa, cubrió cada espacio, todo el papel se tiño de rojo.

-Elena. -Mi voz salió en un susurro.

-Ella no quiere ser encontrada, Alexander, lo siento. - La ira comenzó a consumirme, salí de la habitación como alma que lleva el diablo, camine a lo más profundo del bosque, comencé a golpear los árboles, necesitaba descargar todo el dolor que sentía por su partida, grite hasta más no poder, trate de detectar su olor, pero fue imposible.

-Problemas en el paraíso.

- ¿Qué quieres ahora Víctor? ¿No te basto que An desapareciera? o espera ¿será que tú te la llevaste en contra de su voluntad otra vez? - La cara de Víctor cambio al escuchar mis palabras.

- ¿Como que se fue?

- ¡Se la trago la tierra y todo esto es tu culpa! - Explote, ya no había vuelta atrás, ataque a Víctor con todas mis fuerzas, lo culpaba a él por la desaparición de ella, todo el dolor que paso, el miedo, por todo lo culpo.

- ¡Cálmate, demonios! ¿crees que estoy feliz de no saber dónde está? claro que no.- Salí del bosque y fui directamente al jardín donde a ella le encantaba estar.

-No tenías por qué haberte ido.

Mis días sin ella pasaban lentamente, ahora tomaba más de lo que antes tomaba, por las noches la pasaba en fiestas y bares, mi único aliado, el alcohol.

Ya han pasado dos años y medio desde que se fue, mi vida, no ha sido muy bonita que digamos, me encontraba en los jardines de la casa del rey, él había mandado a remodelar la casa entera a excepción del salón de la reina hibrida.

Diego, Neal, Gabriel y yo nos encontrábamos entrenando en el jardín, un habito que obtuvimos después de lo que paso, para no recordarlo a cada minuto. Y también lo hacíamos por que ha habido varios ataques a los lobos y los vampiros, y lo malo es que el culpable no es Víctor, a él también lo han atacado en varias ocasiones. De la nada sentí el olor a humano, escuche el sonido de algo que venía directamente hacia mí, lo detuve con la mano antes de que impactara en mi cara, era una pequeña roca.

-Hay un humano en la casa.

- ¿Que? - Gabriel no se había percatado de su presencia. - Es cierto. - Los entrenamientos con ellos me habían caído muy bien. - Esta entre los arbustos.

-Va directo a la casa. - No me moleste en correr detrás del humano, me quería divertir un poco con él, lo seguí hasta el salón del trono, entro por una de las ventanas, era un chico como de trece o catorce años. Entre en el salón, las puertas estaban abiertas y pude ver que Víctor, el rey o varios miembros del concejo estaban hablando, no se molestaron en detenerse por mi presencia ya se habían acostumbrado a que me entrometiera en todos lados. Pude divisar a el humano, en sus manos tenía una resortera y apuntaba directamente a Víctor, demonios está perdido, bueno no me voy a entrometer, el chico le disparo a Víctor, pero este detuvo la pequeña piedra antes de que lo golpeara.

Víctor se acercó a el chico y lo tomo por el cuello de la camisa sacándolo de su escondite, lo llevo al centro del salón.

-En esta casa no hay humanos, dime niño ¿de dónde saliste? - Se escuchó pasos, por el sonido eran tacones, era una mujer, mi piel se erizo, abrí mis ojos como platos tan solo al detectar ese olor que años atrás no podía conseguir. La mujer que apareció camino hasta quedar frente del trono, ella tenía el cabello castaño oscuro y estaba largo, su piel era blanca y sus labios rosados.

-Te aconsejo que lo sueltes, sino en este mismo instante te arranco el corazón. - El ambiente en el salón se puso pesado, de mi boca salió su nombre en un susurro.

-Anastasia.

-Parecen que hubiesen visto un fantasma. - Víctor soltó al chico, este se detuvo frente a An.

-Mamá esta casa es inmensa.

-¿Que?.- El rey, Víctor y yo hablamos al mismo tiempo.

NocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora