Capitulo 4

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Besitoss..Soy de República Dominicana ¿Y tu?

Desperté con un dolor de cabeza terrible.
Sentía mis manos cohibidas, no las podía mover.

Alguien me acariciaba el pelo, abrí los ojos lentamente.
La luz me impidió ver bien, era demasiada fuerte, cerré los ojos de nuevo.

―La bella durmiente despertó―No reconocí esa voz, abrí los ojos de golpe.

¿Dónde mierda estoy?

No había sido un sueño, estaba en una habitación oscura con pintura azul, muy demacrada y una minúscula mesa con una silla. Parecía sacado de una película de terror.
El costado de mi cara latía fuertemente, por el golpe que recibí, podría jurar que tenia un gran moretón.
Al frente una mujer mas fornida que cualquier hombre, con músculos impresionantes y cara un poco masculina ¿Quién era?

―No, nos han presentado. Soy Doris y me han contado un poco sobre ti, me dijeron que fuiste la civil que ofendió al León, seré sincera al principio me negué a creerlo y cuando te vi mucho menos ¿Cómo una cosita tan pequeña como tu puede hacerlo? Y seguir respirando.

― A ti que te importa ―Forcejee en contra de las cadenas que me sujetaban ―Suéltame, estúpida.

―Aunque, te doy puntos por valentía y aquí entre nosotras, eres la única en muchos años que ha tenido el valor de llamarlo enfermo. Eso me divierte, hace tiempo que no había nada de acción por aquí y estoy cansada de leer libros.

La miré fijamente.

― ¡Ah! ¡Sabes leer! Pensé que todos esos esteroides te hacen estúpida ―Ella frunció el seño y se enojó― ¡Ay perdón! eso es de nacimiento, lo olvidé.

Ella se molestó, lo supe, por la forma en que me miró, una mirada asesina. Si las miradas mataran, yo estaría dando mi ultimo suspiro.

― ¿Estas bien? Eso se ve muy mal ― Se acercó y señalo mi mejilla― ¿Te duele?

Pellizcó mi mejilla y la apretón, grité de dolor.

Ella me soltó y comenzó a reírse fuertemente de mi.

― No necesitas puntos de sutura.

Iba a responderle pero en eso la puerta se abrió de golpe, dando entrada a un grupo de hombres terroríficos.

¿En qué me metí?

» Cuándo tenía 12 años yo era la oveja negra de la familia, odiaba a toda persona que intentará meterse en mi vida. Un día de esos recuerdo muy bien que un señor tocó el timbre de la casa con sumo cansancio me levanté del sofá para abrir la puerta.

Puse mi peor cara
― ¿Qué quieres?― Le pregunté al desconocido, con cara de pocos amigos.
Soy Anton Freire― Dijo con cara arrogante, al parecer, era alguien importante.

Que me importa.

Me tendió la mano con intención de estrecharla, lo ignore.
Te pregunté ¿Qué quieres? no ¿Quién eres?― Exclamé con aburrimiento. Recalcando las pregunta y mirándolo como si fuera el mayor idiota.
Eres muy educada― Sonrió hipócritamente. ¿Sarcasmo? Conmigo no te sale dije mentalmente, sonreí falsamente.
Sarcasmo me encanta, juguemos. Tu eres muy lindo ― Frunció el ceño y su sonrisa desapareció.
Veo que no estas bien formada, no tienes modales y vives con tus padres ¿Cierto? si eres así no quisiera imaginarme ellos. Mmh...Diles que la Empresas Levlerd no quieren vender sus acciones.

Con esto último se alejó a paso firme y confiado, mi papá tiene el suficiente dinero, no necesita el de ellos.
Cerré la puerta de un gran portazo que hizo eco en la casa.
Mi padre sonriente bajo por las escaleras 5 minutos después.
Alex, escribe esta fecha en que tu padre hará un contrato millonario con una empresa francesa de ropa textil.
Sonreí y brinque de alegría dando pequeños aplausos con mis pequeñas manos.
Aunque ese hombre de pacotilla se llama Anton, al parecer esta retrasado dijo que seria muy puntual
― ¿Un Frances? El ya llegó.
Miro todos los lados.

-¿Dónde esta? -Dijo distraído- ¿Qué hiciste?.

Los hombres se acercaron sigilosamente, yo miré expectante.

El león se había quitado la camisa ahora tenia un T-Shirt sin manga mostrando sus fuertes y trabajados brazos rodeados por tatuajes.
Un pensamiento me azotó quizás si no estuviera atada y herida estaría babeando por ese hombre.
El estaba muy serio junto a el grupo de hombres.

― Doris empieza― Esta asintió sin vacilar.
Un dolor atravesó todo mi abdomen, la muy perra me habia pegado.
Intenté ahogar un grito pero sentía que me estaba desgarrando.
Otro golpe aterriza en mis costillas, me dejó sin aire jadeo y aspire pesadamente. Mi cabeza me da vueltas y lucho contra el sueño que se extiende hasta mis párpados.

Observé como el León satisfecho se da la vuelta con la intención de irse.

Escuchaba las carcajadas de los demás ¿Disfrutaban esto?

― ¿Quién diablos crees que eres? bastardo― Grité con todas las fuerzas que me quedaban― Estan locos

El se acercó a mi con movimientos elegantes.

-Yo, cariño soy El León.
Tú puedes llamarme Rey, amo y señor o conde- Decía con sumo cansancio, me tomo del mentón y limpio el hilo de sangre que corría por el - Pero ahora me conocerás por tú dueño.

Y fue entonces cuando todo se volvió negro.
Un sueño me abarcó completa.
Mi subconsciente me decía
"Felicidades ahora perteneces al León"

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Hola chicas, Aquí estoy aunque tarde pero seguro.
¿Le gusta la novela?
Me gustaría que comentará.
No quiero lectoras fantasmas.

León (Sons of Delvilry  #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora