Capítulo 12

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El terror recorrió mi columna vertebral y un ligero temblor se extendió por todo mi cuerpo.

—Ahora pondré fin a esto— Buscó en un lado de la cama, vislumbre un cuchillo muy filoso cuyo brillo contrastaba con la luz de la luna.
Comencé a luchar, pateaba  y gritaba, sin embargo, nadie me escuchaba.
Halé mis restricciones y estas comenzaron a ceder pero se sentían diferentes su textura era rasposa, observé que las esposa de transformaban en serpientes y con alargargado dientes las mismas encajaban sus colmillos en mi carne.

Sentí el veneno se esparcía por mi cuerpo, pero un dolor en mi abdomen me llamo más la atención el León había introducido su navaja en mi cuerpo, yo lloraba y observaba como el desaparecía de la nada y el cuarto se tornaba oscuro.

Desperté de golpe.

Miré sobresaltada el alrededor y encontré la ventana abierta me levanté y procedi a cerrarla.
Todo había sido un sueño, uno muy realista, joder pensé que me mataría.
Ese hombre obstinado, que me veía como una propiedad, su propiedad.
El que estaba acostumbrado a poseer todo, pero quería ser el dueño hasta de mis pensamiento, de mi ser y adueñarse de mi esencia, quería que yo le perteneciera.

Y lo estaba consiguiendo por que ni en mi sueños podia librarme de el.

Muchas personas decían que era un desterrado del infierno, que no podía sentir empatía, mucho menos amor, ni cualquier otro sentimiento que no involucrará odio, rencor y venganza.
Y lo estaba transmitiendo en mi ser.
Que mierda haría para sacarme de ese hombre.

Yo se que el brilla como oro, pero entre mas brillante es algo mas peligroso es.

Me levanté y apague la luz.
¿Por qué tenía que ser el?


Me resigné a no poder dormir.
Había conseguido hasta robarme el sueño.
Eran temprano faltaba mucho para empezar mi trabajo en la heladería.
El trabajo que había adquirido recientemente luego de que me despidieron de Blue gracias al mandato del León.
Creído.

Acomode el cuello de mi camisa que contiene el logo de Delicius's.
Coloqué unas converse y me dirigí a mi destino.

Luego de caminar alrededor de dos cuadras, divisé el carrito con las chicas montando las mesas y sillas.
Mantuve mi enojada cara quizás con eso ahuyentaría a cualquier persona que intentase iniciar una conversación conmigo.

No tenía ánimos para charlar.

El día transcurrió normal sin contar los idiotas que intentaron ligar conmigo y el auto muy lujoso con cristales polarizados que por paranoia mía pensaba que era el León.
Tenía problemas, muchos de hecho.

Ese idiota estaba ocupando la mayoría de mis pensamientos.
Y ¿Cómo mierda consiguió lo que muchos hombres desean?
Poseer mi mente.

Claro con sus ocurrencias y comentarios odiosos lo odiaba pero a la vez me atraía.
Si lo admito.
Me gusta el enemigo.
Porque lo prohibió es lo que más tienta y aún más si el es la verdadera encarnación de la palabra prohibido.
Pero nunca lo sabría, el no se enterará jamas.

Me quité el delantal y lo coloqué en su respectivo lugar.

—Alex — Megan una compañera de trabajo me hizo señas para que  me acercará con mucha pesadez me dirigí hacia ella—. ¿Cómo estas?

Me extendió un vaso de helado, lo rechacé estaba harta de ver helado.
—Viva.

Tomé asiento frente a ella  e hice una mueca de aburrimiento.—Siempre eres tan fría —Dijo indignada en cambio a mi me causo risa.

—Eso trato sólo que a veces inconscientemente dejó escapar mi lado humano.

Ella de repente sonrió.
—Eso me gusta. —Reí estaba loca, ni aunque me comportará como un iceberg me lograría escapar de está chica— De todos modos es para invitarte al cumpleaños de una de nuestras compañeras y cómo eres nueva podemos celebrar tu ingreso.

León (Sons of Delvilry  #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora