Capítulo 25

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Sentí su fuertes brazos rodear mi cintura y percibí la calidez de su cuerpo, por un instante me deje llevar, dejé que los sentimientos que sentía por el me embargaran y me apoyé en su cuerpo.

El pensamiento junto con el mensaje que leí se esfumaron de mi mente, solo estábamos el y yo, un hombre y una mujer.
Dejó un beso casto en mi cabeza.

- ¿Me extrañaste?

Me dio la vuelta lentamente, acarició mis mejillas con cuidado de no lastimarme, ya estábamos frente a frente. Me miraba fijamente con sus grandiosos ojos azules que en ocasiones se tornaban un poco verdes.

No los soporte más y lloré, si lo hice, descargué todo lo que estaba reteniendo. Es que todo era demasiado abrumador para mi.

Me di cuenta que en todo este tiempo nadie había estado para consolarme y resulta que la persona que lo hace solamente me quiere como un juguete.

Supongo que lo supe desde el principio, pero no quise aceptarlo.

Me abrazó más fuerte y gemí de dolor, aún estaba muy lastimada.
Aflojó su agarre inmediatamente.

- No llores, pequeña fiera.

Me levantó en brazos cuidadosamente y me llevó hasta su enorme cama.
Tomó mi rostro y me beso tiernamente.

¿Por qué me trataba de tal manera?
Sus manos acariciaron la parte de mi estómago que no estaba magullado.
Mi cuerpo se calentó e instintivamente reaccionó a sus caricias.

Cuerpo traidor.

Su boca experta continuaba su danza hasta mi cuello sólo que ahora era más intenso.
Tomo el control de mi cuerpo, el prontamente se había convertido en dominante y exigente, con cuidado de no lastimarte, se colocó entre mis piernas y siguió besando mi clavícula y bajo hasta la línea debajo de mis senos. Donde chupo y mordisqueo la piel.
Un gemido se escapó de mis labios dándole pasó a muchos más.

Terminó de abrir la bata de satin y acarició mis pezones con su dedos luego dirigió su boca a mi tierna piel y chupó.
Mi cuerpo sintió un increíble éxtasis.
Mientras sentía como sus manos se desplazaban hacia la parte inferior de mi cuerpo.

- Mi pequeño demonio de fuego, me volví loco sin ti.

Dejó castos besos desde mi cintura hasta mis caderas. Con cuidado de no lastimarme.

- Eres mi mujer, pequeña fiera. Solo mía.

Mi cuerpo se quedó frió, toda la excitación se esfumó. El lo sintió y levantó su cabeza para mirarme con el ceño fruncido.

- ¿Cómo lo fueron Anna y Claire? Soy otro de tus objetos, ¿cierto? Me reemplazará como lo hiciste con ellas.

- ¿Qué mierda?

Se levantó de un salto de encima mío y yo tomé la bata, la cerré y me aleje de el, con el mayor cuidado posible.

-¿Quién carajos te habló de ellas?

Para acertar mis sospechas el se puso pálido como un papel y la ira se formaba en su rostro.

- Eres un idiota. ¿Por qué me haces esto a mí?

Despacio salí de la cama no soportaría una vez más sus burlas y lo odie tanto que quemo, y si era una estúpida.

Yo principalmente, como podría enamorarme de alguien que desde el principio me trató como basura, al parecer soy masoquista porque seguí estando allí como una ingenua pensando que el sería diferente conmigo aunque me lo advirtieron nunca entendí.

- ¡Respondeme! -Exigió todavía sin acercarce lo suficiente.

Resople rendida, no era lo suficiente importante para recibir una explicación.

- Tu celular- Respondí casi por explotar pero no me derrumbaria frente a el, de nuevo. Lo dejé ir.
Si no era importante para el, el no lo sería para mi.

Corrió prácticamente al cuarto de baño y miró su celular, escuché un fuerte estruendo en la habitación, de pronto el salió con sus nudillos lleno de sangre, al parecer había golpeado de la pared en su rostro se mostraba alguien diferente despiadado y oscuro, no caliente ni cálido, como lo había sido conmigo.

- Tengo que irme, mi pequeña.- besó mis labios en un tierno roce y se largó, comenzó a caminar hacia la puerta.

- Te odio, sabes. -El paro en seco y se giro- Te odio tanto como te quiero y eso me destruye, como amar a una persona que te hace daño, que a la vez no le importas lo suficiente para darte una maldita explicación, he sufrido lo suficiente desde que llegaste a mi vida y ya no quiero, ya me harte.

El dio dos pasos hacia mi, levanté mi mano en señal de pare.

- No, no te acerques. Me voy a ir quieras o no. Nunca trataras de encontrarme y espero en el infierno que nunca lo hagas.

-Peque......

- No, no digas nada no necesito que hables conmigo Sólo necesito que te vayas, voy a dormir y mañana espero que no estés aquí. Si en tu corazón; si es que lo tienes, existe algo de bondad, por favor. No intentes evitar que me vaya.

Me gire y subí de nuevo en la cama y me deje caer gimiendo de dolor. Sólo sentí sus pasos y una fuerte puerta siendo cerrada, no pude contener más las lágrimas salieron a cascadas de mi.

Sufrí cuando mi padre murió, cuando quede en la calle, cuando mi madre me abandono y todo eso lo supere, está vez no sería la excepción el no lo sería.

Me iría lejos donde nadie supiera de mi, no sería tan difícil encontrar una pequeña granja en Illinois o Lowa, tendría varias vacas también corderos y nadie me molestaría agregaría cinco gatos a mi colección. Viviría para mi únicamente no tendría que preocuparme por idiotas con grandes culos arrogantes.

León (Sons of Delvilry  #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora