Capitulo 19

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Un calor me envolvía extrañamente me sentía muy comoda, sonreí y me acurruque más hacía aquello que me mantenia caliente, una ligera caricia en mí pelo tan deliciosa que me instaban a seguir durmiendo.

Sonreí mientra me acomodaba.

- Mmmh, pequeña fiera- un gemido ¿Esa voz?

Maldición ¡Esa voz!

Abrí los ojos de golpe y me removí para alejarme de el como si quemara, como si se hubiese convertido en una bola de fuego.
Hay estaba envuelto en una sabana roja pasión semi-desnudo yacia el hombre de mis pesadillas, que habia arruinado mi vida completa.
- Sueltame, maldito idiota.

Grité y comencé a moverme furiosamente en la cama, pero el muy maldito ni siquiera se movía es que leon muy bastardo era gigante, parecía una pared de concreto.

- Tranquila, Alex.

¿Tranquila? Ese hombre estaba loco.
Despues de intentar asesinarme bueno de estrangularme hasta el desmayo.

- ¡Sueltame! !SUELTAME! ¡Ayuudaa!.

Me estaba hiperventilando, mi sangre corría furiosamente por todo mi cuerpo, mientras gritaba el mantenia su agarre impenetrable, de pronto comence a sentirme mareada.

- Alex, maldición, calmate.- Dijo nerviosamente, gimiendo de dolor -Te estás poniendo morada.

Mi cabeza me gritaba, que me alejara.

¡Huye, hazlo ahora!

- Déjame ir- dije en medio de la neblina que cubría mi vista.

Sentí algo espeso en mis manos, como pude las observe y note que ligera manchas de sangre cubrian mis dedos.

¿Estaba herida?
Ese mal nacido me habia herido.
Pero raramente no sentia ningun dolor eso me calmo un poco, ligeramente comencé a inspeccionar mis extremidades, llegando a la conclusión que esa sangre en realidad no era mia.

¡Era de él!

Observé su rostro y sus ojos me miraban fijamente con una cara inexpresiva no podia leer sus emociones, ni siquiera sabía cuales eran sus intenciones conmigo.
Pero si podia ver su mueca de dolor pues yo acababa de lastimar su herida de bala, una bala que recibió por mi.

No olvides que intentó matarte, idiota.

- ¿Qué quieres de mi?- mis ojos se nublaron de lagrimas, que luego de luchar tanto para que no escaparan, ganaron la batalla.

- ¿Por qué no me dejas ir? -Susurré aún mas bajo.

Me soltó abruptamente y se alejó

- Porque no puedo, ya listo ¡Lo dije!

Yo muy desorientada me senté en la cama mientras el se ponia de pie con un poco de dificultad.

El salio de la enorme habitacion y yo corri detras de el mientras bajaba las escaleras y se adentraba a la cocina.

- Tienes que comer.

Comenzo a buscar ingredientes, aqui y alla.

- No, no tengo hambre.

Mi estomago gruño en respuesta y el simplemente me ignoro.

- ¿Por qué dices que no puedes dejarme?

El muy imbécil simplemente me ignoró, de nuevo. Estaba empezando a casarme. Visualice un pequeño cubo y lo puse a llenar con agua.
Le mostraría que no puede hacer de cuenta que yo no estoy.

- No vas a responderme.

Afirme y el se limito a seguir cortando unas frutas.

- Me lo debes, habla conmigo.

Exigí de una manera autoritaria y el se digno a dejar lo que esta haciendo para mirarme y recostarse en la meseta de la cocina.

Estúpido imbecil.

Yo automaticamente tomé el cubo con agua y lo arrojé en su cabeza.
Mojando su cuerpo entero.

- ¿Qué? ¡Diablos!

Gritó fuertemente, yo sonreí e inocente como siempre, dije.

- Ups, pense que tendrías un poco de calor.

Corrí atraves de la casa sintiendo sus pasos dandome cuenta que la casa era una mansión.

Se estaba volviendo costumbre huir de el.

Pasillos que llevaban a diferentes puertas, escuchando sus pasos cada vez más cerca, entré en la primera habitación que encontré.

Mi boca cayo en una redonda y esplendorosa O.
Una habitación digna de un millonario se hizo presente.

Me arrinconó- No te acerques, te puedo lastimar.

Le di un empujón para que retrocediera pero ni siquiera se movió, estupido bastardo gigante.

- ¿Quieres jugar conmigo? - Dijo con una malevola sonrisa.

- No

La sorpresa impacto en su rostro.

- ¿Quieres pelear conmigo?
Frunciéndole el ceño, me escogí de hombros.

- Dejame en paz

El inclinó ligeramente la cabeza mientras me observaba con sus brillantes ojos divertidos. Sus brazos se abrieron de par en par, como si quisiera abrazarme un segundo antes de lanzarse hacia adelante en un intento de agarrarme.

Y yo corrí riendo como una niña triste que por fin podía jugar.

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¿Les gustó?
Espero que sí.
Besos y abrazos.

León (Sons of Delvilry  #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora