Capítulo 21

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- Esto es algun tipo de secuestro- Me crucé de brazos cuando termine de cenar.
- Déjame informarte que no tengo dinero, si lo que quieres es una recompensa- Tomé una papá frita de su plato y me la comí.

- ¿Crees que me importa una mierda tu dinero?

- Como sea, Leoncito. Tengo que ir a la universidad y creo que me despidieron.

El estaba irritado se anotaba a tres metros de distancia, luego de el "suceso" lo había rechazado totalmente y es que las cosas no eran tan fácil como el las pintaba, por más caliente y atractivo que fuera el, yo no funcionó así.
Recuerdo muy bien lo que le dije.

-      No soy masoquista, no te permitiré que me trates mal y luego vengas a usarme como quieras, no me importa que seas el hombre más sexy que he conocido.

El sonrió maliciosamente y se acercó como tigre cazando a su presa, yo rápidamente retrocedí en la cama para evitar que me aprisionara de nuevo.

-     Entonces, soy el hombre más sexy que has conocido.- Me guiñó un ojo y su sonrisa se amplió.

-     De todo lo que dije sólo eso entendiste. Eres un estúpido.

-         Lo entendí todo pero eso fue lo que me gustó más. Además decidí que ya no te voy a tocar al menos que me lo pidas o me lo ruegues.

Se retiró y se acarició su herida.
Se puso de pie y se dirigió a la puerta de salida.

-    Sigue soñando.

Me miró por encima de su hombro y dijo -    Yo no diría eso, pequeña fiera.

Eso era lo que había sucedido, aunque rechazarlo se llevó casi toda mi resistencia. Le demostraría que no necesito su toque para nada.

-    Voy a ir a la universidad, quieras o no.

Me puse de pie , intentado sonar desafiante.
El se acomodó en su asiento y se cruzó de brazos sus abultados bíceps me dijeron "Hola ¿Quieres tocarme? Ven"

-      Tienes un problema con la autoridad, aún no has entendido que yo soy quien manda aquí y donde quiera que vayas, nena, si yo digo salten todos saltan. No me retes, no me gusta.- Su tono me aterrorizo, no había visto está faseta de el, los pelos se me erizaron, está jodida parte de el me asusta como el infierno, retrocedí. -  Pero tú no tienes que temerme, fiera.  Si te comportas bien, sólo tienes que ordenar y obedeceré.

Sonrió coquetamente, y se palmeo los muslo, indicándome que me sentará en su regazo.
Obedecí y el me rodeó con sus fuertes brazos y escondió su rostro en mi cuello, dejando castos besos en toda la area.

-     ¿Qué desea, mi pequeña fiera?

Su brazo acarició mi columna vertebral deliciosamente lento.

-         Quiero ir a la universidad... por favor.

- Buena chica-   Sujeto la parte posterior de mi cabeza y me propinó un casto beso en los labios, mientras acariciaba mi espalda. Gemí por lo maravilloso que se sentía. -    Tendrás a uno de mis hombres, llevandote y recogiendote, pero como es el primer día lo haré yo. No quiero que ningún niñito, se atreva a intentar tocar lo que es mío.

El me apretó más hacia el mismo.
-     Ahora, Alex di lo que queremos escuchar ambos, pídeme que te toque y no te arrepentirás.

-       Dilo - Su voz se hizo más ronca con cada palabra que pronunció, este hombre era el pecado en persona.

ES la manzana que Eva mordio.

-  Toca..... - Paré en seco, no lo dejaría ganar, al menos no tan rapido- ¡No!

Me levanté de golpe, el lo permitió abriendo sus brazos.
Comencé a caminar hacia las escaleras.
-    No esperaba menos, si no, no fuera divertido, pequeña fiera.

De repente la curiosidad me azoto.
-¿Por qué me llamas asi?

Tomo su vaso de cerveza y lo bebió un poco.

- Porque eres salvaje y no me tienes miedo, defiendes tus ideas y luchas por lo que quieres, ademas eres todo lo que este León necesita.
Buena noche, Alex.

Sus palabras me dejaron en shock y con eso salió de mi vista.

Luego de horas de placentero sueño, me levanté de la cama encontrando en una mesa todo mis útiles de la universidad, así que me acerqué y caminé hasta el armario, me sorprendí al ver toda mi ropa apiladas correctamente y seis bolsos de compra llenos de ropa nueva de muchas marcas tan caras, que para yo poder comprarme una bragas de esas, tendría que vender todo el apartamento en el que vivía.

Miré el reloj que estaba en la mesita de noche, justo a tiempo.
Fui al baño hice mis necesidades básicas y peiné mi pelo que estaba hecho un desastre, me vestí con unos jeans, una blusa básica negra y unas Converse.

Tomé la mochila y me acerqué a la puerta, bajé con un poco de sigilo, todavía me daba escalofríos la enorme mansión de León.

-    No me interesa. Si ellos quieren a Alex tendrán que pasar sobre mi jodido cadáver. Si tienes que matarlos malditamente, hazlo pero no me hagas involucrarme.

Me detuve abruptamente, no de nuevo. Escuchar conversaciones ajenas se estaba convirtiendo en una rutina.

-      Señor, estará hecho.

Observé como el León lo tomó del cuello y lo levantó como si de una pluma se tratara.

-       No vuelvas a molestarme, al menos que sea una emergencia.

El pobre hombre jadeaba de aire y el León parecía no estar no cerca de soltarlo.
Estaba tornandose morado.

Un grito ahogado redondo en toda la sala, lo que hizo que el León fijará su atención en mi.
¡Maldita sea!
El grito provenía de mi.
El León lo soltó y el hombre prácticamente huyo.

-      Nena, ¿Ya estás lista?

Disculpa, el sabia que había escuchado todo y lo único que me pregunta es ¿Qué si estoy lista? El estaba loco.

-        ¿Qué diablos fue eso?

Exigí y se adentró al comedor donde estaba preparado el desayuno más exquisito.
-          Negocios, pequeña fiera. No te preocupes.

-       Disculpa estas seguro de que estamos hablando el mismo idioma, acabo de ver como casi afixias a un hombre además dijiste que me están buscando. -  Me acerque a el sin dejarme intimidar por su tamaño - ¿Desde cuándo yo soy parte de tus "Negocios"?

-      Desde que me enfrentaste en el bar te convertiste en mi negocio ¿Comes algo?

Miré silenciosamente, averiguaría lo que estaba pasando, malditamente lo haría.

Asentí y tomé asiento, comí rápidamente mi desayuno y unos minutos después ya estaba lista para ir a la universidad.

Todos y todas inclinaron la cabeza como si de la realeza se tratase, intentando mirar a escondidas lo que estaba pasando. No me perdí, ni por un instante todas las miradas furtivas, de recelos y hasta de compasión, pero sobre todo de miedo.

Si, mucho miedo.

León (Sons of Delvilry  #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora