León (Sons of Delvilry #1)

Capitulo 5

3 meses después

—Todavía no puedo creer que te atreviste a insultar al Señor innombrable —  Puse los ojos  en blanco.—¿Qué pasó dentro de esa habitación?

Estaba harta de que me preguntara lo mismo, luego de ese suceso, se corrió el rumor sobre mi, decían que me dieron la paliza de mi vida y cuando salí del hospital.

Sip, permanecí 5 días inconsciente en una camilla a causa de una costilla rota y demasiados hematomas.

Desde ese día soy la chica mala de la escuela, nadie se me acerca por miedo.
Estúpidos.

—Ya sabes lo que pasó, esa mujer me golpeó como si de una batería se tratase, me desmayé 2 veces y desperté en el hospital, fin. —Dije de mal humor.

Este tema siempre se me hacia muy irritante, no creo que nadie estaría contento, ni orgulloso de contar como te humillaron delante de todos.

Di una gran mordida a mi hamburguesa.
—Si lo sé,  pero me refiero a él ¿Te dijo algo? El es un hombre muy caliente — Grace me sonríe y levanta las cejas. Yo en cambio casi me atraganto y tosí ruidosamente, llamando la atención de algunos estudiantes.

Oh, ese hombre es tan caliente que cualquiera se puede quemar, por eso evito constantemente pensar en el.
Recuerdo las promesas que hizo diciendo que yo era Suya, mi corazón se acelera. Sin embargo, el me lastimó y por eso multiplico por cero su belleza, todo hombre que maltrate no debería considerarse hombre.

—Es muy sexy, pero es un hijo perra  —Comí otra papa frita y le sonreí. — sueño con el día que pueda ahorcarlo con mis propias manos, lo odio.

Y es verdad el repudio por el era más fuerte que lo que le causaba a mis alocadas hormonas.
Cuando lo viera, que se cuidará por que no soy de las que reciben el golpe y se quedan como si nada.

—¿Qué te toca?—Me preguntó, mientras nos levantamos de las sillas.

—El chiflado de orientación.

Me dirigí hacia la salida de la cafetería, crucé por el césped, ignorando precisamente el letrero que lo prohibía.
Subí por las escaleras lentamente no quise hacer demasiado esfuerzo para no lastimarme.

Ese hombre pagaría todo lo que me ha hecho.

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—Esta es la roca de la armonía, fé y perdón —Decía el profesor mientras sujetaba una piedra del tamaño de una bola de béisbol— Ustedes que tienen rencor en su corazón, o si tienen a alguien que odien pensarán que es esta piedra, este sentimiento será un peso en tu alma.

Comenzó a entregar piedras de mediano tamaño a cada uno. Estás tenían una etiqueta en blanco.

—En esa etiqueta escribirán el nombre o el apodo de ese ser humano que no soporten.—Cogí mi piedra con un lapicero escribí "Leoncito"  —Necesitó que carguen con esta piedra como si de un bebe se tratara. Nos vemos en la próxima clase.

Me levanté al igual que los demás parecíamos una estampida de rinocerontes.

Me dirigía a mi casa con paciencia, aunque la mayoría de mis heridas estaban sanas estaba un poco enferma.
Me encontraba en una de las zonas mas desérticas del pequeño estado, lo tomaba ocasionalmente como un atajo.
Pero un pensamiento me llegó a la mente No dejes camino real, por vereda.

Descarte de inmediato ese pensamiento últimamente mi imaginación estaba fluyendo demasiado.
Al parecer ese problema con ellos me dejó con un poco de conflicto emocional.
Debo decir que todavía tenia la sombra de aquel golpe en mi mejilla aunque ya casi no se notaba, mi abdomen estaba todo magullado.
Eran recordatorio del rencor que le tenia a esa marimacho estupida.

Me detuve de golpe y mire hacia la izquierda donde provenía una voz que reconocería a kilómetros.

Un flamante volvo.

Otra risa gruesa provino de unos metros atrás.
Retrocedí un poco para ver y llevarme una gran sorpresa como los policías le entregaban un sobre rojo y se marchaban.

El león.

Estaban muy distraído que no me notaron.
Un liquido amargo subió por mi garganta. Todos esos episodios de golpes, maltratos y lesiones azotaron mi mente.

¡Lo odio!
¡Lo odio!

Solo un golpe acompañado de un estruendoso sonido me sacó de mi ensoñación.

Yo era la causante
Por impulso ¡Había lanzado la piedra del perdón a su flamante auto!

Ahora la perfecta pintura negra tenia una gran abolladura de color metálica.
Reaccione por instinto y empecé a correr, ignorando el dolor.

Estaba hasta el cuello de mierda.
Estaba jodida.