Cuando Theo salió, no demoré en llamarle a Anna y empezar a empacar todo y llevarlo a su casa tan rápido como pude, pero un obstáculo se nos presentó cuando mi mamá llegó a casa.
– ¡Bebé! – gritó desde abajo.– ¡Demonios! – susurró Anna guardando la ropa que faltaba de empacar en el armario. – Dijiste que se tardaría, ______.
– La distraeré, no tarda en decirme que le ofrecieron turno por la mañana y lo aprovechará para ganarse algo más aunque esté llena de dinero.
– Vale, no quiero problemas.
Me miró con atención y ladeó la cabeza invitándome a que saliera de la habitación. Le hice caso y salí casi disparada hacía el piso de abajo.
– Hola, mamá.
– ¿Cómo estás, mi niña? – me preguntó abrazándome por la cintura.
– Bien, te extrañé en la semana que fui con Anna de vacaciones, ¿recuerdas?
– Por supuesto que sí. ¿Cómo te fue?
– Muy bien... mamá... – empecé a hablar. – ¿Te quedarás?
Me miró con tristeza y negó con la cabeza.
– Me han dado un ascenso, mi vida.
– ¿Enserio? – pregunté algo emocionada.
– Sí, me pidieron que fuera a atender a mis últimos pacientes para que mañana me den el relevo.
Sonrió y me sentí muy bien de verla sonreír y que estuviera contenta.
– Bueno... ve a ducharte, mami.
– Vale. Ve a dormir, no quiero que por mis asuntos pierdas el equilibrio.
– No te preocupes mamá, estaba acomodando mi habitación.
– Muy bien.
Subí las escaleras junto a mamá y corrí deprisa a mi habitación cuando ella se metió al baño para darse una ducha. Anna ya había terminado de acomodar todas mis pertenencias en cajas y las metió al armario para que en la tarde llegara Alex y se llevara las cajas a la bodega de su madre para que ella vendiera todo lo que pudiera y se quedara con lo que quisiera.
– Alex y yo vendremos a las dos en punto para llevarnos todo esto. – dijo Anna mirando todas las cajas acomodadas en el armario. – Después iremos al aeropuerto y nos iremos. Nosotros, tu familia. – me tomó de la mano y la acarició dulcemente mientras me miraba a los ojos.
Limpié la lágrima que salió disparada por mis ojos y le sonreí sin ganas.
– Hey, tranquila. Los estás haciendo por él. – dijo mientras acariciaba mi vientre. – Theo entenderá cuando llegue el momento de decirle.
– Voy a dejar al amor de mi vida, Anna.
– ______...
– Imagínate dejando a Alex, sin ni otra explicación más que una carta ilusa que terminará odiando toda su vida. Tienes que entender que esto no es fácil, Anna. Entiéndeme, ¿quieres?
Anna agachó la mirada.
– Lo lamento, ______. Si no quieres hacerlo, no tenemos que hacerlo.
– No, no es eso. Quiero hacerlo, es solo que... es difícil. Anda, ve a casa. Yo iré con Jazzy y Ally. Julieta vendrá en un rato y me despediré de ellas.
– ¿Despedirte? – preguntó confundida. – Jazzy vendrá con nosotras, Ally y Julieta se mudarán pronto así que... ¿por qué te despedirás?