Después de unos minutos Anna llegó tomada de la mano de un chico alto, de cabello negro y ojos color verde. Era realmente apuesto.
Me pidió que se quedara en mi casa. Pues, claro, soy la chica con una casa practicamente sola todo el tiempo. Mi madre trabaja como enfermera en un hospital y siempre pide horas extra. Solo de vez en cuando puedo verla. Y mi padre es miembro de una firma de abogados; Nunca está en casa. Entones tuve que decirle que podía quedarse.
El chico tenía auto así que nos fuimos con él. Cuando llegamos a mi casa, les ofrecí el cuarto de visitas. Los dos se metieron y bueno, sus gritos se escuchaban hasta mi cuarto, el cual está al fondo en el segundo piso.
A la mañana siguiente no pude contenerme y hablé al número que había anotado ayer.
- Buenos días - Dijo una voz masculina.
- Ahm, hola... Quería pedir informes acerca de las clases que dan - Dije mientras con mi dedo indice hacía churrito un mechón de pelo.
- ¿Qué le gustaría saber? - Me preguntó.
- ¿De qué son las clases?
- Sexo - Lo dijo tan claro que por poco se me sale el corazón de la boca.
- ¿Sexo? ¿Cómo podría enseñarse el sexo? - Lo reté.
- Fácil. Se enseñan posiciones y tácticas para conseguir orgasmos, por ejemplo. También lo que hago es enseñarles cómo le gusta el sexo a la mayoría de los hombres - Habló en singular.
- ¿Cómo funcionan las clases?
- Pues, usted hace una cita conmigo, el día que quede la cita tiene que venir. Se toman sus datos y unas pruebas de sangre, no quiero que me contagien de algo. Después se procede a la primera clase, que es gratis.
- ¿La clase es práctica o ilustrativa?
- Práctica
¡Dios! ¡Este hombre enseña a las mujeres a tener sexo teniendo sexo con ellas!
- ¿Puedo hacer una cita?
- Por supuesto. ¿Su nombre?
- ____... Masen - Dije insegura.
- Okey, su cita está agendada para el día de hoy a las 3:30 de la tarde. La espero con ancias señorita ____.
- Hasta luego - Colgué rápido y tomé una bocanada de aire.
¿Pero qué estaba haciendo? Esto no era posible.
¿Qué has hecho ____? Me repetía a mi misma. Salí de la cama y bajé las escaleras para desayunar. Abrí el refrigerador y vi una nota pegada al envase de leche.
"George quizo llevarme a desayunar. Vuelvo a las 5"
- Anna ¿Cuando crecerás? - Tomé la notita y la arrugué con mi mano. La tiré a la basura y saqué el jugo. Me serví en un vaso y empecé a ingerirlo.
Saqué unos panqueques y los metí uno por uno en mi boca. Cuando terminé puse todo en su lugar y subí a mi cuarto para cambiarme e ir a correr.
Estaba corriendo, inhalando el aire de la mañana, dulce y fresco. A los treinta minutos de haber corrido, bajé la velocidad y me pasé por la casa de Julie, otra de mis mejores amigas.
- ¡____! - Gritó cuando abrió la puerta - ¿Qué te trae por aquí?
- Solo quería saber cómo estabas - Le dije mientras besaba su mejilla.
- He estado muy bien, chica - Su acento británico aún no desaparecía a pesar de que llevaba viviendo en Philadelfia un buen rato.- ¿Cómo has estado? - Me preguntó
- Bien. La escuela es más ligera. -Admití
- Uhm - Suspiró. Un grito se escuchó dentro de la casa. Julie se volvió para averiguar qué pasaba. - Creo que tengo que irme. Envíale saludos a Anna de mi parte - Se metió a la casa y yo regresé con mi trote hasta llegar a la mía.
Julie había tenido que dejar la escuela después de que su padrastro la violó y quedo embarazada, por suerte encontró a Charlie, quien había estado enamorado de ella desde siempre. El está terminando la universidad y trabaja para mantener a Julie y a Mateo, su hijo.
Cuando llegué a casa, me metí a la ducha. Me vestí con unos jeans ajustados, una blusa de tirantes blanca y encima un suéter de lana color marrón. Metí mis pies en mis UGG's beige y acomodé mi cabello en una coleta.
Cargué mi celular y le llamé a mi madre.
- ¿Hola? - Dijo una voz por la bocina.
- Mami - Exclamé feliz.
- ¡Mi vida! ¿Cómo amaneciste, cariño? - Me preguntó entusiasmada.
- Bien. Hace mucho frío - Me quejé-
- Lo sé. No han dejado de anunciar una posible nevada- Dijo.
- Siempre te ha gustado la nieve - Supe que sonrió por el tono de su voz - Cariño, un paciente me espera...
- Mamá, solo quería pedirte el auto prestado. Tengo que ir al centro a recoger unas cosas para el colegio, pero no tengo ganas de caminar por un taxi.
- Bien, pero ten cuidado y envíame un texto cuando llegues a casa ¿De acuerdo?
-Si mami. Te quiero. Cuidate.- Terminé la llamada y aventé el celular a la cama. Me recosté un rato y cerré mis ojos.
La alarma de mi celular empezó a sonar. Lo tomé y vi la hora.
3: 35.
Me levanté de un brinco y saqué mi chamarra de mi armario. Corrí escaleras abajo mientras cubría mi cuerpo con la chamarra. Tomé las llaves del auto y salí de casa.
Manejé hasta el centro y estacioné el auto en el parque, que no quedaba tan lejos del edificio donde me encontraría con el "profesor" por decir algo.
Caminé hasta el edificio sintiendo cómo el frío se pegaba a mis piernas y a mi rostro. Me detuve frente a la puerta de madera y dí unos golpecitos a la ventana.
Un tipo abrió.
Me paralicé cuando ví su rostro. Cabello marró tirando hacía un dorado oscuro, piel un poco bronceada, ojos marrón claro y labios gruesos y rosados. Era perfecto.
- Pasa - Dí uno paso al frente y sentí calor. Delicioso calor. Avancé unos cuantos pasos más y vi una pequeña salita con una mesa en el centro. A un lado de la salita se veían unas escaleras que llevaban a varios cuartos.
Me pregunto que habrá ahí.
- Hola ____. Me llamo Theo James.
- Hola Theo - Le dije mientras estrechaba mi mano con la suya.
- Yo seré tu instructor.