¡Lunes! ¡Por fin Lunes!
Me preparé psicológicamente para este día, luego de lo acontecido la última vez.
Mientras camino con dirección a la clase de química, al doblar una esquina siento unas manos sujetar mi hombro—hola—saluda esbozando una sonrisa — ¿Cómo te sientes? —pregunta reflejando tranquilidad.
Las piernas me tiemblan.
Podría ser de vergüenza, o quizás eran sus súper poderes de hermosura y encantó que hacían que mi cuerpo se sintiese estúpido al límite de no poder sujetarme o mantenerme de pie.
—Ho-hola Jo-Jorge —Trate de sonreír mostrando los dientes, quizás exagerando con la sonrisa pareciendo una maniática. Fue adrede para que el huyera y dejará de hacerme sentir todo un terremoto en el estómago.
Me daba hambre
Mucha Hambre.
¡Deja de pensar en comida! Me reproche
— ¿Te ayudo? —consultó apuntando por los libros que tenía entre mi cintura y sujetando con mis manos.
—No-no, no es necesario —hablé emitiendo un ruido raro ¿Esa era mi risa?
— ¿Nerviosa? —pronunció arqueando una ceja.
—No-no —fruncí el ceño de rabia ¿Era tan obvia?
Agache la mirada.
—Voy a llegar tarde —pronuncie dando rápidos pasos para desaparecer inmediatamente. Pero fue inútil, Jorge fue más rápido y me quito los libros.
—También voy a llegar tarde— Me regalo una sonrisa ¿Qué moscas le pasa? ¿Por qué siempre está feliz? —además te ofrecí mi ayuda y no acepto un no como respuesta. —Presiono mis libros a su pecho —Vámonos —dijo una vez que se cercioro de que no tenía más nada que cargar.
Por cada paso que dábamos se me escapaba un suspiro silencioso, sus cabellos revoloteaban por el poco viento que ingresaba en el pasillo causado por el exterior, el seguía sonriendo y las ganas de poder saber lo que él pensaba me invadían.
¿Cómo puede estar sonriendo todo el santo día?
Pues claro ante la sociedad él si es aceptado.
Él sí puede cumplir con los perjuicios de este mundo.
Su Ojos claros, aquellos labios rojos bien formados hacen una combinación con su hermoso rostro bien cuidado y barbeado.
¡Él era perfecto! ¡Él es perfecto!
—Tierra llamando a Yeruti, tierra llamando a Yeruti —pronunció chasqueando sus dedos.
— ¿Qué paso? —pregunté.
¡Qué vergüenza!
—Eso es lo que quiero saber yo. —Dijo con una mirada de preocupación— ¿Acaso tengo una mancha en la cara? —preguntó.
—No-no claro que no —hablé rápidamente.
Me regalo una cara de duda y los nervios empezaban a corroerme.
*conciencia*¡Estúpida Yeruti! Me regañaba mi interno yo.
*yo* No sabía que me había quedado mirándole.
*conciencia* La próxima que quieras ver a tu Hombre DISIMULA…
*yo* ¡Lo haré!
*conciencia*Eso espero. Ahora soluciona este problema.
Algo tenía que hacer… Tenía que zafarme de esto.
—Solo se te callo una pestaña —dije, encontrando una excusa rápidamente.
*conciencia* ¿Enserio?¿No se te ocurrió algo mejor?
*yo* ¿Quieres qué lo solucione, o lo harás tú?
*conciencia* yo solo te preguntaba, al final harás lo que se te plazca.
*yo* déjame hacer mi trabajo.
Tome su rostro y rápidamente retiré la pestaña salvadora de todos mis males.
El contacto de mi piel con su rostro envió pequeñas descargas a todo mi cuerpo. Lo sentí alejarse rápidamente de mí.
*yo* ¿Qué fue eso?
*conciencia* No lose, creo que te gusta.
*yo* eso no puede ser.
*conciencia* claro. Pero eso no importa. ¡Despierta! Que se te cae la baba.
Me retire rápidamente.
*conciencia* ¡Lo has hecho bien Yeruti!
Ignore a mi conciencia.
Sonreí Demostrando seguridad.
Pero el me miraba fijo y no daba ningún paso.
—¿Qué? —Pregunté al ver que él seguía con sus brazos cruzados—ah… ¡ya se! —Coloque sus pestañas en uno de mis dedos —préstame un dedo —dije, para luego presionar su dedo con el mío y dejando en medio a la pestaña extraída de su hermoso rostro —pide un deseo —dije. Él sonrió —pero cierra los ojos —el simplemente obedeció siempre con su típica sonrisa. Cruce los dedos de mis otras manos ¡Que me bese! Pedí internamente— ya, ya está —pronuncié, para luego alejar mi dedo del suyo y dejar atrás la corriente que causaba.
Pero…
él seguía sin moverse.
—¿Qué? —volví a preguntar.
El negó con la cabeza nuevamente con una sonrisa en los labios —Eres como una criatura—dijo. Me sonroje.
*conciencia* Así es, señoras y señores… así soluciona sus problemas nuestra niña Yeruti.
*yo* ¡cállate!
—Pero me gusta —dijo rompiendo el ambiente tenso que había en ese momento, luego tomo mi barbilla con una mano y sentí que en cualquier momento me iría a besar ¿Acaso mi deseo se cumpliría? —Ya llegamos a nuestro salón Yeruti —habló haciendo que todos los muros de ilusiones cayeran. —Creo que aun sigues dormida, entremos se nos hace tarde. —dijo y rápidamente desaparecí del lugar para entrar al salón.
¡Qué vergüenza, que gran vergüenza
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Llena de amor
Short StoryMe llamo Yeruti tengo 19 años soy una mujer "llena de amor" para no hacerles la historia de que estoy gorda, hoy es mi primer día de clases en la Universidad; soy huérfana e pasado toda mi vida en un orfanatorio, pero eso nunca logro apagarme. Hoy...