— ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué tanto alboroto? — pregunto mamá Sonia apareciendo visualmente, automáticamente mis ojos empezaron a aguarse, por lo cual corrió a mi encuentro.
— Ma-m-ma —pronuncie difícilmente.
— Shhhhhhh tranquila mi niña que todo estará bien — articulo—Jacinta podrías encargarte de los niños, ellos ya deben estar en clases.Escuche a los niños quejarse antes de ser arrastrados a los salones de clases y yo ser arrastrada a mi anterior habitación.
— Si supieras mamá todo lo que pase —dije una vez recostada en las piernas de la hermana Sonia.
— Lo sé —hablo ella —lo supe antes de que partieras, supe que te lastimarían y aun así no hice lo suficiente para protegerte, siempre has sido frágil por el simple hecho de ser extremadamente bondadosa con lleno de amor para dar, debí mostrarte la realidad del mundo… pero no quise exponerte a esa cruel realidad, no quería que sufrieras y lo empeore todo— dijo acariciando mi cabeza con culpabilidad en su voz.
— Tú no tienes la culpa, fui yo quien insistió en querer cumplir sus sueños… tu me pediste que me quedara y yo te desobedecí es por eso que estoy en esta situación por desobediente, de ahora en adelante te obedeceré siempre mamá. —articule.
— Está bien mi niña, ahora todo estará bien… solo duerme —susurro y lentamente fui quedando dormida.Los Días transcurrieron lenta y dolorosamente, pero al menos ya no tendría que actuar frente a los demás ni soportar el dolor en el corazón cada vez que me topaba en la universidad con Jorge. Ahora estaba en casa donde podría ser normal si yo quería, porque sabía que nadie me juzgaría, todos seguían siendo atentos conmigo y eso alegraba mis dolorosos días aunque aun así ya nada era igual. Ya no era la chica llena de amor que antes contagiaba de alegría a todos los niños del orfanatorio, ahora eran los niños quienes tenían la pesada carga de alegrarme y dar color a mis días.
Desde que pise el orfanatorio no había una sola noche en que no durmiera con lágrimas en los ojos y despertara con dolor de cabeza al día siguiente o que no controlara cada comida que me llevaba a la boca y me fijara hasta en mínimo detalle en mi apariencia, todos pero todos los días me pesaba secretamente controlando así no subir de peso, de hecho tenía 8 kilos perdidos a tres semanas viviendo de nuevo en el orfanatorio. Todos los días eran un “Estas gorda” mirándome al espejo e insultado a mi cuerpo yo misma, así es… me había vuelto una total masoquista.Lo bueno de volver al orfanatorio fue ser asignada a más tareas para evitar pensar en la sociedad externa, ya casi no tenía tiempo siquiera de pensar.
— El tema es libre, pueden escribir sobre Tobby si quieren —los niños rieron —pueden hablar sobre su comida favorita —Alcance a ver algunas lengüitas fuera, lo que me causo gracia— pueden hablar sobre lo que más le gusta… ¡Pero cuidadito con copiar! —sentencie por último, todos asintieron.
El salón estaba en total silencio lo que significaba que los niños estaban cien por ciento concentrados en la tarea que les había asignado. La madre Sonia me había dado la oportunidad de hacerme cargo de una parte de las clases de Literatura para cumplir al menos una parte de mi sueño arrebatado, esto después que la madre Mónica encargada de dicha clase haya tenido que viajar a visitar a su madre que estaba enferma.
— ¡Yeruti! —escuche en gritos que cada vez más se acercaban al salón de clases.
— Le dije que no podía pasar —esa fue la hermana Sonia—usted puede ir al infierno si no respeta a sus mayores.
— Con todo respeto Señora madre, yo la he respetado mucho… Lo suficiente, es usted quien no ha respetado mis sentimientos —escuche asomándome a la puerta, les hice un gesto a los niños que tenían los ojos bien abiertos… les indique con un dedo en la boca para que hicieran silencio. —he sido lo suficientemente paciente todos estos días, pero créame que ya no aguanto más, no quiero aguantar un día más… yo se que Yeruti está aquí ya deje de mentir por favor.
— Ella no está aquí, por favor retírese que puede asustar a los niños. —insistió la madre Sonia.
— ¡Yeruti! ¡Yeruti! ¡Sal por favor!¿Aquella voz?
— ¿Francisco? —pronuncie abriendo la puerta del salón encontrándome de nuevo con aquel hombre de ojos verdes que alguna vez fue mi jefe.
— Yeruti —grito corriendo a mi encuentro para dejarme sin respiración por su fuerte abrazo —por favor Yeruti nunca más desaparezcas —pronuncio para dejar a todos mis niños con sus pequeñas boquitas abierta y a mi estomago con una inmensa ganas de comer sin ningún motivo, podía sentir mi piel erizarse y acostumbrarse rápidamente a los brazos de el. Me sentía totalmente cómoda.— Ahora si puede retirarse Joven, ya ha cometido suficiente pecado en un solo día. —pronuncio la hermana rompiendo todo el momento creado.
— Lo siento Hermana pero usted no está exenta de pecado, le recuerdo que mentir también es pecado y usted me ha mentido por más de una semana diciendo que Yeruti no se encontraba en este lugar —mis ojos se abrieron como plato.
— Pe-pero usted ¿Me ha estado buscando? —pregunte.
— Si — ¿Podría ser?No mi jefe no podría sentir nada por mí.
— ¿Por qué? — pregunte rápidamente.
— Tenía que darte tu pago de salario de tu último mes de trabajo — pronuncio.Mis ilusiones se esfumaron rápidamente y baje la cabeza por inercia, pero rápidamente Francisco coloco sus manos debajo de mi mentón haciendo que lo vuelva a mirar —creo que siempre acabare buscándote Yeruti, y ya que no se qué excusas podre ponerte los otros días que venga, tendré que ser directo y sincero —agrego rápidamente —Tu me gustas Yeruti, me gustas mucho.
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Llena de amor
Historia CortaMe llamo Yeruti tengo 19 años soy una mujer "llena de amor" para no hacerles la historia de que estoy gorda, hoy es mi primer día de clases en la Universidad; soy huérfana e pasado toda mi vida en un orfanatorio, pero eso nunca logro apagarme. Hoy...