Capítulo 29 - Bienvenida

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El amor es un sentimiento circunstancial si no lo riegas como a una planta puede marchitarse, eso fue lo que forzadamente aprendí pisando las verdaderas tierras del destino, pero todavía no tocaba profundamente las tierras del desamor ya que con Jorge sólo era el comienzo de un gran y largo camino que debía transitar, aun me faltaba mucho para aprender y fue lo que aprendí con mi segundo amor.

¡Nada es perfecto!, ¡Nada es duradero!

Mi vida era siempre una contienda entre amar o no amar, empezando con Jorge y luego con Francisco por quien me había decidido por la primera opción "Amar".

Luego de aquella decisión diariamente me consultaba si realmente habria tomado una buena o mala elección. Cabe destacar que lo bueno es lo que aprendí de las situaciones dolorosas de la vida.

No me considero ni jamás me consideraré una experimentada en el amor con una relación por menos de la mitad y un amor imposible como historial amoroso.

Jorge significo en mi vida todo aquello que deseaba profundamente pero que eran literalmente inalcanzables para una persona con sobrepeso como lo soy yo, un ejemplo claro de mi historial amoroso podría ser aquella cartera que por situaciones económicas no puedes ni siquiera obtenerlo, transcurriendo el tiempo encontraras una nueva opción que quizás sea mucho más hermoso y más accesible para ti 《Francisco en este caso》.

Un mal ejemplo pero entendible para todos mis sentidos...

Hablemos de aquel día, de aquel momento en que regresaba a cumplir mis sueños.

Francisco me había convencido en volver a la empresa familiar del que se hacía cargo de aquella empresa a la que había renunciado por cuestiones del corazón y a la que regresaba de nuevo también por razones del corazón.

Me había preparado psicológicamente aquel día, debía pisar fuerte y firmé antes de retomar de nuevo con las mismas ganas para cumplir mis sueños. Estaba muy lejana de saber que a mi corazón le seguía faltando mucho para aprender, ignoraba el futuro que me deparaba luego de tal arriesgada decisión, pero estaba más que segura que debía luchar por ser feliz y Francisco representaba un futuro y a mi felicidad en ese momento.

Volver a la oficina no fue fácil cada paso que daba consistía en un arrastre de los pies forzados, los nervios seguían a flote como aquel primer día que había pisado la empresa Tvmás.

Recordaba aquel momento en que había llegado para la entrevista, todo pasaba lentamente en mi cabeza, La secretaria recibiéndome, Francisco ignorando mi saludo, la sorpresa de ser contratada para el área de limpieza pero lo más destacable la seguridad con la que contaba en aquel momento comparando con ese día lograba acrecentar la envidia de la Yeruti anterior que alguna vez había existido.

Había acordado con Francisco retomar mis tareas en el área de limpieza a lo que él no puso ninguna objeción.

Repasaba con la mirada cada rincón del lugar mientras aguardaba a mis demás compañeros de limpieza. — Hola Querida Yeruti —alcance a escuchar mientras soltaba algunas revistas que había recogido de la mesa de la sala de visitas —tanto tiempo —pronunció mientras mis piernas amenazaban con dejar detrás tanto valor y salir corriendo en cualquier momento —debo admitir que hacías mucha falta en este lugar.

Dijo pasando el dedo por la mesa para luego soplarlos y dejar esparcidos el polvo que había recogido.

—No es mutuo —solté mientras me agachaba para recoger de nuevo cada una de las revistas—debo admitir que la vida era más divertida ya que ignoraba la presencia de ciertas personas —pronuncié una vez acomodándome la falda y sorprendiéndome de mi misma.

— ¿Debo sentirme ofendida? —consulto sarcástica.

— Tómalo como tú lo desees

Ignore cada palabra suya haciendo que la misma llegara a enfadarse haciéndolo notar totalmente en su rostro.

— No sé que es lo que tramas gorda... —soltó la mascara—pero el jueguito no te saldra, ten por seguro que este jueguito no te funcionara—aceleró dando pasos firmes hasta quedar a corta distancia de la mía—porque gorda eres y gorda seras... y las gordas futuro nunca tendran —agrego para luego desaparecer por la puerta riendo a carcajadas.

Temble... Realmente tenía miedo.

¿Podría Jazmín lastimarte más de lo que ya lo había hecho?

—¡No! —dije sacudiendo cualquier tipo de pensamiento. —ya no más Jazmín, ya no más.

Me sentía molesta y cansada a la vez, ya no soportaría ninguna ofensa más. Esta vez Jazmín pagaría por cada lágrima derramada de mi rostro.

Sin dudas la Yeruti anterior habría muerto.

Esta vez camine segura con pasos firmes al depósito de limpieza con la esperanza de encontrar allí a Kati o quizás a Andrés para empezar con las labores.

Llegando al depósito gire la perilla pero la puerta se encontraba llaveada, suspire frustrada para luego recostarme por la firme pared.
—Nos mudamos al comedor por motivos de salubridad—alcancé a leer en una pequeña nota que resaltaba en la pared.

¿Por motivos de salubridad?

Negué con la cabeza acompañada de una sonrisa. Quizás se trataba de una jugada de mi compañero Andrés que ya en varias ocasiones se habría quejado de las ratas que habitaban en el depósito.
¿Pero el comedor?
¿Qué sentido podría tener eso?

Aunque conociendo  a Andrés todo en la vida era posible. La seguridad y las ganas de reecontrarme con Kat y Andrés volvieron y me dirigí al comedor sin dudarlo un segundo.

El camino era silencioso, no había siquiera el ruido de una mosca molestando.

Recordé que Francisco tendría una reunión fue por eso que no empecé el dia yendo a su oficina. La falta de ruido podría deberse a eso.

Suspire nuevamente una vez que llegue frente al ansiado comedor.

—¡Bienvenida Yeruti! —Se escuchó en gritos una vez que ingrese al comedor.

El ruido habría vuelto acompañado de la totalidad de empleados que desempeñaban labores en la oficina, muchos de ellos jamás me habían hablado.

¿Porque me harían una bienvenida?

Sentí unos brazos acomodarse a mi cintura para luego sentir un beso en la mejilla.

—Bienvenida Yeruti, bienvenida mi Yeruti —hablo emocionado Francisco.

—pe-pe-Pero ¿Tu reunión? —pregunte impresionada.

—Esta es mi reunión Yeruti, no hay reunión más importante que estar contigo —susurró para luego juntar sus labios con los míos.

Francisco había roto una promesa. Los empleados no deberán saber sobre nuestra relación, lo había prometido.

Entonces porque osaba besarme frente a todos ellos. Me aparte rápidamente y observe atónita el rostro de los empleados que quedaron boquiabiertos.

—Yeruti es mi novia —hablo mi jefe —espero que puedan respetarla como tal.

La multitud aplaudió, pero bien  sabía yo la falsedad que traían dentro.

Fije mi mirada de nuevo en Francisco quien parecía estar inmensamente feliz.

¿Podría Francisco romper otra promesa?

 

 

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