Epílogo

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En aquel rincón se encontraba su héroe, el hombre que había arriesgado su propia vida para que no la hicieran daño, Yeruti no pudo evitar dejar caer lágrimas se sentía culpable de la situación en la que se encontraba su enamorado. Si tan sólo lo hubiera escuchado, pensaba internamente más sabía que lamentarse no ayudaría en nada. Camino los pasos necesarios para colocarse detrás de él, quien ignoraba siquiera la presencia de la mujer que tanto anhelaba ya que se encontraba encerrado en el mundo blanco de sus pensamientos, Francisco ya no era el mismo.

Después de respirar unas cuantas veces ganó valentía y se posicionó frente a el, él quedó helado ¿es esto un sueño? se preguntaba mientras sus pensamientos en blanco se llenaban de color, Yeruti su Yeruti se encontraba en frente suyo. Tapó su rostro con ambas manos y rápidamente los volvió a sacar pero Yeruti seguía parada en frente, esto no era un sueño ya lo tenía confirmado. Analizó la situación mientras observó su alrededor y luego a la silla de ruedas donde se encontraba sentado.

—Francisco...—habló suavemente.

—¿Qué haces aquí? —preguntó seco.

Se sentía inservible, odiaba que Yeruti se haya enterado de su situación.

—yo...

—¡No me respondas!—interrumpió a la joven—tan sólo vete.

Yeruti fue sorprendida por su respuesta, así lo relataban sus ojos. Le dolía aquel trató pero no se daría por vencida.

—Está bien, no te responderé—respondió con tono fuerte—pero no creas que me iré.

La situación provocaba nervios al enfermó que sin mirar a los ojos de la joven movió las ruedas de la silla y se marchó dejando a Yeruti detrás, pero la misma lo siguió. Esto no se quedaría así.

...

Pasaron dos, tres, cuatro, cinco, seis días en que Yeruti seguía siendo ignorada por Francisco pero en donde la misma lo seguia, ignorando todo tipo de amenaza a la cual el la tenía sometida,  quería verla feliz y no atada a un hombre en sillas de ruedas y debía apartarla de su vida a como de lugar.

—Debes comer—habló ella a lo que Francisco decidió tan sólo darle la espalda y retirarse a la sala.

—¡Debes comer!—gritó Yeruti logrando que el hombre estallara.

—¡Qué parte de que no se me da la regalada gana, no estas entendiendo!

—sólo quiero verte bien.

—si quieres verme bien ¡Déjame en paz! y me daré por servido.

Mencionó frío sin remordimiento.
—No quiero irme.—respondió ella segura acercándose a él y agachando su cuerpo a su altura.

—¡Vete no me importa!—reiteró el hombre, a pesar de quererla cada vez más cerca volvió a distanciarse.

—No me voy a ir. —insistió la masoquista—digas lo que digas no me iré, ¿sabes porqué? —pauso aguardando algún comentario de Francisco más el mismo no emitió ningún sonido y tan sólo regalo una mirada de dudas—una vez conocí a un hombre elegante, amable y caballeroso quien en mis momentos tristes me enseñó que el valor que tenía mi vida, aquel hombre dio luz a mi vida, me mostró que el físico no importaba que ser gorda como lo soy, no es suficiente impedimento para no luchar por ser feliz.—suspiró aguardando algún comentario—sabes que logró aquel hombre—el negó con la cabeza—a amarme a mi misma y amarlo a el tal y como es sin importar de cualquier cambió físico que pueda tener, me enamoré profundamente, tanto que al sentirme engañada no encontré ninguna forma de seguir viviendo. Me sentí apuñalada por el hombre que había iluminado mi vida, fui la peor, debí al menos preguntar o confirmar la veracidad de la noticia... pero no lo hice, fui muy tonta.—Francisco asintió lentamente—fui la causante de  todo el mal que le han hecho...—seco las lágrimas que caían del rostro antes de que el los notará—quizás no merezco perdón, pero al menos merezco luchar—dijo colocándose nuevamente frente a el posicionandose a su altura—por que yo te amo—agregó por último antes de unir sus labios a los de él.

...

3 años después

—Una mención de honor a la nueva Lic. Yeruti de la Cruz quien nos demostró por medio de la revista Tv-máx, la importancia en crear conciencia a la gente sobre el respeto a los demás atravez de  artículos para reflexión y control de autoestima, lo demuestran el récord en ventas de dicha revista—dijo ganando las risas de los presentes—la Universidad está orgullosa de tener una excelente alumna como usted, éxitos en su vida profesional—agregó el director.

Francisco se levantó con ayuda de una muleta y le entregó una medalla de oro a la mujer que amaba, el público aplaudió el agazajo.

Terminada la ceremonia, un gran banquete les esperaba. Lo que Yeruti no esperaba era lo que encontraría en aquella cena.

En la entrada del patio donde se celebraría el banquete se alcanzaba a leer las palabras.

"Para la licenciada que amo"

Una vez que ingresaron al predió , los invitados corrieron desesperados de un lado para el otro portando cada uno cartulinas gigantes multicolores con una letra cada papel, una vez que se acomodaron en sus lugares respectivos Yeruti alcanzó a leer.

"¿Te casarias conmigo?"

fue el momento en que las lágrimas brotaron sin permiso, Yeruti jamás hubiera imaginado siquiera ser la esposa del gran hombre que se encontraba a su lado, el hombre que tanto amaba.

—¿aceptarías ser mi esposa?—habló esta vez secando las lágrimas que escapaban de los ojos de ella. Intento arrodillarse más Yeruti no se lo permitió, aún no estaba en muy buenas condiciones para hacer aquello.

—aceptó—respondió sin preámbulos, confirmando su respuesta con un cálido beso.

***

Buenas noches, quiero agradecer en este apartado a todos los que han leído mi historia, empecé escribiendo sólo por ganas de demostrar como somos en realidad las personas, teniendo en cuenta que lo mas habitual en todos es juzgar las apariencias físicas de los demás sin importar los sentimiento de aquella persona, cosa que no está bien.

Lo triste es ver grandes índices de suicidios a diario, suicidios que se  pudieron evitar con un "eres perfecta tal y como eres", "te quiero como eres", "vales mucho para mi", "¿Estas bien?", etc.
Si cada uno de nosotros evitaramos hablar mal de los demás ¿cuántas vidas salvariamos? o mejor dicho ¿cuántas muertes evitariamos? recordemos hay gente mucho más sensibles que nosotros que ante cualquier falta de tacto es capaz de dar acabado con su vida.

Hoy te invito a vivir, Así como Yeruti logró derribar sus obstáculos te invito que hagas lo mismo con los tuyos. Soy testigo de grandes historias y puedo decirles con seguridad que no todo el camino es negro, en algún momento habrá un Francisco quien ilumine nuestro camino.

Con respecto a la historia, no se quizás agregué unas cartas más a la historia donde Yeruti nos comenté algunos acontecimientos nuevos en su vida, o tal vez levante un nuevo libro continuando con su historia.

Gracias a todos por sus apoyos.

les apreció un montón.

besos 😘

Llena de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora