Me llamo Yeruti tengo 19 años soy una mujer "llena de amor" para no hacerles la historia de que estoy gorda, hoy es mi primer día de clases en la Universidad; soy huérfana e pasado toda mi vida en un orfanatorio, pero eso nunca logro apagarme.
Hoy...
La vida constantemente nos presenta situaciones en las cuales creemos saber todo lo que ha ocurrido, pero la verdad siempre sale a luz al final de todas las historias. Hay personas refugiadas en la típica frase "El mal nunca triunfa" pero... ¿Qué hay de cierto en aquella frase?
Aquella noche Yeruti se encontraba doblando algunas prendas que había planchado para luego guardarlos en un pequeño ropero, encendió la radio mientras cantaba desentonadamente la música volver a empezar. Evitaba casi todo el tiempo recordar el pasado que lograba hacer que su almohada se inunde de lágrimas por las noches, pues tener el corazón roto y vivir con ello era difícil y doloroso pero no imposible.
Aquella noche no pudo siquiera pegar un ojo, el fantasma de Francisco habría aparecido y calado nuevamente en lo profundo de su corazón. Ya el tiempo se encargaría de curarlo.
*5 meses despues*
La calma había vuelto, las manifestaciones habían terminado, para seguridad y tranquilidad de los habitantes de aquel lugar cálido y hermoso y los empresarios se disponían a abandonar aquel lugar a la mañana siguiente lo que tenía a todos muy contentos.
Las horas laborales de Yeruti habían terminado por lo que se planteaba hacer horas en la farmacia pública del lugar, se acomodó el cabello se vistió y procedió a salir de su pequeño hogar, más horas de trabajo significan sólo una cosa (no pensar en Francisco), por lo que siempre trataba estar al cien por ciento ocupada.
La farmacia siempre era la escapada perfecta ya que siempre estaba repleta de gente necesitada de ayuda. Pero la llegada de la noche siempre le informaba que debía volver al hogar y entretener a su mente ya era tarea suya (lo que últimamente le estaba costando).
Guardo las últimas pastillas en una caja, para luego despojarse del guardapolvo, se despidió de su compañera voluntaria para luego dirigirse a su morada. El camino era oscuro como de costumbre pero Yeruti estaba acostumbrada a ello por lo cual no temia por su seguridad, ya que la misma desconocía los planes que aquellos desgraciados guardaban mientras la observaban desde la distancia.
Estaba a sólo unos pasos de su hogar pero unas sombras la acorralaron.
-sabes... me encantan las rellenitas-pronunció uno de ellos mientras Yeruti mientras daba pasos por detrás tratando de escapar pero para su mala suerte chocó con uno de ellos.
-Y más alguien tan sabrosa como tu -susurro el hombre que se encontraba detrás y la tomó del brazo.
-¡Aux!
trato de terminar la frase pero uno de ellos la golpeó haciendo que se desplomara, se arrastró en el piso pero uno de ellos la tomó de las piernas.
-¡Por favor, no me lastimen!
Imploro, tratando de obtener alguna respuesta favorable o despertar de aquella pesadilla, más la ignoraron y rompieron su blusa y una lágrima escapó lentamente de sus ojos.
Uno de ellos de ellos subió a su vientre mientras ella trataba de safarse, le propinaron otro golpe que la dejó mareada. - Dejate cerdita, que este es tu día de suerte.-alcanzó a escuchar Yeruti mientras perdía la conciencia.
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