La semana había pasado de forma rápida sin ningún contra tiempo, a pesar de estar aguardando todos los días un golpe o un insulto de parte de Jazmín ella siquiera se había aparecido en la oficina, lo que lograba darme cierta paz y tranquilidad.
—Yeruti pasame la escoba, por favor —hablo Kat mientras se frotaba la nariz.
Cada vez era más notoria la falta de salud de mi amiga quien se negaba asistir al hospital aludiendo "Los hospitales son igual que los funerales, con la diferencia de que hay te matan"
—Deberías ir al médico.Tome la escoba y se lo pasé, Kat rodo los ojos—¡No empieces, Yeruti!
Saque de mi bolso un pañuelo y se la ofrecí. Unos cuantos estornudos se escucharon de seguido.
—¡Hay por Dios, kat! —dramático Andrés que acababa de entrar al depósito—si no quieres ir al hospital yo conozco un buen veterinario, pero Hazte ver ¡Urgente! —me acerco una guampa de terere recién sebada mientras yo absorbia el contenido—te imaginas si me mudas, mis admiradores saldrían corriendo... hay no no ¿Quién pagaría mi departamento?
—¡Simpático!
Kat arrojó el pañuelo al rostro de Andres. —¡Hay no! ¡Virus, virus! —pegó el grito y no pudimos evitar reír.
El día transcurrió tranquilo. No había sabido nada de Francisco quien siquiera me había escrito y había ignorado el mensaje de buenos días que había enviado a primeras horas del día. Lo supe por el visto marcado en la mensajería.
Caminaba en la oscuridad mientras recordaba aquella primera vez que había compartido un simple helado con mi ya novio Francisco. Sin percatarme de la situación había sonreído más de lo normal.
Derrepente la oscuridad fue acercándose más rápidamente hasta perder de vista todo que se encontraba alrededor, pero no estaba muerta y tampoco me había desmayado. Aún podía sentir mi corazón palpitar, la respiración de alguien colarse por mi cuello y las manos de un hombre tapando mis ojos.
— Yeruti —susurró mientras me acercaba más a su cuerpo —mi Yeruti—sollozo.¿Francisco?
—¿Francisco? —pregunte y de inmediato fui liberada recuperando la visión, una sombra apareció en mi frente y cuando levanté la vista me sorprendí inmediatamente.
—Yo no soy Francisco—hablo con la voz entrecortada y ronca.
—¿Jo-Jorge? —sus ojos irradiaban tristeza desesperación, la barba larga le daba un aspecto más varonil pero demostraba lo descuidado que había estado en su apariencia últimamente.
Sentí mi corazón palpitar rápidamente, mis ojos amenazaban con aguarce en cualquier momento.
¿Pero por qué?
Los recuerdos golpearon inmediatamente a mi cabeza.
《 Discúlpame, todo esto es mi culpa... Desde que tuve sexo con Jazmín ella ha cambiado bastante volviéndose una maniática, no sabía que esto podría ponerte en riesgo porque realmente quisiera verte bien.》
Cada palabra retumbo en mi cabeza haciendo que la primera lágrima escapara de mis ojos. Agradecí aquella oscura noche ya que aquello el no lo había notado.
—¿Qué quieres?
Solté con rabia, el viento frio golpeó mi rostro logrando que la piel se me erizara.
Si fue el viento.
—¿Qué es lo que quieres? —insistí al no tener respuesta.
Pero lo que menos me esperaba sucedió.
Jorge se acercó a mi desesperado y en un ágil movimiento unió sus labios con los míos, moviéndo sus labios con mucha desesperación, sus manos sujetaba mi cintura mientras Jorge trataba de profundizar más el beso. En ningún momento me aparte.
Tanto tiempo esperando esto.
¿Porque no sentía nada?Los dulces labios de francisco aparecieron en mi cabeza y acabe sediendo a los besos profundos de Jorge, pero aquellos besos no eran iguales a los que Francisco solamente podría darme.
¿Francisco?
—¿Francisco? —solté apartandome de inmediato y mirando rápidamente por todos lados. Me encontraba muy cerca de mi departamento y he aprendido lo suficiente de las novelas que alguien podría estarnos viendo en estos momentos.
Pero nada.
Nadie nos estaba observando y recordé la cruda verdad. Mi vida no era una novela y yo estaba lejos de ser la protagonista.
—Yeruti —escuche en súplica mientras Jorge intentaba acercarse nuevamente.
—¡Apartate!—Yeruti...
—¿Quién te crees que eres para robarme un beso? —hable enojada —no se que es lo que quieres, si deseas molestarme déjame decirte que estás perdiendo tu tiempo.—Te quiero a ti Yeruti.
Resople con rabia aquella situación de estaba escapando de mis manos.
—siempre me has gustado—hablo con la mirada perdida—desde el primer día que te vi en la cafetería.
Volví a mirar a mi alrededor sin encontrarme con algo raro.
—estos días te he buscado desesperadamente, marque tu número un sin fin de veces hasta que la línea se había cortado. Fue cuando admiti que te fuiste y me habías dejado al olvido.
Agachó la cabeza.
Solté una risa irónica—¿Con que siempre has estado enamorado de mi? —asintió levemente con la cabeza—¿tanto me amabas que acabaste en la cama con Jazmín?
Jorge abrió los ojos rápidamente.
—pu-puedo explicarlo.
—No necesito ninguna explicación, ¿Porque tendrías que darlas? —arquee las cejas e hice lo imposible para no llorar —tu y yo sólo éramos amigos —resalte la palabra éramos moviendo los dedos en señal de comillas—a mi tu por lo contrario nunca, pero nunca me has gustado.—mentí queriendo dar por terminado la conversación.
—Mientes...—sus ojos no se apartaron de mi rostro en ningún momento —mientes... Yo sé muy bien que siempre te he gustado.
La garganta empezaba a arder y un dolor punsante a la vez. No voy a llorar... No voy a llorar...
—¿porque crees eso? —artícule con voz pesada.
—porque yo Yeruti, se lo del diario.
¿El diario?
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Llena de amor
Historia CortaMe llamo Yeruti tengo 19 años soy una mujer "llena de amor" para no hacerles la historia de que estoy gorda, hoy es mi primer día de clases en la Universidad; soy huérfana e pasado toda mi vida en un orfanatorio, pero eso nunca logro apagarme. Hoy...