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Zayn:

Dos semanas de descanso no me vendrían nada mal, y mucho menos si tenía a Jade todo el día para mí. Muchas cosas raras estaban pasando por mi cabeza, lo primero que me tenía descolocado y feliz a la vez, era el hecho de que ella, por su cuenta, me hubiese besado en parís. No sabría cómo explicarles el sentimiento de satisfacción que había sentido en ese momento. Me había sacado un peso de encima, ya que no quería besarla yo por primera vez y hacer que ella se sintiera incomoda. Estaba tratando de buscar el momento indicado para dar ese salto, pero para mi suerte, ella lo encontró y de una muy buena forma. Nuestros primeros días de casado no habían sido para nada normal, claro está, nada en nuestra relación era normal, así que... no hay problema con algo más. Estaba acariciando su cabello, mientras a un estábamos en la cama, dormía recargada sobre mi pecho, su brazo pasaba por sobre mi estómago y luego me apretaba el costado con la mano. Su mano se movió suavemente haciendo que sintiera cosquillas, por lo que me moví un poco, logrando despertarla.

-Muy buenos días, cielo- susurre observándola hacia abajo.

-Buenos días-respondido con la voz rasposa. Se refregó los ojos y se apartó un poco para observarme, me sonrió y volvió a recargarse sobre mi hombro.

-¿Qué quieres que hagamos hoy?- pregunte rascando suavemente su cabeza- ya que por tu culpa me quedare dos semanas sin nada que hacer- añadí y escuche su risa.

-¿Podemos quedarnos todo el día en la cama? ¿ver películas? ¿comer palomitas? - se sentó sobre la cama y me observo mientras acomodaba su cabello.

Yo feliz de la vida me quedo todo el día observándola, con esa cara de tierna que luce por las mañanas recién levantada.

-¿Qué tal si practicamos el baile?-pregunte y alce mis cejas. Su semblante cambio y su mirada se fue hacia otro lado.

-Está bien-susurro y se puso de pie.

Con una vista privilegiada de toda su retaguardia la observe hasta que entro en el baño. Me quede pensando en todas las cosas divertidas que podríamos hacer durante estos días, pero no muchas cosas venían a mi mente, ya que no soy el más divertido del mundo y desde siempre ha sido trabajo y estudio, por lo que le dejare a ella los planes para cada día. Me levante de la cama al escuchar como la ducha se encendía, bajo corriendo hasta la cocina y con mucha prisa le pedí a marta que nos preparara el desayuno, para que, al ella salir de la ducha, tener todo listo. Con cuidado de no botar nada, me fui hasta la habitación. Justo cuando entre, ella venia saliendo del baño, con una toalla en su cuerpo y otro en el cabello. Me sonrió y se fue rápidamente hasta el vestidor. Ordene un poco la cama y deje la bandeja posicionada para que no se cayera nada. Me senté con cuidado y esperé a que ella saliera, encendí la televisión y comí una de las galletas mientras esperaba. Casi me trago la galleta entera cuando la vi salir con una tenida de deporte que le quedaba extremadamente pegada al cuerpo, llevaba el pelo tomado en una coleta y el rostro sin maquillaje, como me gusta. 

 

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Señor MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora