3

167 8 1
                                    

Todo estaba en completo silencio. Lo único que se escuchaba eran mis sollozos y el ruido de los autos que pasaban a nuestro lado.

Quería saltar del auto, no quería ir con este loco desquiciado que compra una esposa.

-¿Cuanto dinero les dio por mi?- pregunte mientras me aclaraba la garganta y limpiaba mis lagrimas.

Un poco consternado me observo, se acomodó en la silla y se acercó a mi.

-Es de muy mala educación hablar de dinero con la pareja- respondió serio, como siempre.

-Nosotros no...-

-Lo somos y por favor no me discutas- giró su vista hasta el frente y vi como apretó su mandíbula.

¿Es que acaso había dejado de tratarme de usted? Menudo idiota. Se cree muy elegante pero de todas formas hace cosas turbias.

-Necesito saber, quiero que me explique todo acerca del contrato- dije con confianza y realmente no sé de donde la estoy sacando. Ya que jamás en mi vida había hablado así.

-Hablaremos de esto cuando lleguemos a casa, el auto no es un buen lugar para hablar- respondió observándome fijamente.

Suspire y me gire a ver por la ventana.

Algo me decía que al llegar a ''casa'' no hablaríamos nada. Pero no tenía ganas de discutir y mucho menos con él. Se ve que es un tipo que no da su brazo a torcer.

Una niña iba caminando junto a la que parecía su madre, me quedo observando y me sonrió, quise devolverle la sonrisa, pero lo único que logre fue que mi llanto aumentara. Siempre había creído que mamá me quería poco, pero nunca creí que tan poco como para venderme a un hombre que ni conocíamos, de todos modos esta solo era una de las muchas cosas que mamá me había hecho. ¿Qué puede ser peor que tu propia madre sea la persona que más daño te haya hecho? Y lo peor de todo es que no solo tengo que lidiar con ella, sino también con las personas de mi colegio. Algún día toda esta mierda va a parar. Solo necesito dinero e irme a Londres, allá todo será mejor.

Eso espero...

-¿Podrías, por favor, dejar de llorar, Jade?-

Limpie mis lágrimas y asentí con la cabeza sin siquiera mirarlo, porque la malditas lagrimas no dejaban de salir. Baje mi vista al sentir algo cálido sobre mi mano fría. Era su mano. Grande y tibia. Como la niña avergonzada que soy subí mi vista y me quede observándolo. En su otra mano sostenía un pañuelo. Sonrió casi mínimamente, lo acerco a mi rostro y limpio mis lágrimas.

-Ya hemos llegado, quiero que por favor no te alejes de mí, haremos algunas compras y si quieres comer algo luego, iremos al patio de comida- cada palabra salía tan bien pronunciada de su boca y sin ningún apuro. Subió su vista hasta mis ojos y guardo su pañuelo. Baje la vista avergonzada y asentí con la cabeza.

-¿Desea que lo acompañe señor Malik?- pregunto Max observándonos por el espejo retrovisor.

-No hace falta, hoy seremos solo Jade y yo- respondió y por alguna razón me sentí avergonzada- No te sientas incomoda si tomo tu mano, de seguro ahí afuera habrá gente queriendo una foto, hay que hacer esto creíble-

Max abrió la puerta para él y este bajo del auto, limpie mis lágrimas nuevamente y luego me acerqué a la puerta, el señor estiró su mano y me ayudó a bajar. Quice quitar mi mano de la suya, pero él la sujetó con fuerza y recordé lo que dijo de ir de la mano. Largue un suspiro y con la mano libre me acomode el pelo. Nos despedimos de Max y luego caminamos hasta el CC. Él tenía razón, habían varias personas tomándonos fotografías. Me sentía un poco (muy) incómoda, ya que no era como uno de los centros comerciales donde vez a cualquier tipo de gente, sino que aquí sólo se veía gente como él, bien vestida, elegante y que obviamente tenía dinero. Él iba observando todo detenidamente, una que otra vez hizo que nos acercarnos hasta una vitrina y luego volvíamos a caminar.

Señor MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora