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La mañana se había pasado rápida en el instituto, e intenté evitar a toda costa a Gabriel, aunque me fue muy dificil ya que tenía 2 clases con él. Se sentó al lado mia y yo intenté comportarme como siempre que estaba con él,  pero había demasiada tensión por mi parte y creo que él lo notó.

-¿Que te pasa? Estas algo rara.

-No me pasa nada-dije con la mejor sonrira falsa que pude.

Después de eso no me volvió a preguntar que era lo que me pasaba y tampoco saco el tema de ese "trabajito" que tenía que hacer para seguir con el grupo. No se dio cuenta de que le estaba evitando hasta que a la hora de comer vió que salía hacía el patio y el me siguió.

-¿A donde vas?¿No vas a comer con nosotros?

-No-ni siquiera me giré para verle la cara.

-¿Porqué? ¿Acaso me estas evitando?-dijo corriendo detrás mia para alcanzarme.

Parecía que empezaba a sospechar algo pero su voz parecía inocente y supuse que no sabia nada de lo que Ethan me había contado la otra noche.

-No seas tonto, solamente he venido aquí porque me duele la cabeza y ahí dentro hace demasiado ruido-Esta vez me giré para que pudiera ponerse a mi lado por si sospecha algo

-Ah si es eso ¿no te importará que me ponga a comer contigo? No quiero que estes aqui sola.

Valla hombre, justo cuando no quiero estar con él se pone de lo mas caballeroso conmigo

-Si claro pero no hagas ruido

-Voy a por mi comida.

Justamente cuando dijo eso ya estaba a la mitad de camino, ni había esperado a que le dijera mi respuesta a su pregunta porque dijese lo que dijese, iba a ponerse conmigo sí o sí. Así era Gabriel.

Cuando vino con su comida se sentó junto ami y no hizo ruido alguno. Como le había dicho que me dolía la cabeza, de vez en cuando ponia mala cara y me tocaba la cabeza. Sonó el timbre de que había que volver a clase y se despidió de mi con un beso en la mejilla. Era extraño, nunca me habia besado en la mejilla, y creo que fue por el simple hecho de que estaba enferma. La verdad es que me sorprendió que lo hiciera pero yo hice caso omiso a todas las preguntas que surgían en mi interior. Cuando termine de hacer todo, en vez de ir para casa, fui a la cafetería. Tenía ganas de un chocolate caliente y la última vez que me tomé uno solo bebí dos sorbos porque Gabriel me quitó de las manos el vaso y se lo bebió él. Entré y me senté en una de las mesas que estaban cerca de los cristales. Hoy la cafetería estaba abarrotada de gente y era extraño que hubiera encontrado una mesa sola para mi. Como el camarero no venía, empecé a impacientarme. Me puse a mirar por el cristal y veía a la gente por las calles pasar tan contentos, con sus vidas ajetreadas y aburridas. Una voz me despertó de mi ensoñación y cuando giré la cabeza no podía creer de quien era la voz. Ethan.

-Hola Dan, que casualidad que nos encontremos aquí. ¿Me puedo sentar?-hizo un gesto con la mano señalando la silla que tenía delante. Le dije que sí moviendo la cabeza y cuando se sentó siguió hablando.

-¿Que haces aquí?

-Creo que yo también debería preguntarte lo mismo

-Había venido a por unos donuts y un chocolate para llevar a casa pero creo que ya no va a hacer falta-me miró con esa sonrisa burlona que tenía.

-Yo venia a tomarme un chocolate.

-Me parece bien y... ¿ya has tomado tu decisión?-tenía un presentimiento de que sacaría el tema, pero no tan pronto.

-Es miércoles ¿verdad? tengo hasta el viernes-dije algo divertida.

Soltó una carcajada que resonó por las paredes. Debo reconocer que tiene una sonrisa bonita,  muy pero que muy bonita. Su carcajada también me hizo reír y acabamos riendo los dos.

-Si, la verdad es que sí pero solo preguntaba por si ya te lo habías pensado.

-Pues la verdad esque todavia no tengo nada decidido.

Antes de que pudiera contestar el camarero se acercó a la mesa y tomó nota. Estuvimos hablando y riendonos casi todo el tiempo hasta que la gente iba abandonando la cafetería y solo quedabamos nosotros. A la hora de pagar, se me adelantó y también pagó mi chocolate y no tuve tiempo de decirle que no porque ya habiamos salido de la cafetería.

-¿Te lo has pasado bien?

-Sí-dije con una sonrisa

-¿Qué te pareceria si quedaramos mañana?

-Bien, no tengo que hacer nada.

-Voy a recogerte a tu casa a las 19:00, ¿te parece bien?

-Si, perfecto

-Te acompañaria a tu casa pero tengo algo que hacer

-Oh, no importa

-Nos vemos mañana

-Adios.

Vi como se alejaba por el final de la calle hasta que dobló la esquina. En cuanto dejé de verle, empecé a caminar hacia mi casa. Como ya era casi de noche, las farolas empezaron a encenderse. Para acortar algo de camino y no llegar mas tarde de lo que ya era, fui por un callejón que daba por detras de mi calle. Estaba muy oscuro e intente dejar el callejón atrás lo mas rápido posible porque me estaba dando muy mala espina. Me agarré al muro y comencé a escalarlo para llegar al otro lado. Una vez arriba, salté y caí con mucha fuerza al suelo y me hice un poco de daño en los pies, pero no pasaba nada porque ya estaba acostumbrada al dolor. Salí de allí y en cuanto giré para ver por última vez el callejón vi a alguien. Allí estaba  él otra vez.

Gabriel.

RebeldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora