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Decidí no decirle nada a mi padre, para ahorrarle el disgusto, y además temía de que volviera a recaer. Cuando se fué tomaba todos los días muchas pastillas para no sé qué, pero él sabia que si caia en depresión o en algo de eso, nadie iba a ocuparse de nosotros. Por eso decidió seguir adelante con tres niños pequeños que tenía que cuidar el solo, y poco a poco dejo de tomar todas esas pastillas. No le voy a decir nada por si puede pasarle cualquier cosa y si se entera de que está aqui, y que ha venido a casa y todo, podría ponerse de lo nervios y podía pasar lo peor. O tal vez no. Pero da igual no se lo voy a decir. Me levanté del suelo y deje de abrazarme las rodillas, porque si mi padre venia de un momento a otro no podía verme así o preguntaría algo. Fui al salón, me senté en el sofá y encendí de nuevo la televisión. Subí el volumen ya que estaba algo baja y escuché el sonido del motor del coche de mi padre. Ya había llegado, por lo que me tiré en el sofá y me toque la cabeza con la mano, así pareceria que de verdad me dolía. Entro dentro y no se esperó verme aquí, por lo que se alteró un poco.

-¿Que te pasa?¿Que haces aquí?

-Me dolía mucho la cabeza y he venido-hice una mueca como si de verdad me doliera.

-¿Te duele la cabeza y dejas encendida la televisión?

-Se ha encendido sin querer y iba a apagarla ahora mismo.

-¿Te has tomado la pastilla para que se te pase?

-Si, me la tomé hace poco.

-¿Y donde estaba? Porque el otro dia la estuve buscando y no la encontré.

Joder, me estaba delatando yo sola

-Humm...

-Bueno, te dejo que te duele la cabeza.

Menos mal que se fue a la cocina porque como hubiera seguido hablando diria algo más para que sospechara y me delatara. Se escuchó un pitido desde la cocina que seguramente seria del horno. ¿El horno? Apenas utilizaba el horno, solo para cuando hacía lasaña. ¿Había hecho lasaña para mi? Me encanta la lasaña pero desde que se fue mi madre no la ha hecho en meses. La cocina le recordaba a ella, y a mi también. Joder, ya estaba pensando en ella otra vez. Deberia olvidarme y hacer como en estos últimos años.

-Daniela, voy a ir a buscar a tus hermanos, ahora vuelvo

-Vale papá.

Escuché el ruido del motor que hacía el coche cada vez que arrancaba. Era algo viejo pero a él le gustaba, y además de eso no podía permitirse comprar otro, tiene muchos gastos. Estuve esperando como unos 15 minutos hasta que volvió con mis hermanos. La casa estaba tranquila pero llegaron y sus voces retumbaron por toda la casa. Sonreí al pensar en lo pequeños que era y seguramente que yo con sus edades haría lo mismo. Bueno, yo era mucho más mala que los dos juntos. Era una mata de pelo pelirrojo revoltosa. Me levanté para comer y Iggy estaba demasiado inquieta en su silla. La mira varias veces y estaba sonriendo. A saber qué era lo que habia hecho.

-Voy a recoger la ropa de la lavadora ahora vuelvo-dijo mi padre levantándose de la silla y saliendo al patio.

-He hecho un dibujo en clase, ¿Quereis verlo?-dijo al fin.

Asentí con la cabeza y rápidamente de bajó de su silla y se fue directa a cojer su maleta. Sacó un folio que estaba doblado por la mitad y se volvió a sentar. Extendió las manos y abrió el folio. En él aparecia dibujada una familia feliz con 5 miembros en ella. ¿5 miembros? Si nos había dibujado a nosotros, desde luego parecia que no sabía contar. Lo que más llamaba la atención era una muñeca pelírroja de la mano de otro rubio. Y encima estaban sonriendo. Era mi padre y su esposa. ¿Pero por qué la dibujaba así? ¿Acaso no se había percatado de que no estaba su madre? Nunca lo había estado y ahora ella la dibujaba. Segui mirando el dibujo y al lado de la mujer había otra muñeca pelírroja con ojos negros. Yo. Y también me dibujaba de la mano de esa mujer. ¿Porqué lo hacía?

RebeldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora