Me abalanzo sobre él y le beso. No sabe lo feliz que me ha hecho. Él me devuelve el beso y escucho su corazón acelerado. Me separo un poco de el y apoyo mi frente sobre la suya. Le tengo rodeado el cuello con mis brazos y le toco el pelo. Él me agarra más fuerte de la cintura y me acerca a él.
-¿Eso es un sí?-pregunta con esa sonrisa que tanto me encanta.
-¡Sí!-digo emocionada.
Me vuelve a besar y nos separamos para volver a la cocina. Me coge de la mano y cuando salimos de mi habitación mi hermana está en el pasillo.
-¿Qué te pasa?-pregunto.
-¿Qué haceis de la mano?-pregunta ella señalandolas.
-Tonta-le digo.
Parece que le está costando hacerse una idea de lo que significa ir de las manos. Se le ilumina la cara cuando al fin se da cuenta de lo que es.
-¡Se lo voy a decir a papá!-dice sonriendo.
-Vale, diselo-respondo.
Ella sale corriendo por las escaleras y nosotros vamos a la cocina. Nos separamos de las manos y vemos el pastel. Según Ian está perfectamente y le queda poco, pero yo lo veo igual que antes. Me acerco al armarito para coger la nata y me doy cuenta de que no hay. Habrá que salir a comprarla.
-No hay nata.
-Habrá que salir a comprarla-dice.
Es como si me leyera la mente o yo a él, porque ha dicho exactamente lo que yo he pensado al ver que no había. Cojo dinero para comprarla y me pongo los zapatos. Iggy está hablando con Ian en la cocina, pero desde aquí no puedo escucharlos.
-Venga vamonos-digo.
Salen de la cocina cogidos de la mano, como yo con él antes, y Ian me sonrie y levanta los hombros como diciendo que no sabe porque le ha cogido de la mano mi hermana. Abro la puerta y salimos. De camino al super Iggy le cuenta cosas a Ian, y de vez en cuando me rio de loa gestos que hace. Mirandolos bien a los dos, parecen que ellos son hermanos, no yo con ella. Tiene la misma tonalidad rubio, salvo por los ojos, algo irrelevante, pero por lo demás se parecen. En cambio, yo no me parezco a ninguno de los dos, y ellos tampoco se parecen a mi. Salvo Dylan que, bueno, es medio hermano mío. Y también de ellos. Ahora que caigo, Iggy y él tienen los mismos color de ojos.
-Daniela, ¿En que piensas que vas tan distraida?-dice Ian sacandome de mis pensamientos.
-En nada-digo girandome hacia delante, y por poco me como una farola.
-Por eso te llamaba-dice Ian entre risas cogiendome de la mano-Así no estarás tan despistada.
Llegamos al super y Iggy se suelta de la mano de Ian y se va corriendo a la sección de los helados. Le encantan los helados, sobretodo los de vainilla, aunque a mi me gustan más los de chocolate. Le digo a Iggy que no se mueva mucho, que nosotros estamos aquí cerca, y nos vamos a otra sección. Encontramos la nata y vamos a donde dejamos a mi hermana, y ya no está allí.
-Le dije que no se moviera, ¿Dónde está? ¿La ves por algún lado?-pregunto.
-Estará cerca, no te preocupes.
Vamos a los pasillos que están cerca y no la encontramos. Por suerte hay poca gente y será más fácil verla.
-Tal vez esté esperandonos en la caja-dice Ian.
-Miremos.
¿Cómo es posible que una niña de 7 años se pierda en un super? Nos acercamos a la caja y la veo. Esta sentada en el suelo con algo entre las manos. Nos acercamos y cruzo los brazos delante de ella.
-¿Se puede saber donde te habías metido?-pregunto.
-Estaba en los helados, luego vine aquí.
-Me habías asustado, la próxima vez te vienes conmigo.
Ella asiente y le veo lo que tiene en las manos: una caja de chicles. Se da cuenta de que lo estoy observando y me mira con cara de pena, para que se lo compre.
-Porfi compramelo y ya no me separaré de tu lado si me lo compras-dice haciendome ojitos.
-Esta bien te lo compro-digo riendome.
Nos ponemos en la cola para pagar y vamos poniendo las cosas en la cinta. Iggy se queda mirandola y cada vez que se mueve aparta las cosas hacia atrás para que vuelvan a su sitio original. La mujer de delante se quita y la cajera pasa las dos cosas.
-4,50-dice la cajera con una voz que me resulta bastante familiar.
A mi lado noto que Ian se tensa y miro a la cajera. No puede ser. ¿Porqué a mi?
-Te pareces a mi madre-dice Iggy de repente a mi lado.
Su madre la mira y sonrie, y justo antes de que valla a decir algo me adelanto.
-No Iggy no es, te has confundido-digo apresuradamente.
Mi madre me mira a mi y nuestros ojos se encuentra. Son igual de verdes como los recordaba, igual que los de mi hermana, igual que los de mi medio hermano. Saco el dinero y se lo doy a ella, y ella me da el tiquet. Intento evitar que me roce con la mano o yo a ella sin querer al cogerlo. Miro a mi hermana que se le he quedado mirando, y le doy un empujoncito para que salga del super. Ian coge la bolsa con la nata y los chichles y nos dirigimos a la puerta, pero entonces me llama.
-Chica, te has dejado el cambio.
Miro hacia atrás y me dirigo a ella de nuevo para coger el dinero. Alargo la mano para cogerlo y ella me coge de la muñeca y con la otra deposita el dinero en mi mano. Evito mirarla a los ojos, pero no puedo y al final la miro. Me está observando como la última vez que la vi, con esa expresión de alegría al verme mezclada con tristeza. Me voy de allí lo más rápido que puedo y salimos afuera. De repente oigo el sonido de un coche bastante familiar, y a mi padre y a mi hermano saliendo de él. Miro a Ian, que se ha sorprendido tanto como yo al verlos allí.
-Se van a ver-dice Ian en un susurro.
Asiento y no sé lo que hacer. Ojalá que no valla a comprar aquí por favor.
-¿Qué haceis aquí?-pregunta mi padre.
-¿Qué vas a hacer tú?-pregunto yo también.
-Íbamos a pasarnos por este super que se nos ha olvidado una cosa en el otro y este nos coje de camino.
-¿Qué os falta?
-Tomate frito-dice mi hermano.
-Pero si de eso hay en casa-digo con la primera mentira que se me ocurre para que no entre.
-No, no hay lo he mirado antes de salir-responde mi padre.
-¿Estás seguro de que lo has mirado bien? Yo antes abrí el armarito y allí había.
-¿De verdad?-pregunta de nuevo dudoso.
-Si, hay tomate frito.
-Bueno, pero ya que estamos aquí vamos a entrar para ver las ofertas-dice mi padre a punto de entrar por la puerta.
-¡Espere!-dice Ian a mi lado, y mi padre se da la vuelta para mirarle-¿Ha comprado congelado?
-Si ¿Porqué?
-Si entra se le van a descongelar las cosas, y una vez descongeladas no se pueden volver a congelar y probablemente si lo hace se pondrán malos.
-Tienes razón, además he comprado muchas cosas de congelado, no quiero tirar el dinero-dice y duda unos segundos sobre si marcharse o no-Ya vendremos otro día.
Iggy se va con papá en el coche y suelto el aire que no sabía que estaba reteniendo.
-Por los pelos-dice Ian sonriendo.
La puerta del super se abre debido a que ha salido una clienta, e inconscientemente miro a mi madre, que me doy cuenta de que acaba de suspirar y se ha puesto la mano en el pecho. Así que ella lo ha visto todo. No me puedo creer la cantidad de problemas que me está dando, y cómo será si mi padre lo descubre algún dia. No quiero ni pensar lo que ocurrirá.
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Rebeld
Teen FictionDaniela becker es una chica pelirroja de ojos negros que solo sabe meterse en lios y peleas. Tan solo tiene 16 años y tiene su historial manchado de faltas y gamberradas que hace con sus amigos. O eso cree ella, que son sus amigos. Daniela conoce a...