-¿Qué?
-Mi madre ha vuelto-dije con tranquilidad.
-¿Pero como que ha vuelto? ¿No se había marchado?
-Pues parece que se ha cansado de estar desaparecida y ha decidido volver.
-¿Cuando?
-Ayer, cuando me fui del instituto fui a casa y llamaron a la puerta, y era ella.
Ian estaba bastante sorprendido, incluso lo mismo que yo cuando la vi a ella, así que supongo que esa seria mi cara al verla.
-¿Qué te dijo?
-Me dijo hola y no sé qué más, porque le cerré la puerta.
-¿Porqué se la cerraste? La tenías ahí delante tuya podias haber obtenido respuesta a todas tus preguntas.
-No es tan sencillo, después de 6 años sin verla ahora aparece delante tuya sin esperartelo ni nada, ¿Como te sentaría eso?
-No lo sé la verdad, porque nunca me ha pasado, ni creo que me pase, pero... no se.
-Pues por eso, por una parte queria preguntarle, pero era muy pequeña comparado con el odio que le tengo.
-¿La odias?
-Si tu madre te abandona con 10 años y desaparece, ¿Tu que harias?
-No, no lo se Dani
-Si, la odio, y no solo por mi, por mi padre y por mis hermanos, y sobretodo mi padre, que ha tenido que seguir adelante con una familia solo ¿Tu sabes lo que es eso?
-Mira, dejemos esto
-Si mejor, porque me estoy empezando a cabrear.
Antes de que pueda decir nada, me agarra de la mano y me lleva a su cuarto, que está igual de desordenado como siempre. Salvo sus discos y libros, esos seguramente estarán ordenados alfabéticamente o algo así. Me suelta la mano y me indica que me siente donde quiera, así que me siento en su cama y me apoyo a la pared. Él se tumba a mi lado y me mira con sus perfectos ojos azules que tanto me encantan.
-¿Sabes una cosa?
-¿Qué? -dice sonriendo
-Pues que cuando se fué, cogí un cofre que tengo al que nadie sabe de su existencia y que solo yo tengo la llave, lo abrí y mágicamente aparecieron unas cartas. Entonces las abrí y creo que era mi madre quien me las escribia y aparecia un tal Dyllan, que supongo que será su novio. Y encima al final de la carta ponía que me quiere mucho y que me echa de menos, a mis hermanos y a mi padre. ¿Como va a extrañar a mi padre si ahora tiene un novio? Es todo tan... confuso.
-Tal vez no haya sido tu madre, alomejor a sido tu padre que queria que las leyeras.
-Claaro Ian, seguro que ha sido él.
-Bueno vale no ha sido pero ¿como han llegado ahí?
-Eso es lo que no sé y me frustra.
-No pasa nada-dice sonriendo.
A medida que sonrie se va acercando más a mi, y como ya se como va a acabar esto, me acerco a él y le beso. Extrañaba sentirme tan cerca de él, sentir sus labios presionados contra los mios... todo. No quiero que se aleje más de mi, quiero tenerlo cerca, y para siempre.
-Te quiero-dice más para si mismo que para mi debido a lo bajo que lo dice.
Esa palabra, esa simple palabra hace que sienta en mi pecho algo que nunca antes he sentido. Esa palabra me quita el aliento y le beso con más pasión. Le paso las manos por su pelo y me pongo encima de él. Él me coge de la cintura y me acerca aun más a él, como hago yo. Creo que esa palabra que hace unos segundos ha pronunciado, la ha dicho para que yo no la escuchara porque además me ha costado entender que decia. Ahora lo sé. Me quiere. Y ahora si que no voy a permitir que nadie me separe de él.
Salgo de casa de Ian y en vez de ir a casa prefiero dar un paseo para poder pensar y estar tranquila. Voy andando al parque al que iba cuando tenía 10 años y que tanto me gustaba. Parece que con el paso de los años no ha cambiado en absoluto. El kiosko donde me compraba las chucherias sigue en su sitio, con el mismo hombre incluso; Los columpios siguen igual de descoloridos; los niños subiendo por el tobogán... y muchos más recuerdos que me trae este parque. Localizo el lugar al que siempre iba cuando estaba cansada de jugar y me dirigo haci allí. Me siento en el césped y apoyo mi espalda en el tronco del árbol. De pequeña, me encantaba subir a él, aunque con un poco de ayuda de mi padre. Empiezo a tener un poco de calor pero menos mal que corre algo de brisa. Empiezo a observar a los niños y hay uno que me llama la atención. Más que nada por el pelo. Es pelirrojo, como el mio y desde aquí puedo ver que tienes los ojos verdes muy claros. Es bastante guapo pero es algo pequeño. Está jugando con los demás niños de su edad a las carreras de coches. Yo también jugaba a eso con los niños mayores que yo cuando tenía esa edad. ¿Cuantos años podría tener? Supongo que 4 o 5. Miro a los demás niños y, o tienen el pelo oscuro o lo tienen claro. No hay ninguno intermedio. Y luego está ese pelirrojo. Miro otra vez para ver de quien es ese niño, porque pocos niños he visto que sean pelirrojos. Bueno, creo que solo he visto a uno en toda mi vida. El año pasado vi una cabellera pelirroja como la mia en un parque de atracciones, y nunca más he visto ninguna. Es el segundo niño que veo así. Sigo mirando para ver de quien puede ser, pero no veo a ninguna persona que sea pelírroja. Si no hay nadie así será porque de casualidad haya nacido así. No me doy cuenta de que los niños dejan sus coches y comienzan a jugar a la pelota. Me hacia muchísima gracia como corren los niños detrás de la pelota, y me recuerda a mi hermano cuando veníamos y corría detrás de su pelota. Un niño le da a la pelota con demasiada fuerza y la manda hacia donde yo me encuntro. Me acerco para cogerla y devolversa pero me doy cuenta de que el pelirrojo se está acercando para cogerla. De cerca es mucho más mono que de lejos, y además tiene unos ojazos verdes. Se pone delante de mi y me mira extrañado, por lo que le acerco la pelota para que la coja.
-Toma-digo dandosela.
El niño la coge y se me queda mirandome. Se agarra un mechón de pelo con la mano libre y señala mi pelo.
-Es igual-dice asombrado.
-Si, tenemos el pelo del mismo color
-¿Como te llamas?-pregunta.
-Daniela ¿y tu?
-Mi hermana también se llama así, y tiene el pelo como yo y es muy guapa.
-Seguro que es muy guapa, tu también lo eres y tienes los ojos muy bonitos.
-Son como los de mi madre, bueno adiós-dice saludandome con la mano.
Yo también le saludo y le dedico una sonrisa, lo que hace que él se ria. Que niño más simpático. Normalmente los que he conocido son unos ariscos y encima egoísta que no dejan nada. Bueno, todos los niños pequeños son egoistas. Miro el reloj y me doy cuenta de que he estado aquí bastante tiempo del que tenía previsto, por lo que me voy del parque. Antes de salir, me giro para mirar al parque por última vez. Miro al lugar donde estaba jugando ese niño pelirrojo, y me doy cuenta de que él también está mirando en la dirección en la que estoy yo. Está algo lejos, pero aún así creo que me está mirando. El niño se gira y le da la mano a alguien, y veo que es una mujer pelirroja como él. Supongo que esa será la madre. Dejo de mirar hacia allí y salgo caminando hacia mi casa.
Llego a casa a la hora a la que normalmente llego del instituto, aunque esta vez no he comido allí, por lo que tengo muchisima hambre. Ya han comido todos, y como se supone que yo también, cojo sigilosamente un paquete de patatas fritas y me lo subo a mi cuarto. Antes de llegar a mi cuarto, me doy cuenta de que la habitación de mi padre está abierta de par en par, y no se porqué pero decido entrar. Me asomo con cuidado y veo que el armario está abierto. Dejo las patatas sobre la cama y me acerco al armario. Sobre la ropa de mi padre, veo que hay algo que sobresale entre ellas. Me acerco y alargo el brazo para saber que es eso. Saco de entre la ropa una foto y me fijo en ella. No es posible.
Es el niño que me encontré en el parque.

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Rebeld
Teen FictionDaniela becker es una chica pelirroja de ojos negros que solo sabe meterse en lios y peleas. Tan solo tiene 16 años y tiene su historial manchado de faltas y gamberradas que hace con sus amigos. O eso cree ella, que son sus amigos. Daniela conoce a...