Tengo muchisima curiosidad por saber lo que hay escrito en estos folios. La historia debe de ser larga porque hay más de uno. Me gustaría leerla ahora mismo y no parar hasta saberlo todo, pero no tengo tiempo. Mi padre ha quedado para cenar en casa de un amigo suyo de trabajo y debo de arreglarme. La verdad esque hacia tiempo que mi padre no quedaba con amigos y no recuerdo la última vez que lo hizo. Es algo extraño pero me alegro de que tenga amigos. No me ha dado muchos detalles sobre ese amigo suyo y su familia (si es que tiene), solo me ha dicho que vamos a cenar. Dejo la carta en el cofre y lo cierro con la llave, y lo pongo todo en su sitio. Me levanto del suelo y me dirigo al cuarto de baño para ducharme. Me ducho y cuando termino vuelvo a mi cuarto y abro el armario. Como siempre me pasa, no sé que ponerme. Unos vaqueros son demasiado informales para una cena. Abro uno de los cajones del armario que rara vez abro, solo para ocasiones especiales como esta, y saco un pantalón corto. No es vaquero, así que me lo pongo. Miro la ropa que tengo colgada y saco una camiseta blanca. De zapatos será mejor ponerme unas manoletinas, porque los tacones para una cena como que no. Me visto y vuelvo a entrar en el baño para peinarme y pintarme un poco. Una vez peinada y pintada bajo las escaleras hasta el salón y en el sofá están sentados mis hermanos.
-Que guapos estais los dos-digo.
-Gracias, tu también estas muy guapa-dice Iggy con una sonrisa.
Chris ni siquiera me mira, a saber en qué mundos suyos estará metido. Me siento al lado de mi hermana y veo lo que está viendo ella en la televisión. Como siempre está viendo esos dibujitos infantiles tan absurdos, pero que al parecer a ella le encantan. Vemos la tele un rato y oigo los zapatos de mi padre al bajar las escaleras.
-Que guapos estais todos-dice con una sonrisa.
-Tu también papá-digo devolviendole la sonrisa.
-Papi ¿a que yo soy la más guapa?-le pregunta Iggy.
-Claro, tu eres la princesa de la casa-dice él.
Ya hace tiempo que dejé de ser la princesa de esta casa, y ahora lo es Iggy. Antes de que naciera ella yo era la niña de sus ojos. Nunca he sido caprichosa y no estoy malcriada ni nada por ese estilo, solamente que yo era su princesa.
-Venga, tenemos que irnos si no queremos llegar tarde-dice mi padre sacandome de mis ensoñación.
Me levanto del sofá y apago la tele. Salimos fuera de la casa y hace un poco de brisa, pero no hace frío. Me monto en el coche y me llevo todo el trayecto mirando por la ventanilla. El coche de para delante de un edificio que no había visto nunca antes. Miro alrededor y me doy cuenta de que esta es la parte "rica" de la ciudad. Aquí es donde vive la mayoría de las personas con muchísimo dinero. Yo vivo en la parte media, donde no se es ni muy rico ni muy pobre, es normal. Es donde vive la mayoría de la gente, y los pobres viven en las afueras. Nunca había venido a esta parte por el simple hecho de que no sabía donde estaba la parte "rica". Además, los chicos y las chicas que viven aquí son todos unos pijos y unos malcriados y van a un colegio solo para ellos, donde van los demás ricos. Odio a esos niños y niñas que se creen alguien solo porque su papaito tenga dinero y todo lo que quiere lo tiene. Bajamos del coche y mi padre llama al portero de un bloque de apartamentos. La puerta se abre y entramos. Todo está perfectamente reluciente y limpio, y huele como a recién limpiado. Los buzones parecen de oro pero realmente no lo son. ¿O sí? Estos pijos son capaces de tener hasta los buzones de oro por tal de creerse los más guays del edificio. Me olvido de los buzones y entramos en el ascensor, que está limpisimo también. Dentro hay un espejo y miro mi reflejo en él. Una chica pelirroja con el pelo ondulado y esos ojos oscuros bastante extraños. La gente no se le quedaría mirando a esos ojos de no ser por el pelo. ¿Pelirroja y ojos oscuros? No es muy buena combinación. Y además es extraña, nunca se ha visto. Las puertas del ascensor se abren y mi padre se dirige a una de las puertas que hay y llama al timbre. Pasan unos segundos y un hombre abre la puerta. Mi padre y el hombre se saludan con un abrazo y a continuación mira a mis hermanos y le dice a mi padre lo guapos que son, y luego me mira a mi. El hombre parece asombrado de verme y se queda embobado. ¿Esto era necesario?
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Rebeld
Teen FictionDaniela becker es una chica pelirroja de ojos negros que solo sabe meterse en lios y peleas. Tan solo tiene 16 años y tiene su historial manchado de faltas y gamberradas que hace con sus amigos. O eso cree ella, que son sus amigos. Daniela conoce a...