7. Fiesta.

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Elise Peters.

El día de la fiesta a llegado, Blake se veía molesto porque no pudo venir conmigo pero le dije que no se preocupara, que arreglaría una cita con mis padres y nos iríamos a comer los cuatro.

Llegué a la fiesta con Jack, mi chofer, ya que él también fue invitado, entramos al salón después de dar nuestros nombres y caminamos entre la gente hasta encontrar a papá.

—¡Mi pequeña! —gritó emocionado y me abrazo muy fuerte.

—Hola, papá —dije aún entre sus brazos—. Muchas felicidades. Te amo —me abrazó más fuerte.

—Gracias por venir. Te amo más, bebé —me separé de él y besé su mejilla.

Jack se acercó a papá y le dio un abrazo, palmearon sus espaldas y se separaron. —Con permiso —dijo viéndonos a ambos.

—Propio —dijimos al unísono y se alejó de nosotros.

—Iré a buscar a mamá —avisé.

—Dile que venga que tengo que presentarle a alguien —asentí y me di vuelta para ir a buscarla.

No la encontraba por ningún lado hasta que fui al pasillo del segundo piso para salir a los balcones, en donde la encontré fumando un cigarro.

—Pensé que lo habías dejado —brincó al oír mi voz.

Volteó a verme y sonrió levemente. —Me diste un buen susto —suspiré—. ¿Gustas? —fruncí el ceño.

—No —se llevó el cigarro a la boca y le dio una calada—. Papá te está buscando —le dio otra calada y lo apagó.

—¿Trajiste a Blake? —negué con la cabeza—. ¿No dijo que quería venir?

—Sí pero tenía trabajo. Te manda saludos.

—Dile que gracias —asentí—. Iré con tu padre.

—Vale, yo iré a ver que encuentro —se dio vuelta, entró al pasillo y desapareció de mi vista.

Me volteé y me recargué en el barandal del balcón, hace algo de frío pero no tanto como otros días. Ya está obscureciendo y el cielo se ve muy lindo.

—¿Disfrutando del clima? —me giré en cuanto oí a Vincent.

—¿Qué haces aquí? —pregunté mientras mi mirada recorría su cuerpo.

Se veía muy bien.

Un traje negro hecho a la medida, camisa blanca, moño y zapatos negros y su cabello perfectamente peinado hacia atrás al igual que siempre.

—¿Olvidas que soy uno de los inversionistas mayoritarios de una de las empresas de tu padre? —lo miré a los ojos.

—Cierto —curvó hacia arriba una esquina de su boca.

—Te ves muy bien —se acercó un poco a mí—. Ese vestido largo te queda perfecto —acortó la distancia dejando sólo unos centímetros de separación.

—Gracias —puso una mano en mi mejilla y la acarició con el pulgar.

—¿Por qué no habías ido a la empresa?

—No quería distraer a Blake —frunció el ceño.

—¿Distraerlo en qué? —me encogí de hombros.

—Tiene muchas cosas en la cabeza y no tiene tiempo para que yo esté ahí interrumpiéndolo —levantó una ceja.

—¿Segura que es por eso? —asentí pero no se veía muy convencido—. Te extrañé —fruncí el ceño.

Mi único amor. [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora