21. Reclamo.

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Elise Peters.

Gabriel me llevó a casa después de dejar a Hayley en la suya. En el bar estuvimos bien, hablamos de muchas cosas, reímos, bromeamos, bebimos, pero de vuelta a casa, ya solos, el silencio reinaba entre nosotros pero era un silencio incómodo.

—¿No dirás nada? —pregunté.

—En realidad sí. Bueno, más bien quiero que tú me digas que fue eso —su voz se escuchaba rara.

¿Qué fue eso? Ni yo sé que fue, no sé porque agarré su mano, no sé si lo hice para que Mark me dejara ir o para ver que podría pasar si Vincent se entera. Siento que ya se me hizo una costumbre, eso de huir de él para evitar problemas, hacerlo enojar, dañarnos cada vez más.

Sigo en lo mismo, joder.

—Quería que Mark me dejara, no fue intencional. Lo siento —susurré lo último.

—¿Él quién es? —me lo pensé un poco.

¿Decir la verdad o mentir? Ahí está el dilema.

—El chofer de Vincent —voltee a verlo y vi su ceño fruncido.

—En la mañana me contabas algo de Vincent —me miro de rápido y aparte la mirada.

—Él y yo tuvimos una relación hace tiempo, pasaron muchas cosas y nos separamos.

—¿Él estuvo involucrado en lo de Blake? —suspiré pesadamente—. Eso contesta mi pregunta.

—¿Estás enojado? —voltee a verlo.

—No, es sólo que estoy confundido —detiene el auto y voltea a verme—. ¿Aún tienes algo con él? —después de unos segundos, asiento—. Ya llegamos —volteo y veo que estamos a unos metros de la reja.

El auto vuelve a avanzar y cuando el guardia reconoce el auto nos deja pasar, Gabriel maneja hasta quedar frente a mi casa y me bajo después de despedirme de él, veo como se aleja y entro a casa. 

...

Ayer al parecer Gabriel se molestó conmigo, sé que no le conté todo de mí cuando él si lo hizo, él ha sido muy honesto conmigo desde el principio, me contó porque rompió su compromiso y por que se mudó a New York, y yo le oculté lo de Vincent, de hecho tampoco le conté lo de Blake, él se enteró por los de la empresa y después le aclaré que cosas eran reales y cuales no porque se inventaban muchas cosas los trabajadores.

Jack debe de estar por llegar, él ayer al ver que me fui con Gabriel me llamó para ver si se iba o me seguía, al saber que no necesitaría de su servicio lo mande a casa, no era necesario que me esperara ya que Gabriel me traería a casa. 

El timbre de la puerta sonó y fruncí el ceño, Jack sabe que no necesita bajar a tocar el timbre, con que toque el claxon es más que suficiente. Agarro mi bolsa y camino hasta la puerta, al abrirla, me encuentro con la agradable sorpresa de ver a Mark parado y a Vincent recargado en el frente de su auto viéndome fijamente. 

Miro a Mark y baja la mirada, sin poder hacer nada más, camino hacia Vincent lentamente con Mark a mi lado. 

—Sube —dice Vincent cuando ya estaba por llegar a él. 

Abre la puerta y me subo sin hacer ni decir nada, espero a que él suba y después Mark para que ponga el auto en marcha y le de vuelta para empezar a recorrer el camino de piedras. 

—¿Cómo entraron? —me atrevo a preguntar. 

Veo que Mark mira a Vincent por el retrovisor y después dice: —El guardia ya me conoce. Antes venía mucho por acá, ¿recuerda? —suspiro pesadamente. 

¿Cómo podría olvidarlo? 

Salimos de la casa, y como me lo imaginaba, el trayecto hacia el trabajo no fue el que recorrimos, sino el de hacia la casa de Vincent. 

—¿No habías vendido tu casa? —pregunté sin voltear a verlo. 

—No —contesto fríamente. 

Se jodió todo, de nuevo. 

El viaje fue, como las veces anteriores, en silencio e incómodo. 

¿Será que alguna vez dejaremos de hacernos daño?, ¿o es que tenemos que acostúmbranos a sufrir el uno por el otro?

Al llegar a su casa se bajó, Mark me abrió la puerta y caminé con Vincent hasta su casa, entramos y se dirigió a la sala, de malas y cansada de todo esto, lo seguí y lo vi en silencio prepararse un trago. 

—¿Por qué estás enojado ahora? —me mira y veo lo enojado que está—. Vamos, dime, sólo sé que estás muy molesto por la forma en que aprietas los puños que hasta se te ponen blancos los nudillos —se intenta relajar pero no puede. 

—¿A donde fuiste ayer y por que no quisiste venir? Mark fue por ti, te esperaba aquí —fruncí el ceño. 

—Fui a un bar y no vine porque ya tenía planes. Perdóname, Vincent, pero mi tiempo no es para ti —me di un golpe mental al darme cuenta de le estaba siguiendo el juego.

—No tienes tiempo para mí pero si para el idiota con el que te fuiste —el golpe ahora se lo quiero dar a él. 

—Es un amigo, Vincent —ríe sin gracia. 

—Un amigo al que le tomas la mano, ¿no? —suspiro pesadamente.

—No volveré a lo mismo, Vincent —me di vuelta y caminé hasta la puerta, mientras rogaba en silencio que viniera atrás de mí, y agradeciendo que fue así cuando sentí su mano sobre la mía cuando iba a abrir la puerta. 

—Lo siento —susurró en mi oído y su mano libre la puso en mi cintura, acercándome a él—. En verdad lo siento. 

—Está bien, Vince —empieza a besar mi oreja y después mi cuello—. Vince... 

—Sólo déjame besarte —moví mi cabeza hacia un lado, dejando mi cuello expuesto para él. 

Siguió repartiendo besos por mi mandíbula y mi cuello, eso hasta que quise alejarlo cuando sus manos empezaron a subir lentamente hacia mis pechos. Me giró rápidamente y sus labios atacaron los míos, sus manos pasaron hacia mi espalda y de ahí hasta mis muslos, me levantó hasta que mis piernas se enredaron en su cintura, se dio vuelta y cuando supe que al lugar al que íbamos era a su habitación, no pude hacer nada para detenerlo. 

¡Hola a todos!

Actualice rápido, ¿lo vieron? 

Espero que el capitulo les haya gustado, le dije que ya iba  terminar y sí, ya estamos a nada de que acabe. 

De nuevo, gracias por sus votos, comentarios y lecturas. 

Ya tengo un nuevo proyecto, bueno, en realidad son varios, pero ya me decidí en un 80% por uno y ese lo publicaré primero. En fin, espero que en mi nuevo proyecto tenga el apoyo que tengo en ésta historia y el de muchxs más.

Un besito a las que comentan en los capítulos, me sacan una sonrisa y una risa con lo que comentan. Gracias. 

Es todo por hoy. 

Adiós, se cuidan. 

Atte. Giselle. 

Mi único amor. [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora