20. Visita.

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Elise Peters.

Ha pasado una semana desde que viaje de vuelta a New York después de que Vincent me dejara en el aeropuerto y me deseara un buen viaje. En el desayuno no hablamos más que de la empresa, me dio la firma que necesitaba y no tocamos tema sobre nosotros ni por equivocación.

El tiempo se me ha pasado muy lento, los días son muy pesados, las noches son muy largas y su recuerdo me pesa demasiado. Además, no sé en que quedamos, esa es otra de las cosas que me tienen preocupada.

Un par de golpes en mi puerta me sacan de mis pensamientos.

—Adelante —digo, sin ganas de ver a nadie.

Gabriel entra a mi oficina y me dedica una sonrisa cálida, haciéndome sonreír levemente y tranquilizarme un poco.

Gabriel es un chico increíble, entró a trabajar un mes después de que se fue Vincent, él y yo nos hicimos muy cercanos.

—Hola —dice, mientras da la vuelta al escritorio y llega a mí.

—Hola —respondo antes de acercarme y saludarlo de beso en la mejilla.

Él vuelve hacia enfrente del escritorio y se sienta. —¿Cómo estás?

Me encojo de hombros. —Bien, supongo —frunce el ceño.

—¿Supones?

—No es nada, Gabriel, no te preocupes.

—Vamos, Elise, sabes que puedes contarme lo que sea —suspiro pesadamente.

¿Cómo empiezo a contarle todo? Él no sabe nada de lo que pasó, bueno, sabe lo que pasó con Blake porque es un tema que hasta la fecha se sigue tocando, ahora hacen bromas sobre ello, muchos se burlan de Blake y otros hablan mal de él, y hay otros más que me miran con lastima, como si lo que pasó me hubiera dolido en el alma.

—No te he contado todo sobre mí —frunce el ceño, confundido—. Vincent, el dueño de la empresa... —el teléfono sonó, haciendo que dejara de hablar—. Cuando el destino no quiere que te enteres —comento con burla antes de contestar—. ¿Qué pasó, Hayley?

—Necesito que bajes urgentemente —sin permitirme decir nada, colgó.

Fruncí el ceño y me puse de pie, Gabriel me miraba atento pero decidí ignorarlo al igual que a sus llamados y salí de mi oficina para después subir al elevador junto a él.

—¿Ya me dirás que pasa?

—No sé que sea, Hayley me dijo que bajara urgentemente.

Las puertas del elevador se abrieron en el primer piso e inmediatamente mi vista viajo al cuerpo trabajado de metro noventa y cabello rubio de Vincent. Miré a Hayley y vi que me miraba fijamente como si en cualquier momento el pánico se fuera a apoderar de mí para después salir corriendo. Miré a Vincent y vi que me miraba atento, sentí un golpe en el estómago y me sentí sonrojar en cuanto los recuerdos de la noche que pasé con él me vinieron a ma mente.

—¿Elise? —la voz de Gabriel me sacó de mis pensamientos y tomé una respiración profunda antes de empezar a caminar hacia Vincent con Gabriel pisándome los talones.

—Señor Silverman, sea bienvenido —digo lo más tranquila que puedo y veo la burla en su mirada.

—Gracias.

—Y dígame, ¿a qué se debe su agradable visita? —frunce levemente el ceño y mira a Hayley.

—Manda café a la sala de juntas, por favor —me mira y después a Gabriel—. Acompáñenme —pasa por mi lado, veo de rápido a Hayley para encontrarla con su cara llena de preocupación y sigo a Vincent hasta el elevador junto a Gabriel.

Ya en la sala de juntas y después de recibir el café, Vincent se limitó a decir que volvería a la empresa por unas semanas, que estaría aquí para ver algunos asuntos y que después volvería a Los Ángeles, y se fue.

Fue todo, no dijo de que asuntos se trataba, no dijo cuantas semanas en específico, no dijo nada de Gabriel, porque parecía que Gabriel no estaba en la sala con nosotros, de hecho precia como si me estuviera avisando o advirtiendo que estría aquí.

Dejo caer mi cabeza hacia atrás y suspiro pesadamente.

Estoy preocupada, mucho, no sé que pasará con Vincent, no había sabido nada de él durante la semana anterior y hoy llega como si nada a la empresa.

Un par de golpes se escuchan en mi puerta.—Adelante —Digo, desganada.

—Hayley dijo que viniera por ti para ir por unos tragos —volteo a ver a Gabriel y lo veo asomando sólo su cabeza.

—Buena idea —me pongo de pie y apago la computadora, agarro mi bolsa y camino hacia Gabriel.

Bajamos en silencio por el elevador y al llegar al primer piso vimos a Hayley salir del cuarto de descanso con sus cosas en la mano. Salimos de la empresa, me estaba despidiendo de Paul, el guardia, cuando Hayley me golpea sin tanta fuerza en el brazo y al voltear a ver por que lo hizo, noto que Mark está parado a lado de un auto, mirándome fijamente.

Me acercó a él y abre la puerta. —Hoy no, Mark —digo firme.

Estoy estresada, enojada, preocupada, asustada, no soportaría ver ahora a Vincent.

—Tengo ordenes estrictas de llevarla conmigo, señorita.

—¿Todo bien? —preguntó Gabriel a mi lado.

—Lo siento, Mark, pero no iré contigo, ya tengo planes—voltee hacia Gabriel y sin poder evitarlo, entrelace mis dedos con los de él.

Nos alejamos​ y Gabriel me abrió la puerta de su auto y después a Hayley, mientras él se subía, voltee a ver a Mark y vi que miraba en la dirección del auto mientras hablaba por teléfono.

Espero que esto no cause problemas.

¡Hola!

¿Cómo están? Espero que muy bien.

Espero que el capítulo les haya gustado.

Gracias por los votos, comentarios y lecturas.

Adiós, se cuidan.

Atte. Giselle.

Mi único amor. [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora