Mi único amor. [Sin editar]

17. Confesión.

Favor de leer la nota del final, es muy importante. Gracias por su atención. Disfruten del capitulo.

Elise Peters.

Intenté cerrar la puerta pero su pie se interpuso, sentí como quería abrirla pero no quería verlo.

—Déjame entrar, Elise —de nuevo tenía miedo de él.

—No —suspiró y empujó de nuevo la puerta.

Sabía perfectamente que si quería abrir la puerta lo haría, su fuerza no se comprara con la mía, ni en lo más mínimo.

—Elise —empujó un poco más.

—No quiero verte —no sé como, pero su mano alcanzó la mía y por querer soltarme dejé de hacer fuerza para que no abriera la puerta.

Cuando pudo entrar a la habitación soltó mi mano y su vista cayó de inmediato en mi bolsa. —¿Te vas? —fijó sus ojos en los míos.

—¿No es obvio? —frunció el ceño.

Me di un golpe mental al notar el tono de voz que usé, estaba enojada por algo que no debería, fue mi culpa por hacerme ilusiones.

—¿Y bebes? —dirigí mi mirada a la botella de tequila.

—Mhm... —giré hacia él —, no... —alcancé a decir porque con su mano agarró mi barbilla y se acercó a oler mi boca—. ¿Qué te pasa? —me solté de su agarre.

—¿Qué hacías hoy en la empresa? —sentí como toda la sangre subía a mis mejillas.

¿Qué le diría?, ¿que fui por una firma para la empresa pero como lo vi con su esposa me fui corriendo para que no me viera llorar?

—Yo... mhm... Fui por... —levantó una ceja—. Lamento si te interrumpí —dije rápido.

Frunció el ceño. —¿De qué hablas?

—Ya sabes, no quería interrumpirte mientras... —me corté inmediatamente.

—¿Qué? —preguntó aún con el ceño fruncido.

—Jugabas con tu...

—¿Qué? —ésta vez me interrumpió.

—Esposa —susurré.

—¿Me interrum... —El teléfono de la habitación sonó, interrumpiéndolo, y me acerqué a contestar.

Era el servicio a cuarto.

Colgué y volteé hacia él. —Llegó mi taxi —frunció el ceño y negó con la cabeza.

—No puedes irte —bajé la mirada—, por lo menos no sin haber hablado.

¿Me dejaría ir después de hablar?, ¿es eso lo que pasará?

—Vino hasta acá, no lo cancelaré —levanté la mirada.

Vincent se dio vuelta y caminó hasta la puerta, la abrió y antes de salir volteó a verme. —Tendrás que esperarte —fruncí el ceño.

—¿Qué? —pregunté y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de él.

Me acerqué a abrir la puerta y vi a Mark parado afuera mientras que Vincent se subía al elevador, agarré mi bolsa y quise salir pero Mark se puso frente a mí. —No puede salir, señorita —fruncí el ceño.

—¿A dónde va? —miró hacia otro lado—. Vamos, Mark, dime a donde va —me miró pero se veía indeciso—. Te prometo que no le diré nada —lo pensó un poco.

—Irá a pagar el taxi por el viaje que hizo.

Quise caminar hacia el elevador pero no me dejaba, si me movía hacia un lado él también lo hacia.