24. La propuesta 2.

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Elise Peters.

Vince se había quedado callado, cosa que me ponía cada vez más nerviosa. De un momento a otro cambió de ser un chico alegre, a uno serio y algo preocupado. 

—Elise, yo... En éste tiempo que hemos estado juntos he pensado cosas, muchas en realidad —asiento, como gesto a que continúe—. Te amo, lo sabes, pero... —se tomó unos segundos antes de continuar—... ya no puedo seguir así.

—¿Así como? —me atrevo a preguntar.

—Ocultando cuánto te quiero. Así que, ¿quieres ser mi novia? —siento que mi alma descansa al oírlo y asiento.

—Sí, Vince, sí quiero ser tu novia —se levanta y copio su acción para después fundirnos en un abrazo.

Bien, ésto no me lo esperaba. Es algo raro, pero sin duda hermoso. Pensar en que ahora somos novios cuando en el pasado fuimos esposos resulta algo cómico, pero me encanta porque se está tomando las cosas con calma, me está dando tiempo y eso es maravilloso. Sé que quiere hacer las cosas bien, y yo igual, quiero que ahora todo nos salga bien.

Terminamos la cena y fuimos a casa, en todo el trayecto pensé en si decirle a mis padres ésto o no, pero había dudas y miedos. No quiero que mi padre se enoje conmigo y quiera ir en busca de Vincent para matarlo. Bien, exagero un poco, pero tengo miedo a que quiera alejarme de él. Mis padres saben que amo a Vince, que jamás deje de amarlo ni por un segundo, pero no creo que acepten lo nuestro. Tampoco pueden tomar decisiones por mí, soy lo suficientemente grande para saber que decisiones tomar, pero son mis padres. Ellos estuvieron cuando en las noches no podía dormir por llorar, cuando mis noches eran eternas y me sentía sola en esa enorme cama fría. Pero amo a Vince, se supone que ellos sólo quieren mi felicidad, y mi felicidad ahora es él.

—¿En qué piensas? —la voz de Vince en mi odio y sus brazos abrazándome por detrás me hacen volver a la tierra.

—En mis padres —besa mi cuello.

—Todo saldrá bien, ¿de acuerdo? Confía en mí —asiento—. Ven, vamos a dormir —vuelvo a asentir.

Caminamos a la habitación y nos acostamos, recargue mi cabeza en su pecho como todas las noches y él me abrazó. Dormir sobre su pecho es sin duda lo mejor, poder escuchar su corazón, sentir como sube y baja cada vez que respira, sentir su piel, que su olor llene mis fosas nasales y me ayude a dormir es maravilloso. Lo amo, como jamás lograré amar a nadie más.

...

El despertador suena y me pongo de pie, veo que es algo tarde y me alarmo porque llegaré realmente tarde a la empresa. Me arreglo lo más rápido que puedo y bajo en busca de Vincent cuando un delicioso olor llega a mí, haciendo que cierre los ojos y lo disfrute. Camino hacia la cocina y veo a Vince con un mandil puesto y su torso desnudo mientras prepara algo en la estufa. Sonrió ante la escena y me muerdo el labio porque se ve muy sexy y tierno. Se gira hacia la barra y sus ojos se conectan con los míos, sonríe ampliamente, deja las cosas en la barra y se acerca a besarme.

—El día empezó de maravilla —susurro sobre sus labios.

—Me alegro —me da un pequeño beso—. Ven, te preparé el desayuno.

—No puedo, llegaré tarde al trabajo.

—Claro, no te vaya a despedir el dueño —intento no reír pero me es inevitable—. Ven, desayuna conmigo. 

El desayuno fue maravilloso, cada segundo que pasamos juntos es único. Verlo sonreír, sus ojos brillar, sus labios moverse hablar, sus manos agarrando las mías de vez en cuando y la forma en la que ahora jugamos en lo mejor de la vida.

Mi único amor. [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora