¿Aún me recuerdas? Parte 2.

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De seguro no es tan fuerte el metal. Tal vez sólo me fracture el cráneo si calculo mal y golpeo mi cabeza con el candado en lugar de con la superficie lisa...

-Que yo sepa, los casilleros no son sensibles a la telequinesis. -La voz de Camila me sacó de mi trance. Estaba a punto de comenzar a golpear mi cabeza contra la puerta del casillero para lograr que mi mente olvidara un poco lo desdichada que es mi vida. ¿Qué puedo decir? Son pensamientos originados por el insomnio.

Ella abrió su casillero que estaba justo al lado izquierdo del mío y comenzó a retirar algunos libros. Yo suspiré sin verla ni contestarle y coloqué lo que creía que era mi contraseña para abrir mi candado, pero no cedió. Lo volví a intentar. Otra vez no.

-Te voy a golpear con mi cara. -Amenacé al candado con un dedo y cuando volví a intentarlo, esta vez más lento, abrió. -Buen chico. -Una risita proveniente de Camila se escuchó junto con el cierre de la pequeña puerta de metal.

-Los objetos inanimados te temen, eres peligrosa. -Se burló apoyando su espalda a la cosa de metal que contiene la grandes hileras de casilleros. Estaba esperando que yo terminara de organizar mis cosas, ya que compartíamos la primera clase. -Hoy no tienes historia, _______. -Me advirtió al ver que iba a guardar el libro en mi mochila.

-Literalmente hoy estoy en modo zombie. No dormí nada anoche. -Traté de visualizar el horario que estaba pegado detrás de la puerta de mi casillero pero mis ojos se cerraban solos. -Maldición...

-A ver. -Se inclinó un poco hacia mí y apoyó su mentón en mi hombro izquierdo. Su mano izquierda se estiró hasta la celda en la hoja que decía "Viernes". -Literatura. -Fue bajando el dedo poco a poco. -Biología, almuerzo... Y Artes. Luego día libre. Que suertuda. Sales más temprano que yo hoy y ves las materias más fáciles. Realmente envidio tu horario, es perfecto. Ahora veamos. -Me hizo girar para quedar frente a frente y revisó mi mochila. Sacó dos libros mientras sacudía la cabeza y metió otro del casillero. -Listo, son 20 dólares. -Y cerró mi mochila.

-Yo no se quién les ha puesto en la mente a los esclavos que pueden cobrar por lo que hacen. Ustedes son esclavos, no merecen que les paguen. -Sonreí juguetonamente y ella me asesinó con la mirada.

-Te golpearía la cara con la Biblia de Ally si ella siguiera en la escuela. Así te despertarías por el golpe y dejarías de hacer esos chistes que no dan risa.

Yo coloqué los ojos en blanco y me estiré para cerrar la puerta de mi casillero. A Camila no le agrada mucho mi humor negro y sarcástico. Claro, pero ella si puede usarlo cuando quiera, no es justo. Aunque ella decía que ella usaba humor sarcástico sano, no como yo, que involucraba temas serios como el machismo, nazismo, xenofobia, rascismo, fascismo, guerras, esclavitud y homofobia. Ella sabe que yo nunca hablo en serio, tal vez por eso sigue siendo mi amiga, igual que Ally. Tratan de soportarlo a diferencia de los demás, que huyen porque creen erróneamente que apoyo todos esos ideales asquerosos. Sólo una persona reía conmigo al hacerlo. Lauren...

Piensa en otra cosa.

-Deja de ser tan quejona y acompáñame al baño a lavarme la cara. -Coloqué el candado y comenzamos a caminar.

Cuando llegamos al baño, ella se subió al mesón donde estaban los lavamanos, luego de verificar que no había nadie dentro de los cubículos. Yo abrí el grifo de uno de los lavamanos y mojé mi rostro un poco. Camila balanceaba sus piernas mientras me veía con una sonrisa. Yo la vi con el ceño fruncido pasándome la mano izquierda húmeda por la nuca, tratando de relajarme.

-¿Qué me ves? -Murmuré y ella amplió su sonrisa.

-Sólo espero que me cuentes por qué eres una caminante hoy. -Dijo haciendo referencia a nuestra serie favorita, The Walking Dead. Yo suspiré y me vi en el gran espejo.

Imagina... Con Lauren Jauregui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora