Extra: Sensaciones. (+18)

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-Puedes pasar.  -Dije terminando de abrir la puerta de mi apartamento por completo. -Lamento el desorden. -Apenada, recogí las prendas de ropa que estaban en el suelo.

Coloqué el montón de ropa en un cesto que estaba en una esquina y me volteé para observarla. Ella veía con una sonrisa todo el lugar, detallando hasta el mínimo detalle.

-No es muy grande, pero creo que para mí está bien. -Expliqué bastante nerviosa. -Y es mejor que el que tenía cuando apenas llegué. -Me quité la chaqueta y la colgué en un pequeño perchero. -Pues, esta es la sala. -Señalé al sillón que estaba frente a una mesa de centro y pequeña televisión, ubicado en un mueble de madera, que tenía en otro compartimiento un reproductor de música y alrededor varios libros y macetas con plantas pequeñas, como un bonsai y varios cactus. -Allá está la cocina. -Señalé a una pequeña cocina alejada con un lavaplatos y varios almacenes para la comida. -Y esta es mi cama. -Señalé a la misma que estaba bastante desordenada, la cual estaba justo al frente de la puerta del balcón que da vista hacia la Torre Eiffel. -Allá está mi ropa. -Señalé a un armario y una cómoda con cajones. -Y allá el baño. -Señalé a una puerta al fondo. -Y eso es todo. Puede ser mejor pero...

-Es perfecto. -Dijo ella sonriéndome de manera muy dulce. Yo sentí el calor en mi cara y asentí con la mirada baja. 

-¿Estás segura de que tu prima no se preocupa? -Pregunté de repente.

-Sería bueno llamarla para avisarle que estoy bien. -Admitió asintiendo con la cabeza y yo asentí rápidamente y caminé hacia una pequeña mesa al lado de la cama y tomé un teléfono inalámbrico. 

-Puedes llamarla. -Y se lo entregué.

Ella lo tomó y sacó un papel de uno de los bolsillos traseros de su pantalón. Marcó los botones con facilidad y llevó el teléfono a su oído.

-Yo iré al baño. -Dije y ella asintió. Caminé rápidamente hacia el lugar, más que todo para darle privacidad y darme tiempo para pensar. Fui al lavamanos y me vi en el espejo.

¿Qué se supone que estaba haciendo? ¿Cómo es que se me había ocurrido traerla hasta aquí? ¿La beso y luego le digo que vengamos a mi apartamento, como si ella fuese una cualquiera? ¿Qué se supone que estaba planeando?

Me llevé las manos a la cara, completamente avergonzada. No podía creer que le estuviese haciendo esto a ella, a Lauren, la chica más dulce del planeta. Soy una idiota.

Fui bajando las manos por mi rostro y acaricié mis labios, recordando los besos recientes y sonreí inconscientemente. Respiré profundo y decidí enfrentar mi realidad. Salí y ella colocaba el teléfono de nuevo en su base. Me observó y soltó esa sonrisa dulce y perfecta.

-Ya le avisé a mi prima. Como ya es algo tarde, le dije que me iba a quedar aquí, espero que no tengas problema con eso. -Dijo con expresión inocente.

-Por supuesto que no hay problema, yo puedo dormir en el sofá. -Dije de inmediato.

-No seas tonta, yo lo haré. Se supone que tú eres la dueña...

-Lauren, no creas que voy a dejarte dormir en ese sofá. Es incómodo para dormir, créeme.

-Y ahora tú crees de verdad que te dejaré dormir ahí. -Ella sacudió la cabeza con una sonrisa. Yo sonreí y suspiré.

-Bueno, eso lo averiguaremos luego. Puedo ofrecerte algo de tomar, creo que tengo algo en la cocina. -Murmuré. Ella se encogió de hombros.

-¿Por qué no? -Y sonrió de medio lado. Yo asentí.

-Por favor, toma asiento. -Le señalé el sillón y fui directo a la cocina. Comencé a rebuscar y conseguí una botella de vino por la mitad dentro de la nevera. Tomé dos copas y fui hacia ella, que me miraba expectante. -Espero te guste. -Me senté en el sillón.

Imagina... Con Lauren Jauregui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora