Perdición Parte 1.

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(Modificado el 10/01/2022)

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-Una copa de vino Screaming Eagle, rápido. -Le dije a la prostituta que se encargaba de servir en ese club.

Ella asintió con la cabeza baja por mi mirada fría, y se retiró. Los otros soltaron unas carcajadas.

-Ni siquiera traerte al mejor club de strippers de la ciudad te cambia el mal genio. -Se burló Dominic ajustándose el traje y acomodándose mejor en el sillón de cuero rojo.

-No sé para qué rayos me trajeron a este lugar. -Murmuré. -Parece de prostitutas baratas.

-Sí, son prostitutas, pero para nada son baratas. -Dijo Will entre risas mientras manoseaba a una de ellas que estaba sentada en el brazo del sillón, a su lado.

-No sé qué es lo que tengo que hacer para sorprenderte, _______. -Se quejó Daniel. -Incluso te traje al cuarto VIP del club y aún no parece que te gustara. -La que servía las bebidas llegó con las nuestras y él tomó su vaso de whiskey dándole un breve "gracias" sugerente, parecido al que le dieron los demás. -Aún no ha empezado el espectáculo que Angelina preparó para nosotros especialmente y ya estás denigrando todo. Sé que eres la más rica de nosotros, pero por favor...

-Por favor, ¿qué? -Lo desafié. La mujer semi-desnuda se acercó a mí y acercó la bandeja. Yo tomé la copa sin verla. -No tengo por qué soportar este tipo de lugares sólo porque a ustedes les provoca.

-No te entiendo. -Dijo Dominic y su mirada se distrajo por un segundo con la mesera pero volvió a observarme luego. -Te quejas de que las ridículas que te coges son unas caprichosas que sólo quieren que las complazcas, y ninguna te toma en cuenta, además que sólo les importa tu dinero y posición. Pero tú tampoco le das la oportunidad a las demás, como si nada fuese suficiente.

-Nada es suficiente. -Dije y ellos se quedaron callados. Paseé la mirada por el lugar mientras tomaba un sorbo de vino. Era una habitación amplia de paredes​ oscuras, solamente para nosotros. Había varias chicas sobre unas plataformas que tenían unos tubos en el medio que llegaban hasta el techo. Bailaban al ritmo de la canción a volumen bajo que estaba de fondo, trepándose y dejando sus partes íntimas a la vista. Había una bartender detrás de una barra, sin brassier, al igual que la mesera. Y frente a nosotros, había un amplio escenario, que se encontraba en ese momento a oscuras.

Podría reconocer el dinero invertido en el lugar, pero todo estaba mal gestionado. ¿Por qué gastabas dinero si al final igual parecías un club de mala muerte? ¿Dónde estaba la clase en las strippers? ¿Dónde estaba el misterio? Si quieres ganar dinero, deja que los clientes supliquen. No les abras las vaginas de tus trabajadoras en la cara. No van a pagar luego de eso.

Y menos si son hombres como los idiotas con los que iba. Si no tuvieran dinero, les bastaría con hacerse una paja viendo a las bailarinas y ya, se irían. Si yo gestionara esto, los desplumaría vivos. Que dejaran su mínima y miserable fortuna en ese lugar. ¿No son unos asquerosos pervertidos adictos al sexo, buscando cualquier hoyo donde meter sus penes? Que paguen. Y caro.

Especialmente esos idiotas. Daniel cree que soy estúpida. Cree que con esto me va a distraer...

En fin. Todos los clubes y prostíbulos de la ciudad son iguales. Todos de baja categoría. Ninguno me llamaba la atención. Ninguno era lo suficientemente bueno.

-Cariño, ¿necesitas un masaje? -Escuché la voz de una mujer detrás de mí. Yo estaba sentada en una butaca individual. -No vienen mujeres a menudo. Déjame darte un buen momento.

Yo tomé un sorbo del vino con calma y sentí cómo me colocó las manos en los hombros.

-No me toques. -Respondí con calma y sin voltear, pero con una leve nota de advertencia en la voz. Escuché un silencio breve y luego un suspiro, acompañado por unos pasos de tacones que se alejaban, luego de que me soltara.

Imagina... Con Lauren Jauregui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora