Intimidada.

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-Juro por todo lo existente, tangible, y concreto, que primero muerta antes de trabajar aquí. -Murmuré sacudiendo la cabeza al ver al montón de oficinistas, mujeres y hombres, pegados a las computadoras como si fueran robots. Como si no tuvieran vida.

-Bueno, ellos tienen su filosofía de vida. -Se burló Verónica. -Además, no son muchos, como en otras empresas. Y supongo que si intentas sacarlos de sus cubículos entran en pánico por remover su zona de confort y amenazar sus billeteras. -Yo asentí observando el panorama.

-¿De qué crees que se encarguen? -Pregunté mientras caminábamos siguiendo al resto del grupo. Camila volteó y después de que yo le sacara la lengua por entrometerse en nuestra conversación, sacudió la cabeza y miró de nuevo hacia adelante para escuchar lo que explicaba la profesora. -No entiendo, se supone que esta empresa se encarga de otorgar becas y ayudar a los pasantes de artes, además de financiar a artistas independientes. ¿Cómo es que todo es tan cuadrado? Todo es blanco o negro, no hay otro color.

-¿En serio me estás diciendo esto? ¿Tú? -Preguntó Vero irónicamente en voz baja. -¿Con un armario que parece una tienda para funerales y entierros?

-Es distinto. Sí, mi color favorito es el negro. -Respondí obvia. -Pero no niego la existencia de otro color. ¿Cómo es que algo relacionado con las artes pueda estar tan sobrio? Si ellos están así, ya puedo hacerme una idea del dueño de la compañía. De seguro es un vampiro succionador de energía y vitalidad que te amenaza con tu sueldo si te rehúsas a servirle. -Vero y yo reímos.

-Veo que es toda una experta en el campo. -Dijo una voz femenina grave y ronca, en volumen alto y claro, detrás de nosotras. En seguida volteamos y...

Dios mío, que me da.

Una mujer de piel blanca, muy blanca, ojos verdes y cabello negro como la noche, ondulado me observaba con seriedad y frialdad. Sus cejas eran bellísimas, y estaba maquillada con tonos oscuros, que resaltaban el verde esmeralda de sus iris. Y su boca estaba recubierta con un labial vinotinto asesino. Estaba vestida con un top negro que sólo cubría su pecho y daba una buena vista de él y de su abdomen. Tenía un short del mismo color y un chaleco que tenía unas aberturas en sus caderas. Por último, tenía unos tacones plateados que sólo estaban abiertos en la punta de sus pies. Tenía su mano derecha apoyada en su cadera y la otra mano libre. Movía su pie izquierdo con impaciencia, como esperando una explicación.

F*CKING SUPREME.

(Arriba HeyBooboodaddi xD)

Sentí mi garganta reseca. Le di un vistazo a Verónica y ella también se había quedado como una estatua, observando a esa diosa.

-¿Entonces? -La mujer se cruzó de brazos, aún observándome. -¿No tienes nada más que decir?

-Ehh... P-Pues... Y-Yo... -Comencé a hablar pero sentí que alguien me tropezó, abriéndose paso desde mis espaldas.

-Aquí tenemos la fortuna de encontrarnos a la nueva presidenta de ArtFuture, mi amiga y confidente, Lauren Jauregui. -Dijo la profesora Brooke colocándose al lado de la mujer y saludándola con cariño. No me había dado cuenta que el resto del grupo también se había detenido.

La muerte. El acabose. La desgracia. Deshonrada yo, deshonrada mi vaca...

Pensé que esa mujer llamada Lauren no tenía la capacidad de sonreír, pero cuando vio a la profesora, esbozó una sonrisa blanca perfecta.

Dios mío, que me dio.

-Hola, Ally, qué bueno verte. -Habló de nuevo Lauren después de darle un beso en la mejilla y un abrazo discreto como saludo. -Sé que nos veríamos arriba en la sala de conferencias, pero bajé un momento para hablar con la supervisora para mencionar los próximos cambios que tus estudiantes traerán a la empresa, y me pareció escucharlas dar sus opiniones sobre el lugar. -Sonrió perversa y nos dio un vistazo a Vero y a mí, pero más a mí.

Imagina... Con Lauren Jauregui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora