Perspectivas Parte 1.

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_______ P.D.V:

Cuando me enfermo.

No entiendo cómo es que el universo y el cosmos conspiran para que cada vez que me sienta como la mierda, tenga tantas cosas que hacer.

Lo siento mundo, esta gripe me está matando. Hoy será día de completo descanso.

Luego de escribir mensajes de texto a todas las personas con las que tenía compromisos hoy, me lancé a mi cama, odiando el dolor de garganta. Podía sentir la presión molesta en mi cabeza.

Pero entonces tocaron el timbre, justo cuando al fin comenzaba a caer en un sueño profundo. Me quejé bajito y no me moví. No quería levantarme por nada del mundo. Pero luego de unos segundos volvieron a tocar, y luego le dieron unos toques insistentes a la puerta. Sea quien sea que estuviese tocando sabía que yo estaba allí.

-Maldita sea, ¡ya voy! -Dije en voz alta y sentí un dolor punzante en la garganta por el que tosí después. Bajé los pies de la cama, me coloqué las pantuflas y caminé lentamente hacia la puerta de mi apartamento, mientras refunfuñaba por no poder pasar desapercibida para el mundo cuando me lo proponía. Llegué a la puerta y al abrirla, rechiné los dientes al ver una sonrisa blanca y perfecta y unos ojos verdes brillantes, mostrándome un recipiente de plástico con tapa.

-Te traje algo de sopa. -Dijo con su voz ronca y amable.

-Normani chismosa. -Susurré e intenté cerrarle la puerta en la cara, pero ella no me dejó, colocando un pie. Pensé seriamente en machacárselo con la puerta.

-¡Vamos! Vine a cuidarte, déjame pasar, por favor... -Suplicó como niña pequeña y coloqué la frente en la puerta. No era justo. Tenía que aprender a pronunciar las palabras: quiero terminar contigo. Aunque realmente no lo quisiera.

-Lauren, en serio no estoy de humor, ni siquiera para verte. -Murmuré manteniendo la puerta junto a su pie.

-Sabes que no me iré, aunque me fractures el pie. No dejes que mi trastorno de cuidado compulsivo hacia los demás haga que me vuelva loca. Abre la puerta ahora. -Amenazó y yo suspiré, abriendo la puerta y haciéndole un ademán exagerado y sarcástico para que pasara. Ella sonrió satisfecha y entró. Cerré la puerta e ignoré por completo todo lo que ella comenzó a hacer, mientras caminaba a mi habitación.

-No, no, señorita. -Me tomó del brazo y yo me quejé sonoramente regresando por su halón. -No te lanzarás a la cama. -Dejó el envase con la sopa sobre el mesón de la cocina y comenzó a levantar mi camisa, evitando mi empujones. -Te darás un baño caliente, luego te pondrás ropa muy cómoda y abrigada, te echaré ungüento para el resfriado y luego de tomar la sopa y el jarabe, irás a dormir. -Me estremecí y temblé cuando sentí sus manos en la piel de mi abdomen.

-¡Tienes las manos frías, coño! -Traté de alejarme pero ella no me lo permitió. -¿Dónde carajo las metiste? ¿En una nevera?

-Deja de quejarte, afuera está haciendo un frío para morirse, no es mi culpa. -De tanto forcejeo, logró quitarme la camisa que cargaba, y pude haberme sentido cohibida, pero es que me sentía fatal, y realmente ya estaba acostumbrada de que su mirada se perdiera en mi torso cuando estaba desnudo. Igual que la mía cuando veía el de ella.

-Me voy a morir de verdad si te quedas ahí congelada viéndome. -Le arranqué la camisa de las manos y comencé a caminar hacia el fondo de mi apartamento.

-¡Espero que estés caminando al baño! -Advirtió desde lejos.

-¡Y yo no sabía que estaba cometiendo incesto al tener como novia a MI MADRE! -Respondí con molesto sarcasmo.

Imagina... Con Lauren Jauregui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora