Mi mayor secreto Parte 2. (Final)

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Y aquí estaba yo. La chica más estúpida del planeta, humillándose a sí misma.

Lauren intentaba dormirse, y cuando casi lo lograba, cada trueno la despertaba y terminaba acurrucándose más en mi pecho.

Suspiré mientras miraba el techo, molesta. ¿Por qué estaba aquí aún? ¿Por qué estaba permitiendo que esto continuase? Debo tener algún problema cerebral severo.

Los truenos cesaron por un momento, y Lauren, buscando más cobijo, escondió su rostro en mi cuello, rozando sus labios contra mi piel.

Tragué. Se supone que debía controlarme, pero ¿cómo? ¿Con la mujer de mis sueños, que me abrazaba, colocando una de sus piernas sobre mí? No, era imposible. Y yo tenía que ponerle un alto a esto.

-Lauren... -Traté de separarme lentamente y ella se enganchó más soltando un quejido. -Lauren, creo... Que debes regresar a tu habitación.

-No... Aquí se está muy cómodo. -Bajó su mano de mi cuello a mi cintura, manteniéndome más presa.

-Lauren, por favor. -Supliqué sintiendo cosquilleos, ya que su mano estaba tocando la piel de mi cintura, la cual se había expuesto porque mi camiseta se subió un poco. -Necesito que me sueltes.

-No. -Dijo como niña pequeña. Pude sentir en la piel que sonrió, y eso me frustró más.

-Lauren, esto es serio. Suéltame. -Respondí un poco brusca y su sonrisa se borró. Fue soltándome poco a poco y se sentó en la cama. Logré percibir que me veía con preocupación por la luz de los faroles de afuera que se filtraba por la ventana.

-¿Pasa algo? -Preguntó preocupada. Hizo el ademán de olerse las axilas. Yo coloqué los ojos en blanco por su actitud tan tonta. Ella frunció el ceño al darse cuenta de que su olor era el más dulce del planeta, y no uno repulsivo como pensaba.

Me senté en la cama, apoyando mi espalda de la cabecera.

-Sólo... -Suspiré y apreté el tabique de mi nariz, cerrando los ojos con fuerza. Luego miré hacia abajo. -Sé que no hemos hablado de esto desde hace mucho. Y sé que te parecerá tonto, después de tanto tiempo. Pero no veo que sea correcto que me aproveche de esta situación, cuando tu claramente has dejado los puntos sobre las ies hace años. -Pasé mis manos por mi cara y abrí los ojos, viéndola entre los dedos. Bajé mis manos y la vi fijamente. Su mirada aún parecía confusa. -No hueles mal. Ni tienes mal aliento. Lo cierto, es que sé que no le temes a las tormentas, Lauren. Sé que mientes. -Ella pareció sorprendida. -Lo que no sé es la razón de eso. Del por qué de lo que haces. Lauren, tú me dijiste, hace años, que no querías perder mi amistad. Y yo lo acepté, pero lo cierto es que nunca te olvidé. Lauren, sigo estando enamorada de ti como una estúpida. Sigo deseándote. Sigo queriéndote mas que como una mejor amiga. Y el hecho de que hagas estas cosas, de que me celes, y me seduzcas, y te aproveches de que me estoy quedando en tu apartamento luego de que me manipularas notoriamente, hace las cosas más difíciles. ¿Qué es lo que quieres, Lauren? Necesito saberlo, porque ya no puedo seguir jugando este juego. -Sacudí la cabeza. -Ya no somos unas niñas. Así que por favor, si sólo te parece una broma, detente. Y si no puedes, es mejor que me marche.

-No. -Dijo ella desesperada. -No hay necesidad de eso. No tienes que irte. Yo... lo lamento. -Bajó la mirada.

Suspiré con un poco de alivio.

-Pero no entiendo por qué. -Comenzó a hablar de nuevo sacudiendo la cabeza, y llamó mi atención. -No entiendo por qué no entiendes mis malditas indirectas.

Se sentó violentamente a horcajadas sobre mis piernas y mi respiración se detuvo.

-L-Lauren...

Imagina... Con Lauren Jauregui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora