Capitulo 56

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-Harry, ¡apúrate!- grité desde el porche intentando mantener la calma.

Ya iba quince minutos tarde.

Bien, no podía culpar a nadie más que a mi misma.

Había cedido a las pervertidas intenciones de Harry, las cuales me habían costado una hora más en la cama.

-Ya, no te alteres- dijo Harry a la defensiva mientras salía de la casa.

Lo fulminé con la mirada.

Nos subimos con rapidez a su auto.

-No digas que no lo disfrutaste- me provocó él, pícaramente.

Diablos que lo había disfrutado.

-Ese no es el punto-.

Quería reírme, sonreír y gritar de felicidad.

Me sentía llena de dicha, realmente feliz.

De todas maneras, si dejaba que Harry me convenza de cada uno de sus caprichos, terminaría dominando mis tiempos, y a mi misma. Y eso no es lo que quería... ¿o sí? 

-Te ves bonita enfadada- dijo con voz tierna.

-No estoy enfadada-.

Era verdad, no lo estaba. Sólo mantenía mi rol de "chica fría" para hacerle saber que ésto no podía volver a ocurrir.

-Vamos, _________, no me trates así-.

Estacionó sobre el aparcamiento del edificio dónde quedaba mi clase.

Me miró, y sentí que volvía a derretirme.

Se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme.

Demonios, que bien sabia esa boca.

-¿Qué tal si dejo la universidad, nos escapamos a Las Vegas y tenemos trescientos hijos?- dije en broma mientras el besuqueaba mi mandíbula.

Rió y acarició mi cabello.

-Definitivamente no, a lo primero. Alguna vez a lo segundo. Y "oh sí" a lo último- respondió animado.

-¿Trescientos hijos?-.

-Si eso implica follar unas cuantas veces yo me apunto- rió y golpeé su hombro.

-El día que dejes de ser tan pervertido...- comencé pero me interrumpió.

-Será el día que dejes de amarme- rió y volvió a besarme pero yo estaba helada.

¿Amarme? ¿amarlo? ¿Acaso...?

Solté sus labios a duras penas, volví a mi asiento y abrí la puerta.

-Nos vemos más tarde cariño- dije totalmente cortante mientras salía casi corriendo de allí.

Tenía el corazón en el puño.

¿En algún momento había dicho yo que lo amaba?

Bueno... si lo amaba, pero se suponía que era mi pequeño secreto.

¿Tan obvia era? 

¿Estaría hablando dormida?

¿Me habría hipnotizado para confesar secretos?

¿Me emborraché y comencé a decir estupideces?

Estas y diez mil dudas más comenzaron a aparecer como repetidos flashes sobre mi cabeza.

Llegué a mi clase, nerviosa y agitada.

El profesor ya había comenzado a explicar y se lo notó un tanto furioso cuando interrumpí la clase.

-Lo siento- murmuré con la vista baja y bastante apenada.

-Pase señorita Raymond- dijo él con frialdad.

Me senté en mi pupitre al lado de Zayn.

-¿Qué ha pasado? Estas pálida- preguntó el moreno al instante en el que el profesor quitó su mirada de mi.

-Luego te cuento- respondí en voz baja.

Bien, el resto de la clase me la pasé intentando inútilmente prestar atención. 

¿Cómo diablos podía haberse dado cuenta de que lo amaba?

Oh no Diablos, ¡quedaba como una maldita idiota!

Cuando terminó la clase, guardé mis libros con agilidad, sin haber copiado absolutamente nada, y menos haber escuchado.

Me dirigí a través del pasillo, olvidando a mi mejor amigo detrás de mi.

-__________, ¿qué diablos pasa?- reiteró Zayn casi gruñiendo.

Lo tomé de la mano y comencé a correr hasta la salida.

El me siguió en un estado de completa confusión.

Una vez fuera, lo dirigí hasta su auto.

Entré sin preguntar.

-Conduce rápido- le ordené mientras tecleaba en mi celular.

"Bebé, me iré con Zayn a la cafetería, no hace falta que pases por mi. Nos vemos allí" - mensajeé a Harry.

"¿Tengo que quedarme tranquilo?... estoy algo celoso... nos vemos allí linda" - respondió casi al instante.

-¿Bien?- preguntó Zayn con impaciencia.

-Harry cree que lo amo- dije en un hilo de voz y el me miró con los ojos bien abiertos- ah y me olvidaba, en realidad lo amo. 

Who do you think you are?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora