Capitulo 73

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Después de esas estúpidas peleas acerca de Caroline. Volvieron las reconciliaciones. Habíamos hablado bastante al respecto, y por fin había podido sacarme toda la rabia de encima. 

Mi rutina era estudio por las mañanas y tardes, y pasión desenfrenada por las noches. 

Los fines de semana, frecuentábamos salir con Liam y Danielle, quienes ya oficialmente salían.

Harry se había negado rotundamente a dejarme pagar sus estudios. Su explicación había sido sencilla: "No me encanta la abogacía, pero tampoco me disgusta. ¿Para qué cambiar de carrera cuando ya me he matado estudiando dos años ésto? Terminaré de estudiar, y me volveré totalmente independiente de mi madre".

Según él eso era "un asunto resuelto". Pero me molestaba que no tuviera mucho contacto con su madre. 

Sabía que no debería interferir, pero yo sabía lo que era perder a una mamá y por nada del mundo me gustaría que el sufriera lo mismo que había sufrido yo.

Una tarde, mientras Harry se duchaba, no alcancé a contestar el teléfono que sonaba chillante.

Un mensaje de voz me dejó bastante sorprendida y enternecida.

"Harry, cariño. Se que no puedo volver el tiempo atrás y regresarte a tu padre, pero no fue mi intención que suceda todo esto, y tu lo sabes"- la voz de su madre sonaba afligida- "sé que quizás nunca puedas perdonarme, pero quiero que sepas que te amo demasiado y siempre estaré para ti y para tu hermana".

Una lágrima nostálgica rodó por mi mejilla al terminar el mensaje.

Recordé a mi madre, y la extrañé aun más de lo que ya lo hacía.

No, jamás permitiría que Harry se lamentara por no haber pasado el suficiente tiempo con su madre.

Estaba decidida. Lo sabía, se enojaría conmigo por intervenir. Pero luego de una breve llamada, no quedaban reflexiones.

Tomé las llaves de su auto, y le dejé una nota sobre la mesada.

"Cariño, he salido con Danielle. Vuelvo en una hora. Te amo".

Conduje fuera de las instalaciones y territorio de la universidad.

El pueblo me parecía diminuto como para tener semejante universidad en él. 

Llegué con rapidez a la dirección anotada en el papel que llevaba en el bolsillo.

Aparqué el auto junto a la lujosa casa y suspiré.

¿Sería esto correcto?

Ya no importaba.

Me acerqué sigilosamente a la enorme puerta principal y toqué el timbre.

Luego de unos segundos, una hermosa mujer de tez blanca, ojos grandes y verdes, y cabello negro y lacio apareció ante mis ojos.

-Creí que no vendrías- sonrió casi con tristeza.

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